Si tus hijos le han pedido a Papá Noel que desean una mascota en Navidad, aprovecha el momento para explicarles que los animales no son juguetes.
Una mascota es un compromiso de responsabilidad y dedicación. No es un juguete que se apaga y se prende cuando quieres estar con él. Tampoco consideres regalarle a un familiar una sin antes hacerle la consulta y tener su total aceptación. Las sorpresas no siempre son agradables y la dedición de tener un animalito en casa es de toda la familia.
Además, debes considerar si tendrás el tiempo para dedicarte a ella –paseos y juegos-, el espacio y el presupuesto que implicará sus cuidados. Con los años puede necesitar atenciones especiales que deberás asumir.
Los animales sienten, no son juguetes u objeto, ni se devuelven con una boleta y sufren si no se les da un ambiente adecuado. Ten en cuenta que, sobre todo los perros, son destructores en sus primeros meses de vida. Están explorando el mundo y la salida de los dientes los incita a mordisquear todo lo que encuentran a su alcance.
Los sicólogos y veterinarios advierten que recién entre los 7 y 8 años los niños están en condiciones de asumir ciertas responsabilidades en la convivencia con una mascota. Antes, incluso, podrían lastimarla si juegan brusco con ella. Algunas tareas que pueden realizar son: darles de comer, cepillar su pelaje, cambiar de agua su bebedero y jugar. Siempre el menor deberá interactuar con el animalito bajo la supervisión de un adulto.
Además, las mascotas motivan a los chicos a informarse y leer sobre la especie o raza de su engreído, tipo de alimentación, cuidados especiales, entre otros. También se ha demostrado que los niños que conviven con una mascota son más sociables, mejoran su autoestima y aumentan su empatía.
Ya sabes, si bien las mascotas son beneficiosas para los niños, no siempre son el mejor regalo si tus hijos y tu familia no están preparados.