Siempre he creído que la comida cuenta historias. Las de aquellos que vinieron antes, y que dejaron su sello —su alma— en algunas recetas; y las de los que estamos hoy, que creamos nuevos recuerdos cada vez que compartimos un momento especial alrededor de la mesa. El cocinero Gonzalo Arbulú lo tiene clarísimo. De ahí que su restaurante miraflorino sea una experiencia donde se combinan sazón, corazón, y mucho toque familiar.
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Bautizado como Los Parientes, el suyo es un espacio dedicado a celebrar el legado de las personas que dejaron su huella en el camino personal de este joven chef, a través de la cocina. Cada detalle dispuesto en el moderno espacio (tienen salón principal, barra y terraza) cumple una misión, tiene un porqué. Las fotos en la pared, los cuadros, hasta un antiguo buzón: cada aspecto le suma un nuevo giro a la historia que Arbulú nos quiere compartir.
Al llegar al local lo primero que hacen es entregarle al comensal una carta sellada que sirve de menú, pero también funciona como una suerte de guía, de álbum de recuerdos. Allí descubrimos que muchos de los platos tienen una pequeña explicación, un ‘extra’ que los hace especiales. La ensalada de pavo —con queso de cabra ahumado, palmitos y ranch de yogur griego— le recuerda a su madre. Las croquetas Jorge Chávez, hechas de rocoto relleno (gorditas y llenas de sabor) le deben su nombre no al aviador peruano, sino a un tío con un paladar muy particular. Lo mismo va por el arroz con pato, en homenaje a la famosa tía Rebeca del chef Gonzalo, norteña de pura cepa.
Al final las cartas quedan como ‘souvenir’, tanto para saber más detalles de cada plato, como para antojarse y repetir la experiencia pronto. El restaurante, situado en la primera planta de un edificio donde también está la cafetería Ondo y la tienda de paisajismo Agave, es una de las aperturas más potentes de una zona de Miraflores que sigue floreciendo en propuestas gastronómicas. La cuadra ocho de Mendiburu definitivamente es una parada obligatoria para quienes quieran descubrir nuevos espacios, y ampliar horizontes culinarios. Los Parientes no puede faltar en esa búsqueda.
El menú, por supuesto, no solo se nutre de nostalgia. También hay una deliciosa variedad de referencias que va desde las pastas —imposible perderse el pappardelle con lomo en salsa de champiñones o unos panzottis de asado limeño— hasta los postres de autor, como un crepé Suzette de chicha morada que el mismo Gonzalo sale a preparar al salón. Hay de todo, y para todos, como pasa en todas las familias. //
Mil oficios
El cocinero Gonzalo Arbulú no solo está al frente de este restaurante, sino también maneja una empresa de catering (@gonzalitocatering.pe) y tiene un ‘dark kitchen’ de comida por delivery bautizado como La Tabernita Criolla (@latabernitacriolla) con guisos caseros, platos de antaño, y una torta de chocolate que ya se ha hecho famosa.
Fiesta en el barrio
La experiencia en Los Parientes dependerá de lo que a uno se le antoje. Sí, puede ser el lugar ideal para tener un almuerzo o cena cuantiosos, pero también podría armarse una mesa para compartir —tienen varias opciones de entradas— o una noche de cócteles en la terraza. Completan la propuesta alternativas vegetarianas y un ‘brunch’ para disfrutar el fin de semana.