¿Quién no recuerda cómo era el Perú en 1985? Escasez de alimentos, inflación, colas en los mercados y el terrorismo golpeaban fuerte a los peruanos. En ese momento crítico para nuestra sociedad, el entonces Papa Juan Pablo II llegó por primera vez a nuestras tierras. Su visita marcó a niños, jóvenes, ancianos, trabajadores y familias que en masa acudieron a su encuentro en Lima, Callao, Arequipa, Cusco, Ayacucho, Piura, Trujillo e Iquitos. A pocos días de recordar el centenario de su nacimiento, repasamos aquellas palabras que dejaron huella en el alma de los peruanos.
Las portadas y las imágenes de El Comercio dan cuenta del acercamiento que tuvo el Santo Padre con el pueblo peruano. Los periodistas Javier Ascue, Alí Alava y Francisco Rosario siguieron al Papa durante su visita y recogieron los mensajes de aliento y reflexión que dio a los fieles peruanos. Sumados a estos informes especiales se publicó un calendario y el Geniograma Gigante a todo color cuyo tema principal era el pontificado de Juan Pablo II, el Vaticano y otros hechos religiosos. Se cerró la cobertura periodística publicando “Las palabras del Papa”, un cuadernillo de 48 hojas que podía ser armado y compaginado por los lectores.
Ni bien bajó del avión de Alitalia, el 1 de febrero de 1985, Juan Pablo II besó suelo peruano. Esa imagen quedó grabada en la mente de millones de personas que siguieron la visita del Papa Peregrino en las calles y por televisión. Solidaridad, dignidad, paz y fe fueron algunas de las palabras que más resonaron en su primer discurso. Demandó el robustecimiento del mutuo respeto y “de las reinvindicaciones del derecho de cada uno por las vías del diálogo y no de la violencia.”
“Perú amigo, el Papa está contigo”
Se calcula que un millón de personas acompañaron al Papa en su trayecto del Callao hacia la Plaza de Armas de Lima donde tenía un encuentro con congregaciones religiosas. A bordo del ‘papamovil’, Juan Pablo II recorrió las principales avenidas desde el Callao hacia el Centro de la capital. Chicos y grandes salieron a las calles para saludarlo portando banderitas de Perú y el Vaticano. A pocos minutos de las nueve de la noche, Juan Pablo II ingresó a la Plaza de Armas donde lo esperaban cientos de sacerdotes y monjas.
Al pronunciar su discurso, el Santo Padre era interrumpido por la multitud que coreaba incesante: “Juan Pablo amigo, el Perú está contigo”. Selló su primera presentación con esta frase: “Perú amigo, el Papa está contigo”.
“La paz y los jóvenes caminan juntos”
El Santo Padre tuvo un intenso fin de semana en nuestro país. El sábado partió muy temprano a Arequipa. Los fieles le dieron una calurosa bienvenida a la Ciudad Blanca donde bendijo a la Virgen de Chapi y beatificó a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo.
Mientras tanto en Lima, más de un millón de jóvenes fueron a su encuentro en el Hipódromo de Monterrico. Visiblemente emocionado por el entusiasmo juvenil, el Santo Padre iluminó el escenario con orientadoras palabras, rechazando la violencia, el odio entre clases y todos los medios anticristianos.
“En nombre de Dios, ¡cambiad de camino!”
El domingo Juan Pablo II visitó Cusco y Ayacucho. Ni la altura ni los cambios de clima hicieron mella en su entusiasmo y vitalidad. Medio millón de cusqueños aclamaron al Papa en Sacsayhuamán. Desde un estrado, elevado a 70 metros de altura, el Santo Padre dijo que la fortaleza que lo acogía no hubiera sido construida sin la colaboración mutua de los incas. “No podrá construirse una patria grande sin fraternidad ni ayuda mutua, sin justicia entre el campesino y el habitante de la ciudad, sin el equilibrio entre el crecimiento técnico e industrial, sin el cuidado esmerado por los problemas agrícolas”. La solidaridad excluye al egoísmo, aseveró. Además criticó todas las formas de fraude y corrupción en entidades públicas y privadas.
