Estados Unidos anunció un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, en el marco de la invasión militar que inició el Kremlin contra Ucrania a fines de febrero. Entre las novedades de esta quinta tanda de sanciones, Washington apunta a las hijas de Vladimir Putin, Mariya Vorontsova y Katerina Tikhonova, además de otros personajes de alto perfil como el expresidente Dmitry Medvedev y el actual primer ministro Mijail Mishustin.
Además, EE.UU. ha prohibido a sus ciudadanos invertir en Rusia y ha cerrado aún más el cerco en torno a los dos principales bancos privados de dicho país. El Reino Unido se ha sumado a parte de estas sanciones y ha prometido dejar de comprar gas y petróleo a Moscú antes del 2023. Se espera que en las próximas horas, la Unión Europea (UE) siga el mismo camino.
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Las sanciones económicas se han convertido en la principal arma de Occidente contra Rusia en el marco de la guerra sobre Ucrania. Y el impacto sobre el Kremlin es innegable. A tal punto que poco antes de conocerse el nuevo paquete de medidas, Medvedev advirtió a “los opositores de Rusia, o mejor dicho sus enemigos” que “afrontarán una gran cantidad de litigios en los tribunales”.
Medvedev, hombre fuerte del gobierno que fuera presidente, primer ministro y actualmente funge como vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, aseguró que llevará las sanciones ante cortes nacionales en Europa y Estados Unidos, además de tribunales internacionales, sin precisar a cuáles se refería.
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EL IMPACTO DE LAS SANCIONES
Bancos, funcionarios, legisladores, oligarcas y hasta el mismo Vladimir Putin han sido blanco de diferentes sanciones, tanto económicas como de viajes, por parte de Estados Unidos, el Reino Unido, la UE y sus aliados.
Occidente ha encontrado, mediante estas acciones, el camino para enfrentar a Rusia sin necesidad de saltar al campo de batalla, ante el temor de que el conflicto derive en una Tercera Guerra Mundial.
“Nunca ha habido algo de esta magnitud, estamos hablando de sanciones contra el patrimonio de individuos, particularmente oligarcas y colaboradores cercanos. Otro aspecto que excede a medidas previas son los congelamientos de activos y del sistema SWIFT, esto aún puede tener repercusiones más grandes”, explica a El Comercio el internacionalista y director de Proyectos del Vicerrectorado Académico de la USIL, Jimmy Cárdenas.
El analista considera que el principal efecto que se busca con estas sanciones es generar un levantamiento social que resquebraje el poder del Kremlin entre su misma gente.
“Rusia hasta el momento viene sosteniendo de manera aceptable las sanciones. Algunos autores hacen comparativas con las condiciones de los años 90 y parece que no hay tanto efecto negativo, pero sí existe. Hay un número mágico: el 3,5%. Si el 3,5% de la población está en contra tuyo, puedes hablar de que las sanciones pueden ir más allá de lo manejable. Eso es lo preocupante para el Kremlin, que las sanciones no solo están afectando a los oligarcas sino están teniendo repercusiones con su clase media. Me refiero a esa clase media que viaja o que paga en dólares, por ejemplo, y ahora se ve limitada. Ya se habla de inflación del 15% al 20% para el 2022, según el FMI. Las exportaciones e importaciones se están viendo afectadas. Entonces, si el 3,5% -que son unos 5 millones de habitantes más o menos- estuviese en contra de las medidas del Gobierno y de la guerra, se terminaría de ahogar el soporte interno que tiene Rusia”, explica.
La teoría a la que hace mención Cárdenas es la que desarrollaron María J. Stephan y Érica Chenoweth sobre cómo la resistencia civil en contra de las guerras ha funcionado a lo largo de la historia. Un ejemplo claro de esto, señala el internacionalista, fue que la oposición popular terminó siendo un factor determinante en la retirada de Estados Unidos de Vietnam.
TRIBUNALES VS. PENALIDADES
Volviendo a las declaraciones de Medvedev y a su intención de iniciar un proceso judicial con el que pueda revertir las sanciones, Cárdenas se muestra escéptico sobre los resultados que podrían obtener.
“Medvedev se refería principalmente al punto de propiedad privada. Va a ser natural que lo lleven a tribunales nacionales en Europa, en Estados Unidos no creo que tengan mayor avance. Y en cuanto a tribunales internacionales, podría presentarlo al Consejo de Europa o ingresar por arbitraje. La Corte Penal Internacional no recibe este tipo de casos, tengo mis dudas sobre si el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) podría recibirlo pero Estrasburgo ya ha tomado cierta posición”, señala.
El experto recuerda, sin embargo, que la salida rusa del Consejo de Europa hace pocas semanas, luego de 26 años, reduciría sus opciones de llevarlo ante dicho ente.
Si miramos al pasado reciente podremos encontrar cómo los gobiernos de Irán, Siria o Corea del Norte, por mencionar a algunos, han sido blanco de sanciones de todo tipo. Sin embargo, las impuestas contra Rusia poseen particularidades inéditas.
“Realmente no hay precedentes. No para sanciones económicas de este tipo. Es uno de los casos más extraños porque ya no solo se sanciona al Estado sino a individuos y propiedad privada individual”, asegura Cárdenas.
Un detalle que no debe ser ignorado sobre las declaraciones de Medvedev es el hecho de que no precisó a qué instancias recurriría para intentar revertir dichos castigos.
¿Podría entonces tratarse de un mensaje intimidatorio antes que de una verdadera estrategia jurídica? Para el analista esto es muy probable.
“Si recuerdas, el 1 de abril Rusia lanzó un mensaje de disuasión, amenazó con obligar a todos sus pares a pagarles en rublos (la compra de gas y petróleo). Esto, más allá de una estrategia con evidentes intenciones de propaganda, no ha tenido el suficiente sustento porque la mayoría de sus socios no está dispuesta a pagarle en rublos. Por ello Moscú terminó retrocediendo en esa medida. En un escenario de desgaste esto parece más una intención de disuadir a la comunidad externa”, señala.
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