Aluvión: la historia del pueblo minero de Chungar en la sierra de Lima que desapareció del mapa
Los 1.500 habitantes del asentamiento minero Chungar, ubicado al noreste de Lima, fueron arrasados por un descomunal aluvión el 18 de marzo de 1971. La tragedia de hoy en Pataz, La Libertad, donde un deslizamiento ha ocasionado que alrededor de 40 viviendas terminen sepultadas, según el gobernador regional Manuel Llempén, nos hace recordar que el Perú es un país de desastres.
Vista de la Laguna Yanahuani al pie del cerro desde donde cayeron las rocas que provocaron el desborde de las aguas y la tragedia. (Foto: GEC Archivo Histórico)
A las 8:15 de la mañana la Laguna Yanahuani se desbordó provocando el alud que sepultó bajo miles de toneladas de lodo y piedra a hombres, mujeres y niños. Algunos cadáveres y restos humanos quedaron expuestos a lo largo de la quebrada de Chungar, pero fueron las excepciones. La mayoría quedó bajo tierra.
Se sabe que entre obreros y empleados la cantidad de habitantes del campamento era de 280. La mayoría de ellos residía con sus hijos, que normalmente eran tres o cuatro por familia. Eso hizo suponer que la cantidad de fallecidos superaba fácilmente las mil personas.
Aunque un primer informe policial estableció en 700 los desaparecidos, se tenía información de que en el campamento se había recibido a gran cantidad de visitantes, quienes habían llegado aprovechando las vacaciones escolares.
Desconsolado minero coge entre sus brazos el cuerpo sin vida de su pequeño hijo. (Foto: GEC Archivo Histórico)
La tragedia se produjo cuando los pobladores cumplían con sus tareas cotidianas. Obreros y empleados habían ingresado a su centro laboral como de costumbre, mientras las amas de casa se disponían a preparar el almuerzo y muchos niños jugaban cerca de la Laguna Yanahuani.
De pronto, desde lo más alto del cerro –a unos 300 metros de altura–, según contaron algunos sobrevivientes, empezaron a caer rocas sobre la laguna.
Se formó una inmensa ola de 20 metros de alto que se llevó todo de encuentro. “En cuestión de segundos las aguas arrasaron los tres jirones que conformaban los dos campamentos de viviendas de empleados y obreros, incluyendo la escuela, la capilla y la planta concentradora”, informó El Comercio.
Isidoro Lasadera, uno de los testigos, quien se encontraba al otro lado de la laguna, contó que la tierra temblaba y que el alud envolvió el campamento donde se encontraban su esposa, sus hijos y sus amigos.
El asentamiento minero de Chungar se encuentra al este del departamento de Lima. (Foto: GEC Archivo Histórico)
Siete muchachos que estaban jugando tuvieron tiempo de correr hacia otro cerro y salvar la vida. Pero todos perdieron a sus padres. La paradoja es que 22 mineros que se encontraban trabajando al interior de la mina consiguieron sobrevivir.
Aunque pasadas las primeras 24 horas solo se habían recuperado 24 cadáveres, lo más probable era que cientos de víctimas estuvieran enterradas bajo las oleadas de tierra y fango.
Uno de los pobladores que vio que sus tres hijos eran arrastrados por el lodo se lanzó para rescatarlos, pero le fue imposible. Consumido por la pena y la desesperación fue encontrado totalmente conmocionado y sin recordar su nombre.
El día 19 en horas de la mañana, llegaron al pueblo los primeros policías, que junto con obreros, vecinos y familiares iniciaron las labores de rescate.
Un total de 50 heridos fueron internados en los nosocomios de los asientos mineros vecinos. La propietaria del asentamiento minero, la Compañía “Trans Expendit”, empezó a trasladar ataúdes a la zona de la tragedia. Asimismo, ese día empezó la penosa tarea de identificar a los cadáveres.
El Instituto Geofísico del Perú descartó que el leve movimiento sísmico ocurrido en Mala la madrugada del día del desastre haya provocado el alud. “Lo más probable es que las precipitaciones pluviales hayan generado el deslizamiento en Chungar”, señala la nota del decano.
A los tres días de la tragedia las autoridades habían confirmado la existencia de 142 sobrevivientes. En la mañana del 21 de marzo, en el asiento minero de Huayllay, a tres horas de Chungar, se realizó una misa en homenaje a todas las víctimas.
Finalmente, el Gobierno encargó a tres ingenieros geólogos que estudiaran las causas del “desmoronamiento del fatídico cerro”.
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