Dos años antes de que monseñor Juan Gualberto Guevara, cardenal de Lima, falleciera en noviembre de 1954, Pío XII nombró ‘arzobispo coadjutor’ a fray Juan Landázuri Ricketts, convirtiéndolo en ese momento en el arzobispo más joven del mundo. Ocurrió el 13 de junio de 1952.
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El arequipeño Juan Landázuri Ricketts tenía 38 años cuando se convirtió en la más joven figura con este encargo arzobispal en la Diócesis de Lima. Antes de entrar a la Orden, el franciscano tenía como nombre Guillermo Eduardo Landázuri Ricketts. Pero desde temprano abrazó el de fray Juan como demostración de humildad y vocación de servicio.
Nacido en 1913 en Arequipa, su familia trató de inducir en el joven Guillermo Eduardo el ejercicio de la abogacía. Sin embargo, su vocación religiosa fue sólida e intensa. Estudió Derecho, pero un día de 1929 habló con su padre sobre su voluntad de ingresar en el Convento de la Recoleta. Tres años le pidió su padre que esperara para cimentar su vocación y asegurarse él mismo que iba por el camino correcto.
Pasó ese tiempo, y fray Juan reafirmó lo que le dijo tres años antes. El 4 de enero de 1932 dejó las comodidades de vivir con sus padres y a los 19 años vistió el sayal franciscano y calzó sus pies con rudas sandalias. “Fue una vocación maduramente pensada y acendrada con los años”, indicó El Comercio, en su edición del 14 de junio de 1952, al día siguiente de su designación como arzobispo.
Fray Juan Landázuri O.F.M. (Orden de Frailes Menores) hizo estudios teológicos en el Convento de Ocopa y luego enseñó en esos claustros. Fue entonces un especialista en Derecho Canónico. Se ganó el derecho de ser enviado a Roma por sus virtudes morales y capacidades intelectuales, para allí estudiar en la Universidad Pontificia de San Antonio, el primer centro de estudios de la Orden Franciscana.
Luego fue secretario del Comisariato Especial para América Latina, creado por su Orden y asumió otros cargos que revelaron la confianza en su juventud y sabiduría para afrontar los más difíciles retos eclesiales y sacerdotales. En 1950, Landázuri fue nombrado Definidor de la Orden Franciscana Descalza, una tarea de 6 años, de los cuales cumplió casi dos años, antes de ser el nuevo arzobispo coadjutor de Lima.
EL ENCUENTRO DECISIVO CON EL PAPA PÍO XII
Sus viajes a Europa para realizar estudios o cumplir tareas especiales eran continuos. Para entonces, fray Landázuri era un aplicado miembro de la Iglesia, con un afán de conocimiento y una voluntad de apoyar al prójimo insobornable. “Pasé 23 años con sandalias, las que solo he cambiado para tomar la vestimenta arzobispal”, declaró el día en que todos supimos que era el arzobispo más joven del mundo.
El papa Pío XII fue quien lo designó, y con él se reunió en privado en dos ocasiones. Fueron importantes momentos para que calibrara el temple y espíritu del peruano. La segunda de esas reuniones ocurrió justamente a propósito de su designación arzobispal.
“Habíamos estado esperando largo rato, pues el Sumo Pontífice se había demorado con algunos señores cardenales. Al salir y vernos, estaban varios arzobispos y yo; como no había sido consagrado aún, vestía el sayal franciscano. El Santo Padre se acercó a nosotros y nos pidió disculpas por habernos hecho esperar”, contó el nuevo y joven arzobispo en 1952.
Landázuri fue impactado por el papa Pío XII. Su sentido paternal, dulce y afable lo conmovieron. Pero, “por sobre todo, el gran cariño que tiene por el Perú. El Santo Padre me maravilló al verle cómo conoce las cosas de nuestro país”, contó el prelado.
Así, tras la muerte del arzobispo de Lima, monseñor Guevara, quien hizo misa un día antes de su deceso, el 26 de noviembre de 1954, pasaron varios meses, hasta que en mayo de 1955 fue nombrado el nuevo arzobispo, es decir, el trigésimo arzobispo de Lima.
El nombre de esa nueva cabeza arzobispal era predecible: Juan Landázuri Ricketts. Él ya estaba preparado para ese cargo desde 1952, cuando fue el más joven arzobispo del mundo de esos años. A sus 41 años asumió el arzobispado limeño. Su largo y productivo periodo alcanzó los 42 años, hasta que en 1997 el cardenal Landázuri dejó el mundo de los vivos.