Cada uno de los días de la Semana Santa es especial, pues todos tienen un significado diferente. Hoy, que se celebra el Miércoles Santo, no es la excepción. Por ese motivo, a continuación, te contaremos los detalles más importantes y trascendentes de una fecha que también nos invita a la reflexión.
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Miércoles Santo: qué significado tiene
Este día indica el fin de la cuaresma en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, además de destacar por ser el momento de la preparación para el Triduo Pascual. Se hace hincapié sobre la traición de Judas Iscariote al pactar con el Sanedrín y el tribunal religioso de los judíos la entrega de Jesús a cambio de 30 monedas.
En Miércoles Santo se lee el Evangelio de San Mateo para remarcar cada detalle de la traición de Judas. “El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido”, dice Mateo 26,14-25.
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Como no podía ser de otra manera, también hay oraciones especiales para hacer en este día especial. Si eres una de aquellas personas que desea tener un momento de intimidad con Dios, te dejamos estos rezos para que puedes repetirlos.
Miércoles Santo: oraciones para hacer en este día especial de Semana Santa
Oraciones cortas para el Miércoles Santo
“Señor, ayúdanos a reconocer nuestras propias debilidades y a no caer en la tentación del mal. Danos la fuerza para seguir tus enseñanzas y el coraje para defender nuestra fe, incluso en momentos difíciles”.
“Te doy gracias, Señor, especialmente por este momento de encuentro contigo. Quiero escuchar tu Palabra y seguirte con fidelidad por el camino de santidad al que me invitas. Ayúdame a ser dócil al Plan del Padre como Tú me enseñas a serlo. Amén”.
Oración bíblica para el Miércoles Santo
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: “Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo.” Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: “Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es hijo de hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.