Santiago Pedraglio

“Hace 19 años, la y logramos establecer una relación de diálogo abierto y franco que ha permitido alcanzar mejoras sustantivas en las condiciones de vida de los trabajadores de construcción y promovido conjuntamente la paz laboral en la actividad constructora, a nivel nacional”. Tales líneas están tomadas de un comunicado de febrero del 2022 firmado por Luis Villanueva, secretario general de la Federación de Trabajadores en Construcción Civil del Perú (FTCCP), y Jorge Zapata, presidente del consejo directivo de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco).

En este 2023 se cumplen, pues, veinte años de fructífero diálogo entre la FTCCP y Capeco. Y no: no hay suizos, ni suecos, entre sus protagonistas. Hay peruanos con una visión de largo plazo, una visión que les permite identificar intereses comunes y pactar sobre esa base. Porque, sin dejar de lado los beneficios de grupo –algo natural tratándose, en este caso, de empresarios y trabajadores–, queda claro que el arte de un pacto de esta índole es poseer voluntad para sostenerlo y saber encontrar puntos de acuerdo que favorezcan tanto a los actores del diálogo como al conjunto del sector.

Los acuerdos Capeco-FTCCP no solo impactan positivamente sobre los más de 200 sindicatos activos de todas las regiones del país –son más de 180 mil los afiliados a la federación–, sino que favorecen a todo el ámbito de la construcción. Han permitido la práctica desaparición de las huelgas y es constante su lucha contra “todo acto de violencia, vandalismo, agresión o acción delincuencial en las obras públicas y privadas, así como el cobro de cupos o chalecos por seudosindicatos o seudogrupos de desocupados”, tal como se desprende de su comunicado conjunto del 4 de julio reciente. Como expresión de esta práctica favorable al sector, hoy están creando, como socios, una entidad prestadora de salud (EPS) entre empresarios, trabajadores y el Fondo de los Trabajadores de Construcción Civil.

En simultáneo, construyen ideas comunes sobre la importancia del desarrollo del país y sobre la reactivación de la economía. En el comunicado aludido proponen, por ejemplo, “que se articulen las inversiones en infraestructura y servicios públicos, especialmente en agua y desagüe, salud, educación e hidráulica, así como la elaboración y ejecución de proyectos que mitiguen los impactos de fenómenos climáticos”. Asimismo, “ambos gremios expresan su total preocupación por la caída del PBI del sector construcción de 9,8% en el primer cuatrimestre del 2023 respecto al mismo período del año anterior”.

Es bueno recordar que en el momento inicial de esta relación Capeco-FTCCP resultaron claves la decisión del gremio empresarial de aceptar una negociación por sector económico y, del lado de los trabajadores, la voluntad de diálogo de la dirigencia sindical de ese entonces. A dos décadas de este “diálogo abierto y franco”, la voluntad de preservar el espacio de trabajo en común se ha fortalecido y los acuerdos no han generado desorden ni anarquía; por el contrario, prima el valor fundamental del reconocimiento mutuo. Esto es clave: otorgarle valor al interlocutor, reconocerlo como alguien a quien, al conocerlo mejor, se lo respeta más. Así de simple, así de importante.

Si bien cada ámbito productivo tiene indudables particularidades, conviene tomar en serio esta experiencia, seguramente posible y beneficiosa también en otros sectores. La voluntad de dialogar y pactar tendría que ser constante. Los efectos positivos serán de largo plazo, para cada sector y para el país.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Santiago Pedraglio es sociólogo

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