Para Juan Pablo II era muy importante dirigirse al pueblo ayacuchado diezmado por el terrorismo. Ni bien aterrizó en el aeropuerto de Ayacucho subió a un modesto estrado de dos metros levantado en la zona. Bajo un sol abrasador, el Sumo Pontífice dio un contundente mensaje a favor de la paz y fustigó duramente la violencia terrorista y guerrillera.
“¡Cambiad de camino! ¡Convertíos a la causa de la reconciliación y de la paz!”, dijo en tono firme y esperanzador. “De ningún modo se justifica el crimen como camino de liberación”, agregó. Solo permaneció 105 minutos en Ayacucho donde fue recibido por una multitud de campesinos que gritaba: “Juan Pablo, escucha, Ayacucho es crisitiano”. El Santo Padre les respondió una y otra vez: “Ayacucho es cristiano, porque sufre como Cristo”.
“La enfermedad es siempre un momento de especial cercanía de Dios al hombre que sufre”
El Papa Juan Pablo II comenzó la semana a primera hora en el Callao. Se reunió con los enfermos y ancianos del primer puerto, a estos últimos los llamó “en edad ascendente”. El medio millón de personas que fue a escucharlo representaban a los enfermos del Perú a quienes les dijo: “Cristo ha elevado justamente el sufrimiento humano a nivel de redención”. Al momento de las ofrendas, el Pontífice recibió de niños chalacos un cuadro con los emblemas del Callao y un tapiz con el texto del catecismo básico.
“El Papa también trabaja y trabaja todo el día”
Una multitud venida de diferentes ciudades de Piura y Tumbes esperó a Juan Pablo II bajo una temperatura de 36 grados. Desde un pequeño estrado, el Papa instó a la población damnificada por la Corriente del Niño a no dejarse abatir en la desgracia, sino a sacar de ella razones de esperanza y mutuo apoyo. A cada momento de su discurso, las personas gritaban: “Juan Pablo amigo, Piura está contigo”. El Papa les respondía: “Gracias a Dios”.
Horas más tarde y con la misma energía, el Papa renovó la fe en Cristo de miles de trabajadores y pobladores de Trujillo. El mensaje de paz resonó en el óvalo Vista Hermosa, ubicado en la avenida Libertad bautizada como avenida Juan Pablo II. El Santo Padre se mostró bromista con los asistentes a quienes tras exhortarlos para que hagan del trabajo un instrumento de salvación eterna, les manifestó que el Papa trabaja todo el día.
Cuando Juan Pablo II regresaba de Trujillo encontró una Lima a oscuras producto del derribamiento de tres torres de alta tensión. Aun así impartió la bendición a los fieles que lo esperaban en la Nunciatura. Además del apagón, los terroristas arrojaron bombas contra dos bancos y aparecieron la hoz y el martillo en la pampa de Amancaes y otros cerros.
“El hambre de Dios es una riqueza que no se debe perder…y que no falte el pan de cada día”
En el último día de su visita, el Papa y más de un millón de personas se reunieron por hora y media en medio de un arenal en Villa El Salvador. Desde un estrado forrado con esteras, Su Santidad rechazó “al espejismo de seductoras ideologías y alternativas que promueven soluciones violentas” y mostró su preocupación porque no falte el pan de cada día “por el bien del Perú”. Además pidió justicia social y solidaridad.
“El Papa se siente charapa”
Tal vez estas sean las palabras que más recordamos de su primera visita. Los iquiteños gritaban en coro: “ Juan Pablo, el Papa, también es charapa”. Su Santidad lleno de entusiasmo les respondió: “Sí, el Papa se siente charapa y vosotros sois romanos”.
Sus últimas palabras en suelo peruano estuvieron dedicadas a los nativos de la Amazonía. “Defended vuestras tierras, vuestra cultura, como algo que legítimamente os pertenece, pero sin olvidar la común condición de hijos de un mismo Dios, que repudia la violencia, la venganza, los odios”.