Ricardo León

Hay posturas divididas entre los diplomáticos y los internacionalistas respecto de la relevancia de la reciente cumbre presidencial convocada por Lula da Silva en Brasilia. Para algunos, fue una ocasión ideal para que el Perú –que estuvo representado por el primer ministro Alberto Otárola– contrarrestara la narrativa impulsada por otros gobernantes que, pese a toda la evidencia, defienden a Pedro Castillo. Para otros, entre ellos Francisco Tudela, no sirvió “para nada” y fue más bien un intento de Lula por limpiar su imagen.

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