Un análisis efectuado por ECData revela que, en el 2022, seis de las siete regiones que pertenecen a la zona sur del país han disminuido la cantidad de establecimientos de salud que se encuentran en condiciones óptimas para atender a los pacientes.
A la fecha, solo el 2% de los 1.714 centros del primer nivel de atención en las regiones del sur del país se encuentra en buen estado, mientras que apenas tres de los 50 hospitales cuentan con la infraestructura, servicios y personal mínimo para brindar una adecuada atención a los ciudadanos.
Además, junto a la macrorregión oriente, el sur tiene las peores cifras de prevalencia de anemia infantil: casi la mitad de los niños de 6 a 35 meses padecen de esta enfermedad.
Así mismo, el avance de vacunación contra el COVID-19, tanto en el caso de niños como de adultos, es crítico: 41% de la población de esta zona del país aún no cuenta con el esquema completo.
A pesar de ello, en el 2022 los gobiernos regionales sureños dejaron de ejecutar S/402′722.278, y la contraloría ha emitido más de un centenar de informes por presuntas irregularidades en el sector.
Alfredo Celis, vicedecano del Colegio Médico del Perú, explica que, por el contexto actual de bloqueo de vías, en el sur se ha dificultado aún más la atención de diversas enfermedades, que ya tenían una gran cantidad de pacientes con distintas enfermedades en listas de espera, debido a su postergación durante los periodos más críticos de la pandemia por COVID-19.
“Los insumos y medicamentos no están llegando, y hay pacientes que requieren tratamientos y operaciones urgentes. No hay hospitales para atenderlos y actualmente no podemos trasladarlos”, sostiene Celis.
El director de investigación de la Universidad Científica del Sur, Percy Mayta-Tristán, menciona que el sur tiene particularidades que dificultan el cierre de brechas. “Tenemos población a gran altitud, donde es complicado llevar servicios de salud; hay problemas vinculados con el idioma y no se ha terminado de adaptar el sistema a la interculturalidad”, enfatiza.
El fracaso de la descentralización para la salud
Mayta-Tristán sostiene que la descentralización fracasó en su propósito de mejorar el sistema y la situación de la salud de cada región. “Al transferir la función salud a las regiones, debido a que conocían mejor la situación, supuestamente iban a poder atender mejor los problemas, pero es evidente que no es así”, subraya.
Según el investigador, esta situación ha contribuido al clima de malestar que hoy se visibiliza en las protestas a escala nacional.
“Esto evidentemente molesta, porque los ciudadanos ven esta diferencia de cómo ha avanzado su región con respecto a otras y se traslada el reclamo hacia un gobierno nacional, cuando la primera responsabilidad está en regiones. Vemos que hay mucha corrupción y mucho dinero no ejecutado”, indica.
El sistema de salud en el país se encuentra en estado crítico desde hace más de 20 años. Si bien, la pandemia era una oportunidad para reformar este sistema, Mayta-Tristán señala que la oportunidad se perdió y las consecuencias son graves.
Secuelas del Covid-19
Por su parte, Alfredo Celis explica que uno de los principales problemas que enfrenta el sistema de salud es la cobertura en la atención de todas aquellas enfermedades que quedaron de lado durante la pandemia: diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras. Para el vicedecano del CMP, hay diversos factores que han agravado el contexto.
“La situación es más compleja debido a que debido con el COVID-19 se dio dinero para ampliar los servicios, se contrató personal de salud, se hicieron servicios modulares para la atención; pero actualmente ya se ha despedido a ese personal de salud contratado, se han desactivaron muchos de estos hospitales modulares implementados y se ha vuelto a la normalidad pre pandemia, que nunca fue buena”, asegura.
Según cifras del CMP, en el año 2020 se dejó de atender aproximadamente a un 70% y, en el año 2022, al 50%.
El impacto de la crisis política
Según Mayta-Tristán, en una condición de crisis continua es complicado lograr cambios y mejoras en el sistema de salud.
“Los cambios son a largo plazo y uno de los principales temas para poder hacerlos es salir de una crisis en la que no se sabe cuánto tiempo se estará. No se tienen acuerdos mínimos para tener una agenda y, si tenemos un continuo cambio de ministros, es imposible llegar a una agenda de desarrollo del cambio porque no se puede avanzar”, afirma.
Según explica el director de investigación de la Universidad Científica del Sur, si bien los gobiernos regionales deberían tener más estabilidad, la corrupción en la que han estado envueltos también ha sido perjudicial.
“Vemos más de 100 informes de control por corrupción. Tenemos un problema de quién está cargo y también de a quiénes designa esta persona. Sinceramente, con Perú Libre a cargo de salud empezó a decaer mucho la característica de los funcionarios”, señala.
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