Mientras que la Jefatura General de Investigaciones del Perú interrogaba a un diputado aprista implicado en el asesinato del empresario Francisco Graña Garland, un caso policial sorprendió a todos los limeños.
El 9 de junio de 1947, un empleado del Jockey Club del Perú (JCP) frustró un atentado terrorista en las oficinas de la empresa, ubicada en la calle Urrutia (hoy cuadra 7 del jirón Camaná), en el Cercado de Lima. Allí encontró cinco cartuchos de dinamita tirados en el suelo. Horas después, el portero de la empresa fue detenido con un importante cargamento de explosivos almacenados en su casa.
Sorpresa explosiva
Eran la 1 y 30 de la tarde de ese lunes 9 de junio, cuando Julio Rocha Carrillo, un trabajador del JCP, realizaba su ronda habitual por las oficinas ubicadas en la antigua calle Urrutia, cerca de la iglesia Santo Domingo. Todo parecía estar tranquilo hasta que el miedo lo invadió al ver cinco petardos de dinamita regados en el piso. ¿Un atentado terrorista estaba en marcha?
El empleado inmediatamente llamó al guardia de seguridad de turno. El vigilante vio el arsenal explosivo y cercó el lugar. Luego, llamó nerviosamente a las autoridades policiales, las que llegaron a las oficinas y empezaron con sus investigaciones.
Primero, interrogaron a Rocha. Él les dijo que sospechaba del portero de la empresa, ya que ese día había actuado de forma extraña. Después tomaron la declaración del guardia de seguridad que había apoyado al empleado. Tras las preguntas, los agentes policiales fueron en busca del conserje. Sin embargo, no lo encontraron. El sospechoso había desaparecido del lugar.
La caída del delincuente
Al no ubicarlo, el vigilante junto al auxiliar de Investigaciones de la Policía, Carlos Cuadra, emprendieron una detallada inspección ocular en las instalaciones de la empresa. De esta forma, detuvieron a Ernesto Cabezas Martínez, el buscado portero de las oficinas del JCP del Centro de Lima.
Luego, se dirigieron a la casa del sospechoso junto con este. Su domicilio se ubicaba en la urbanización Portada de Guía, en el barrio de Piñonate, en San Martín de Porres. Allí encontraron un revólver, seis cartuchos de dinamita, diez fulminantes con mecha, dos fulminantes solos, cuatro petardos en cajas de fósforos, tres petardos no cubiertos, una guía de 2.05 m, una guía de 2.75 m, una cachiporra chica y dos pilas para linterna. Todo un arsenal listo para la arremetida terrorista.
El material hallado fue decomisado y llevado a la Sexta Jurisdicción de la Policía. Horas después, Ernesto Cabezas Martínez confesó que había ingresado a trabajar al Jockey Club del Perú con la junta anterior, nombrada por ley política y patrocinada por la célula parlamentaria aprista. Después de ello, el sujeto fue trasladado y puesto a disposición de la Jefatura General de Investigaciones.