El papa Francisco lanzó hoy “el más apremiante llamamiento” a que cesen los conflictos y se retome seriamente el proceso de paz en Sudán del Sur en el encuentro que mantuvo con los representantes de los dos millones de desplazados internos, en su segunda jornada de viaje al país.
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“Expreso con todas las fuerzas, el más apremiante llamamiento a que cese todo conflicto, a retomar seriamente el proceso de paz para que finalicen las agresiones y la gente pueda volver a vivir de manera digna. Sólo con la paz, la estabilidad y la justicia podrá haber desarrollo y reintegración social. Pero no podemos esperar más”, dijo tras escuchar los testimonios de algunos niños que viven en los campos para desplazados.
Cómo recordó el papa en el Freedom Hall de Yuba, donde escuchó sus testimonios, “un gran número de niños nacidos en estos años sólo ha conocido la realidad de los campos para desplazados, olvidando el ambiente del hogar, perdiendo el vínculo con la propia tierra de origen, con las raíces, con las tradiciones. No puede haber futuro en los campos para desplazados”.
“Se necesita (...) que todos los jóvenes tengan la posibilidad de ir a la escuela y también el espacio para jugar al fútbol”, dijo el papa Francisco a Johnson, uno de los chicos que presentó su testimonio.
Johnson Juma Ale, de 14 años, que vino del campamento de Malakal, relató al papa: “Vivo en el campo con mi madre y mi padre. No tienen trabajo, pero uno de mis tíos les envía ayuda desde Yuba. Cuando me envía algo de dinero, puedo comprar ropa”.
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“Queremos paz para que la gente pueda volver a la ciudad de Malakal, a sus hogares. La vida en el campo no es buena porque la zona es pequeña y está abarrotada. No hay espacio suficiente para jugar al fútbol. Muchos niños no van a la escuela porque no hay suficientes profesores y escuelas para todos”, explicó.
Por su parte Joseph Lat Gatmai, de 16 años, procedente del campo de Bentiu, al que llegó con 8 años, le dijo al papa que su vida en el campo “no es agradable”. “Y me preocupa cómo será en el futuro, incluida la de los otros niños. A lo largo de los años, mis padres, así como otras familias desplazadas, han sobrevivido gracias a la ayuda humanitaria. Si hubiera habido paz, me habría quedado en mi casa, habría vivido una vida mejor y habría disfrutado de mi infancia”.
El papa, que inicialmente iba a visitar uno de estos campos, pero que no lo pudo hacer por sus problemas de movilidad, también destacó también “que las madres, las mujeres son la clave para transformar el país”, por lo que rogó “a todos los habitantes de estas tierras que la mujer sea protegida, respetada, valorada y honrada. Si no, no habrá futuro”.
A los desplazados les pidió que “aunque los conflictos, la violencia y los odios hayan arrancado los buenos recuerdos de las primeras páginas de la vida de esta República, sean ustedes los que vuelvan a escribir la historia de paz”.
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“Yo les agradezco su fortaleza de ánimo y todos sus gestos de bien, que son tan agradables a Dios y hacen valioso cada día que viven”, añadió.
En su discurso, Francisco también agradeció el trabajo de las organizaciones humanitarias y subrayó que “un país no puede sobrevivir con ayudas externas, sobre todo teniendo un territorio tan rico de recursos; pero ahora dichas ayudas son extremadamente necesarias”.
Y honró a los numerosos trabajadores humanitarios que han perdido la vida, exhortando “a que se respeten las personas que ayudan y las estructuras de apoyo a la población, que no pueden ser objeto de asaltos y vandalismo”.
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