En estos últimos años los focos de atención de nuestros ilustradores fueron otros: Alejandro Toledo, Keiko Fujimori y Ollanta Humala, entre los principales. Y es que parece que el arte de caricaturizar está ligado a la política, aunque no siempre es así.
Hagamos un risueño e interesante viaje al pasado y veamos qué encontramos en las páginas del decano. En el Archivo de El Comercio conservamos una amplia colección de dibujos, apuntes, caricaturas e ilustraciones.
Algunas deslumbran por su color y vistosidad, mientras otras destacan por punzantes e ingeniosas.
El primer atisbo gráfico que se difundió en el decano, a pocos meses de entrar en circulación, no fue una caricatura como tal. Fue un grabado, que se publicó el 20 de setiembre de 1839. Se le bautizó como “el hombre de la escafandra”.
El apunte ilustra a un buzo con su indumentaria característica en el fondo del océano. Es probable que fuera elaborado por uno de los litógrafos del llamado Museo de Historia Natural de Lima.
Un grabado poco conocido es el publicado por El Comercio en su portada del 6 de enero de 1886, que muestra al héroe nacional Andrés Avelino Cáceres, coronando una nota alegórica sobre su vida y obra.
Las primeras caricaturas no aparecieron hasta los albores del siglo XX, y nacieron de la pluma de Miguel Miró Quesada de la Guerra.
De singular y extraordinaria personalidad, Miró Quesada plasmó sus primeros trazos en su “Semana Cómica”, dibujo que reproducía en simultáneo los sucesos recientes de la Lima de aquellos años: festividades, moda y costumbres, y anotaba dentro del apunte frases sobre los eventos significativos.
Pero también fue punzante y mordaz. Así lo observamos en la caricatura durante la crispación fronteriza con el Ecuador de 1910, en donde Miguel participó enrolándose en el Regimiento 7 de Caballería y viajando a la frontera norte.
Allí pudo observar panfletos o ilustraciones que como toda propaganda de guerra insultaban el honor nacional. Su respuesta fue inmediata, ridiculizando en blanco y negro al enemigo de la patria.
Las primeras ilustraciones a color –en la década de los veinte y treinta- también llevan su firma. Marcaron una época durante ese período de la prensa peruana en que la competencia era ardua, sobre todo con publicaciones como Variedades, Ilustración peruana y Prisma.
Un joven caricaturista llamado Nayo Borja fue el “fotógrafo” que reprodujo las secuencias del fusilamiento del “monstruo de Armendáriz” en la Penitenciaría de Lima.
Ante la prohibición del ingreso de los reporteros gráficos para cubrir la ejecución de la pena capital, fue Nayo quien esbozó con detalle los momentos más dramáticos del final de Jorge Villanueva.
Esta reconstrucción gráfica la podemos ver en la edición del decano del 12 de diciembre de 1957.
A partir de la década de los sesenta la caricatura política no deja de tener presencia en el diario. Los personajes más caracterizados fueron Fernando Belaunde Terry, Luis Bedoya, Jorge Grieve, Haya de la Torre y el comandante Armando Artola por su protagonismo en el escenario nacional.
Un 18 de diciembre de 1972, la mezquindad del destino se llevó de esta vida al talentoso Guillermo Osorio, a los 37 años, dejando a la prensa peruana sin uno de sus más brillantes caricaturistas.
En las páginas del decano sus creaciones tenían la virtud de ser en sí mismas una columna de opinión. Manejaba la metáfora y el simbolismo con una facilidad extraordinaria.
Al día siguiente de su fallecimiento El Comercio dejó un espacio en “La caricatura de hoy”, lugar en donde habitualmente se ubicaba el apunte del artista arequipeño.
En los ochenta las “víctimas” más asiduas de nuestros caricaturistas fueron Alan García, Jorge del Castillo y Alfonso Barrantes, quienes solían aparecer, sobre todo, en la Página Política y la Página de Opinión.
También existía la “Noticia Pintoresca” donde los artistas del pincel como Carlos Alburqueque “Calbur” y el propio Nayo lucían su vena humorística y creatividad.
Sería imposible mencionar a la pléyade de dibujantes e ilustradores que colmaron las ediciones de nuestro diario con su prolijo e ingenioso trabajo. Pero entre los más recientes no podemos dejar de citar a Víctor Aguilar, Mario Molina, Andrés Edery y al maestro Alonso Núñez.
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