Imagina que eres un profesional independiente en Hollywood. Eres actor, actriz o tal vez un director en busca de su siguiente proyecto; mientras tanto, haces lo que puedes para sobrevivir en una de las ciudades con alquileres más caros de Estados Unidos, donde incluso el mesero del café de tu cuadra tiene sueños de triunfar y es por ende tu competencia. Imagina que recibes la llamada de una de las mayores ejecutivas del sector, quien te promete todo eso que quieres y más. Imagina que le crees, que no dudas su versión ni siquiera cuando empieza a pedirte dinero.
En líneas generales ese fue el caso de la ‘Hollywood Con Queen’ (“La reina estafadora de Hollywood”), una telaraña de engaños en el que posiblemente cientos de profesionales independientes de la industria, los ‘freelancers’, cayeron redonditos y entregaron los ahorros de su vida a una supuesta ejecutiva. Por la mañana, con una víctima al teléfono, esta persona simulaba ser Amy Pascal, la productora de las películas del “Hombre Araña”; por la tarde, imitaba la voz de Victoria Alonso, productora argentina del Universo Cinematográfico de Marvel. La estafa tuvo tal nivel de detalle que no hubo sospechas por parte de las víctimas hasta que ya era tarde.
Precisamente esta estafa se convirtió en una serie documental de tres episodios. Producida para la plataforma de streaming Apple TV+, fue desarrollada por el director Chris Smith, quien trabajó en el fenómeno viral “Tiger King” para Netflix. En la serie también participan Scott Johnson, periodista de la revista The Hollywood Reporter que reportó esta noticia antes que nadie, y Nicole Kotsianas, investigadora privada que siguió el caso a petición de una de las ejecutivas suplantadas y que alertó al FBI para que persiga al criminal.
Johnson se especializa en cubrir historias de crimen, en tratar con víctimas y perpetradores. Ha cubierto guerras, es un hombre acostumbrado a ver cosas horrendas. ¿Cómo así le llamó la atención este caso? “Había algo en la complejidad psicológica y la especie de sadismo de esta persona [el criminal] que llevó la experiencia de la reportería a un nuevo nivel”, contó el hombre de prensa a El Comercio por medio de Zoom. Eventualmente su reportaje también se convirtió en un libro donde detalla que, más allá de los robos, el criminal parecía disfrutar haciendo sufrir a los incautos. Una de las víctimas, que prefirió no revelar su identidad, dijo en el documental que la falsa ejecutiva, en un casting por internet, le pidió desvestirse.
Sospechoso sin escrúpulos
De momento solo se ha arrestado al principal sospechoso del entramado, a la “reina” que en realidad era un “rey”. Se trata de Hargobind Punjabi Tahilramani, ciudadano indonesio con una doble vida. Públicamente era un aspirante a influencer gastronómico; en secreto, era estafador. Detenido en Londres en 2020, él ya tenía un pasado criminal por malversar fondos y amenazar con una bomba a la Embajada de Estados Unidos en su país, crímenes por los que pasó cuatro años en prisión. Como detalle adicional, él participó de adolescente en competencias de debates, donde destacó por su talento, pero también por su falta de escrúpulos: plagió un discurso y fingió su suicidio.
Algo que diferenció a esta estafa de otras era que Tahilramani tenía como modus operandi enviar a sus víctimas a Indonesia. Allí un cómplice, por lo general un taxista, los recibía y era el encargado de recibir más dinero. Porque además del costoso vuelo al archipiélago tenían que hacer depósitos en cuentas; una de las excusas era, en el caso de actores, participar en entrenamientos de artes marciales con coaches especializados. Otra excusa usada era que el dinero requerido era algo temporal, que luego se le reintegraría. A la “reina” les pedía relativamente poco dinero, pero en varias oportunidades, lo cual llegaba a sumar miles de dólares por víctima. Este hombre ajustó su táctica dependiendo de la víctima; no había dos aproximaciones iguales, y para sostener el engaño usó información que los
¿Cómo es posible que las víctimas se desprendieran de tanto dinero? Kotsianas, la investigadora, reconoce que al analizar los hechos la historia puede sonar ridícula, pero que precisamente por eso, “que hubiese tantas víctimas prueba cuán convincente era este individuo”. A esto hay que sumarle el estado de la industria en Estados Unidos, donde miles de personas buscan su gran oportunidad y, ante la propuesta de una ejecutiva de renombre (que en realidad era Tahilramani en su mejor papel) eligen creer que este es su momento y no quieren echarlo a perder. “El que quieran creer se impuso sobre el buen juicio de estas personas”, dijo.
Por su lado el director Chris Smith resaltó que la estafa tenía elementos específicos para perjudicar a los freelancers de Hollywood. “Mucho de lo que pasó [en la estafa] no fue diferente al modo en que trabajamos. Consigues una oportunidad por el amigo de un amigo o un contacto o alguien que vio tu trabajo y así es como pasa. Desde el exterior puede parecer más difícil de creer, pero no solo es algo rutinario; el estafador en este caso fue muy hábil en investigar y crear una historia que se sentía plausible, pero que era difícil de verificar”, sostuvo.
El drama con esta historia todavía no acaba. Estados Unidos busca extraditar a Tahilramani, quien habría estafado a unas 300 personas. El documental lo muestra como un manipulador que intenta hacer que el periodista simpatice con él. Pero las caretas, tarde o temprano, se caen. En una audiencia, al ver que había un periodista presente, el sospechoso principal amenazó al reportero y dijo groserías en general antes de retirarse indignado de la sala. Un último acto teatral parea alguien que soñaba con ser una estrella, pero que solo perjudicó a inocentes.