La imagen poderosa y ganadora de Diego Maradona está asociada a muchos grandes partidos en clubes como Argentinos, Boca y Napoli, pero a una gran actuación con su seleccionado: México 86. Una copa lograda en base a un jugador genial que hizo 5 goles y 5 asistencias de un total de 14 tantos de su equipo. La actuación individual más notable de un jugador en los mundiales de futbol y quizá de las mas completas en la historia de los deportes.
Aquel éxito del 86 contrasta con el discreto España 82, donde un Maradona muy promocionado que venia de ser goleador varios años de la liga argentina, de ser campeón con Boca Juniors y de ganar un Mundial juvenil, fue eliminado por Brasil e Italia en Segunda ronda. Jugo 5 partidos, anotó 2 goles y se fue expulsado ante Brasil por una patada llena de frustración. El golpe fue más duro porque aquella Argentina, entrenada por César Luis Menotti, venía de ser campeón en el 78 y mantenía a figuras como Mario Kempes, Daniel Passarella y Ubaldo Fillol en su once. Menotti, que había sabido usar a Maradona en el Mundial juvenil 79, no pudo hacer mucho para que Diego explotase en ese mundial español.
Explicaciones hay muchas, pero una reflexión corta del siempre recordado Emilio Lafferranderie, El Veco, en diálogo con El Comercio en 2008 aportó luces al respecto: “No es que (Carlos) Bilardo fuera un crack y (César) Menotti un burro. Es simplemente que Maradona alcanzó su maduración a los 25 años y no antes. Tan sencillo como decir, por ejemplo, que el Maradona que fue al 82, pese a estar contratado por el Barcelona FC, era en esencia un jugador de la liga de su país, solo con pasado en Argentinos y Boca, sin experiencia en grandes marcajes como el de Gentile, a los que se fue acostumbrando en sus años europeos (Barza/Napoli). Su peso físico, además, era otro. El del 82 era un flaco largo y más débil. El del 86 parecía más gordo, pero en el fondo era un toro capaz ya de soportar patadas y salvajismo”.
Lo clave es que, como explica El Veco, el Maradona del Mundial 82 estaba recién por adecuarse a la liga española, a la que llega en junio de ese año, y en la que tuvo marcajes que, sin duda, fueron durísimos y que incluso le generaron una fractura muy grave. Tras ello, potenció mucho su cuerpo, su estilo de fútbol y sus maneras de encarar rivales. Trabajó en su mejoría y dentro de una Argentina del 86, donde el técnico Bilardo preparó soldados para blindarlo con 5-3-2 a su medida, fue el gran general que tuvo un sonado éxito. El Maradona del 86, en resumen, ya tenia la fuerza total para hallar su mejor versión.