Nora Sugobono

Cosme va en camino a convertirse en un clásico: un espacio consolidado, con un menú variado, buen producto y la rara cualidad de combinar a la perfección la técnica con el antojo. La fama de su crema volteada trasciende fronteras, horarios, ocasiones (hay clientes que solo van al local a probarla, y nada más que eso) y es con justa razón. Bien puede tratarse del mejor postre que existe en la carta de un restaurante limeño: textura perfecta, sabor insuperable, endorfinas estimuladas.

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