Thomas Edison: la historia del peruano que conservó por décadas la primera bombilla patentada por el inventor hace más de 100 años
En 1971, El Comercio conversó con Guillermo Zúñiga Guzmán, ingeniero electrónico que trabajó en el Ministerio de Fomento. El especialista peruano poseía una replica de la primera lámpara incandescente patentada por Thomas Edison en 1880.
Un día antes que el presidente de Argentina, Alejandro Agustín Lanusse, abandonara el Perú tras realizar su primera visita oficial, una increíble historia se conoció en nuestro país. El 16 de octubre de 1971, El Comercio publicó una entrevista con Guillermo Zúñiga Guzmán, un ingeniero electrónico y extrabajador del Ministerio de Fomento (ahora Ministerio de Transportes y Comunicaciones).
En la conversación, el especialista peruano mostró y dejó que fotografiaran una réplica de la primera lámpara incandescente patentada por Thomas Alva Edison en enero de 1880. Esta reliquia la obtuvo en los años 20 cuando era miembro de la revista estadounidense “Ingeniería Internacional”. Su fanatismo por estos valiosos objetos hizo que conservara esta bombilla en buen estado durante décadas.
Inicio de todo
Eran inicios del siglo XIX, cuando varios científicos ingleses intentaron demostrar que era posible generar luz con electricidad a través del “arco voltaico”. Este fenómeno eléctrico se produce cuando dos electrodos son sometidos a una diferencia de voltaje dentro de un medio gaseoso. De esta manera, se lograba una descarga similar a la de una llama.
Es así como en 1800, el químico británico Humphry Davy fue el primero en demostrarlo. Años después, en 1809, el famoso científico inglés explicó ante la Royal Society de Londres la forma de crear luz utilizando un hilo de platino. Esta fue la primera exposición ante un ente científico de lo que sería la lámpara incandescente.
Más adelante, en 1835, el escocés James Bowman Lindsay realizó una demostración pública de esta bombilla utilizando corriente continua. Desde de ese momento, varios inventores trataron de perfeccionar este aparato. Sin embargo, siempre se chocaban con problemas usuales como su corta duración, elevado costo o excesivo uso de energía.
Edison entra en escena
Thomas Edison y sus investigadores centraron sus trabajos en perfeccionar esta lámpara incandescente. Por eso, primero probaron con carbono y luego con platino. Al final, decidieron que se quedarían con la primera sustancia. Años después, el 27 de enero de 1880, el científico y empresario estadounidense patentó la primera bombilla incandescente comercial. El número de la patente fue el 285.898.
Esta lámpara contaba con un filamento de carbono y estaba cubierta de cristal. Además, tenía una duración de 40 horas. Cabe resaltar que un año antes, el británico Joseph Swan también había patentado una versión parecida de esta bombilla. Una pieza que tenía el mismo filamento de carbono, pero no contaba con la cubierta de cristal y solo duraba 14 horas.
Con el pasar de los años, Edison siguió desarrollando varios trabajos que lograron generalizar el uso de este invento. Es así como ideó un sistema de distribución eléctrica utilizando tubos y cables. Luego, mejoró los métodos de generación de luz existentes en aquella época y creó el primer medidor de electricidad que permitía saber cuánto consumía un usuario.
Reliquia en buen estado
La tarde del viernes 15 de octubre de 1971, Guillermo Zúñiga Guzmán, ingeniero electrónico y extrabajador del Ministerio de Fomento (ahora Ministerio de Transportes y Comunicaciones) llegó hasta la redacción de El Comercio acompañado de una reliquia. El valioso objeto era una réplica de la primera lámpara incandescente patentada por Thomas Edison en el siglo XIX.
Ya en la sala, el especialista peruano dio una entrevista para el diario decano y dejó que la famosa pieza fuera fotografiada para una nota sobre la “Historia del Alumbrado” de la página de Amenidades de este periódico. En la conversación, Zúñiga contó que esta lámpara la obtuvo en 1929 cuando era miembro de la revista estadounidense “Ingeniería Internacional”.
Esta reliquia aún conservaba su cilindro de vidrio en la parte principal y poseía en su interior el filamento de carbono de 40 horas de duración. El fanatismo por su profesión hizo que mantuviera este objeto en buen estado por varias décadas. Para él era una pieza invaluable.
El ingeniero electrónico también reveló que había tenido guardada una copia del primer dinamo que construyó el famoso científico norteamericano. Esa pieza sirvió para dar luz a Nueva York, Estados Unidos. No obstante, manifestó que tuvo que deshacerse de ella pocos meses antes de la entrevista.
Es así como finalizó la conversación con Guillermo Zúñiga, un fanático de estas reliquias que pudo obtener la histórica pieza creada y patentada hace más de 140 años por el reconocido inventor y empresario estadounidense Thomas Alva Edison.
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