Fernando Vivas

Usted es quizá uno de los dos de cada 10 peruanos –según encuesta de Ipsos del domingo pasado- que ha sido víctima de un arranchón en la calle. O es de los 8 que se han salvado pero no respira tranquilo porque conoce a uno de los dos desgraciados, o los ha visto, despojados, humillados y golpeados, en el plano cenital de una cámara de seguridad. Porque ahora tenemos miles de cámaras que registran todo pero previenen poco o nada. En realidad, sirven para registrar nuestra impotencia como sociedad.