Había una vez un niño atrapado en el cuerpo de un hombre. Había una vez un comediante que quería probar la universalidad de la comedia. Había una vez una serie que hizo un personaje tan distintivo que se convirtió en un símbolo universal comparable con Buster Keaton y Charles Chaplin. Hubo, hay y habrá “Mr. Bean”.
Creado por el actor británico Rowan Atkinson y su compañero de universidad Richard Curtis, el personaje es un extraño y casi mudo hombre con apariencia ordinaria cuyas desventuras nos han amenizado a lo largo de dos películas y una serie de 14 capítulos; esta última la materia de la presente retroreseña. Ingenioso e ingenuo, inocente pero vengativo; son sus cotidianas aventuras como un paseo a la piscina, una cita al dentista y un día de compras las que seguimos a lo largo de los episodios.
El poco diálogo en “Mr. Bean” fue una decisión tomada conscientemente por Atkinson, quien buscaba conseguir el tipo de humor universal solo logrado con la comedia física, ese género conocido en inglés como el slapstick y utilizado por comediantes desde los Tres Chiflados y los Hermanos Marx a Jim Carrey, Jackie Chan y el fallecido Leslie Nielsen en tiempos más modernos. Es también completamente dispar a Edmund Blackadder, el personaje de la serie de comedia histórica “Blackadder” (1983-1989), con la que el actor se hizo inicialmente conocido en la televisión. En realidad una dinastía de personajes con el mismo nombre, los Edmund Blackadder se caracterizan en general por su inteligencia, locuacidad, cinismo y legendaria mala suerte; elementos que -excepto quizás el último- no se trasladarían a Mr. Bean cuando apareciera por primera vez en los hogares de millones de británicos el 1 de enero de 1990 a través del canal británico ITV con un episodio que llevaba su nombre.
Las aventuras de Mr. Bean se convirtieron en clásicos, pero producir cada capítulo no era materia fácil. “El retorno de Mr. Bean” recién salió el 5 de noviembre de 1990, casi un año después de su debut televisivo. Los siguientes capítulos también fueron similarmente esparcidos a lo largo de cinco años, antes de terminar con “Lo mejor de Mr. Bean”, un episodio antológico de las mejores partes de toda la serie.
Aunque inicialmente no estaba destinado a los niños, el personaje de Mr. Bean era particularmente popular entre los más pequeños. “Terminaron siendo el sector más entusiasta”, reveló Atkinson en una entrevista con Los Angeles Times. “Simplemente porque Bean es un niño atrapado en el cuerpo de un hombre, con todo el egoísmo, el carácter vengativo y el potencial para la maldad de un niño. Esa es probablemente la clave de su éxito”.
“Él no puede detenerse de hacer cosas, así que él juguetea y se entromete tal como lo hace un niño”, reveló Atkinson en otra entrevista en 2006. “Es por eso que los niños se identifican con él. Le faltan habilidades sociales”.
El que Mr. Bean es un hombre de pocas palabras también ayuda a su atractivo universal. No hay necesidad de saber inglés para apreciar uno de sus capítulos, ya que es el cuerpo y las expresiones de Mr. Bean -en realidad las del actor que lo encarnan- las que nos cuentan sin problemas toda la historia.
Sea cual sea la razón de su atractivo, este se ha mantenido a lo largo de las décadas. Y aunque sus aventuras cinematográficas no fueron tan celebradas como sus apariciones en la pantalla chica, es indudable que el personaje sigue siendo parte importante de la comedia británica. De no ser así, ¿cómo explicar su celebrada aparición durante la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas Londres 2012? ¿O el imitador ‘Mr Pea’, en realidad el actor británico Nigel Dixon, quién fue utilizado por las autoridades chinas para levantar los ánimos en la ciudad de Wuhan, presunta cuna del COVID-19?
Al ver de nuevo los episodios de “Mr. Bean”, los encuentro ahora tan hilarantes como hace décadas, cuando tuve la suerte de verlos esporádicamente en Frecuencia Latina. Si bien es difícil determinar un ránking de los mejores capítulos, creo que mi favorito sigue siendo “De vuelta a la escuela, Mr. Bean”, donde el titular personaje asiste a un festival escolar, asiste a diversas clases para adultos y termina su visita con un final tan triste como gracioso.
Otro episodio a destacar es “El problema con Mr. Bean”, con una realmente impresionante escena donde el protagonista tiene que cambiarse y lavarse los dientes mientras maneja camino al dentista. Tampoco se puede olvidar la secuencia de “Feliz Navidad, Mr. Bean”, donde el torpe personaje termina con la cabeza atrapada en un pavo que preparaba para hornear, broma que fue reutilizada en su primera aventura cinematográfica.
Afortunadamente para todos aquellos que quieran volver a ver a “Mr. Bean”, pueden encontrar toda la serie, así como sus dos películas y los dibujos animados, en el servicio de streaming Amazon Prime Video. Si no cuentas con este servicio, no te preocupes, ya que “Mr. Bean” también tiene un canal oficial de YouTube donde puedes ver episodios enteros, así como algunas de las más destacadas secuencias. Un remedio perfecto para estos días tristes de cuarentena.
CALIFICACIÓN
★★★★★
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