Jornada ocho horas en el Perú: la historia desconocida de un derecho que se impuso en nuestro país por primera vez en 1593
Ese año, esta norma fue impuesta en el Perú por Felipe II, rey de España. En ella, se explicó que los trabajos se debían realizar en dos horarios (mañana y tarde); con un descanso intermedio. Esto con el fin de resguardar la salud de los obreros.
Transcurría la mañana del 11 de setiembre de 1967, cuando una increíble información se conoció en todo el país a través de las páginas de El Comercio. Ese día, el diario decano publicó la desconocida historia de la primera vez que se estableció la jornada laboral de ocho horas diarias en el Perú. Esta norma fue impuesta por Felipe II, rey de España, en el siglo XVI. Es así como esta medida tuvo que ser acatada en todas las posesiones del imperio español en América.
Siglos después, el 15 de enero de 1919, el presidente Manuel Pardo firmó un decreto supremo que establecía esta norma laboral en nuestro país. Además, el mandatario peruano reguló por primera vez las horas de trabajo de mujeres y niños. Una conquista histórica de todos los trabajadores peruanos; ya que, la lucha mundial por este derecho se inició con una huelga de obreros de una fábrica industrial en Chicago, Estados Unidos, en mayo de 1886.
Derecho virreinal
Un día antes de publicar la información, el 10 de setiembre de 1967, un cronista de El Comercio conversó con el médico peruano Guillermo Garrido Lecca. El exministro de Salud Pública era aficionado de los libros antiguos. Su admiración por estos manuscritos hizo que se comprara el segundo tomo de la “Recopilación de leyes de los Reinos de las Indias”, impreso por Antonio Balbas, en Madrid, en 1756. El escrito recién lo había adquirido hace algunos años (1965). Estaba guardado como toda una reliquia.
Este libro contenía información que la mayoría de peruanos ignoraban. En la sección de Fábricas y Fortificaciones, se explicó que la primera vez que se había instaurado las ocho horas de trabajo para la clase laboral del Perú fue en 1593. Esta medida fue impuesta por Felipe II, rey de España, a través de un Edicto Real. La disposición reveló que los trabajos se debían realizar en dos horarios (mañana y tarde); con un descanso intermedio. Esto con la finalidad de resguardar la salud de todos los obreros.
“Ley VI. Que los obreros trabajen ocho horas cada día, repartidas como convenga. Todos los obreros trabajarán ocho horas cada día quarto a la mañana, y quarto a la tarde en las fortificaciones y fábricas, que se hicieren, repartidas a los tiempos más convenientes, para librarse del rigor del Sol, más o menos, lo que a los ingenieros pareciere, de forma que no faltando un punto de lo posible, también se atienda a procurar su salud y conservación”, decía en un párrafo de la página 31.
Esta medida fue establecida tras arduas gestiones realizadas por Fray Bartolomé de las Casas. El sacerdote, teólogo y jurista español había luchado por años para defender a los indios de los conquistadores. Es por eso, que esta norma fue trasladada también a las posesiones del imperio español en América. Además, se dictaminó que la población nativa que trabajaba en las minas solo podía laborar 7 horas al día. Así lo explica el historiador español Antonio Rumeu de Armas en su libro “Código del trabajo del indígena americano” (1953): “Con la salvedad de aquellos que trabajaran en las minas, cuya jornada se reducía a siete horas, desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, para que se conserven mejor, los indios”.
El académico ibérico explicó que los que señalaban sobre el “terreno” las horas de trabajo que debía ocupar un indio cada día eran los virreyes, presidentes y gobernadores americanos. Esta medida la tomaban prestando atención a distintos aspectos como la poca fuerza del trabajador, su débil complexión corporal y sus costumbres “en todas las repúblicas bien ordenadas”. Todo esto sin llegar a cometer abusos físicos.
Jornada laboral en el siglo XX
Siglos después de esta norma impulsada por el Rey, se inició la lucha mundial para ganar el derecho a la jornada laboral de ocho horas diarias. Esta disputa empezó con la huelga de obreros de una fábrica industrial en Chicago, Estados Unidos, en mayo de 1886. En la protesta, varios trabajadores fueron masacrados por decenas de policías solo por exigir una digna jornada de trabajo. Por esos años, un obrero trabajaba 14 horas diarias.
Más adelante, el 15 de enero de 1919, el presidente Manuel Pardo firmó un decreto supremo que establecía la jornada laboral de ocho horas en nuestro país. Todo esto después de varios días de huelgas en Lima y Callao. Además, el mandatario peruano reguló por primera vez las horas de trabajo de mujeres y niños. Es así como se logró una conquista histórica para millones de trabajadores peruanos. Una medida que ya se había establecido en el Perú desde hace más de 400 años.