La cinta de Robert Zemeckis es una obra de culto para muchos peruanos de la generación de los ochenta. ¿Quién no se ha sentido identificado con el protagonista del filme? Marty McFly, interpretado por Michael J. Fox, vive mil y una peripecias al “viajar hacia el pasado” y terminar en 1955.
Nosotros haremos algo parecido. Nos quitaremos la mascarilla y nos escaparemos del 2020 para llegar a 1985, cuando se estrenó “Volver al Futuro”.
“En la esquina, baja”
Retrocedamos 35 años para encontrarnos con un mundo sin celulares, sin internet, sin televisión por cable y sin tren eléctrico. Las combis ni siquiera habían aparecido.
En esa época reinaban los micros y buses de distintos comités, que conectaban a los distritos de Lima, algunos con viajes casi interplanetarios, como la Línea 36, que unía Surco y el Rímac.
No olvidemos a otras históricas como “El Villa María”, “San Gabriel”, “Atocongo”, “El Covida”, “El moradito”, “La 9”, “La 30”, “La Banchero”, “La 23″, “La 57″ y el entrañable “Cocharcas-José Leal”.
Por donde pasa el Metropolitano transitaban los buses amarillos del Enatru (Empresa Nacional de Transporte Urbano)
En las “horas punta” racimos de gente colgaban de sus estribos viajando, literalmente, “fuera del bus”. Sus rutas conectaban Chorrillos y San Juan de Miraflores con el Centro de Lima.
En El Comercio del 4 de julio de 1985 podemos leer en su portada: “Microbuseros rechazaron el boletaje”. Prueba irrefutable de que siempre ha sido difícil ordenar el transporte.
Ambulante soy
Allí, en el corazón de la capital, las calles tenían sus propias leyes del mercado: veredas y pistas habían sido tomadas por los vendedores ambulantes, la mayoría de ellos peruanos provincianos que habían huido de la pobreza y de la subversión desatada por Sendero Luminoso.
Los días domingo, esas calles quedaban desiertas, y las cocheras de los autos mutaban a chichódromos, espacios de reunión de la Lima serrana que bailaba al ritmo de Los Shapis y Pintura Roja.
La otra Lima acudía al “Gran Estelar” de la Feria del Hogar, en donde estrellas del momento como Roberto Blades, Oscar D´León y Charly García se dieron cita en nuestra capital en aquel mes de la Patria.
La música no llegaba por fibra óptica, brotaba de la radio, los equipos estéreo y los minicompenentes. GIT, José José, Los Shapis, Phil Collins, Vicky Zevallos, Van Halen o el Cuarteto Continental marcaban los gustos en aquel año. Había música para todos.
Aunque predominaban las emisoras de Amplitud Modulada, AM, como Radio Libertad, Onda Popular o Radio Mar; algunas de Frecuencia Modulada, FM, empezaban a marcar la diferencia –Studio 92, Super FM, Radio Miraflores y otras-.
Los locutores de moda eran Javier Lishner, Randy Calandra, Juan Vargas, Arturo Otoya y Diana García de Palacios, recordada por su cálida voz y su programa “Tú, yo y mis discos”.
“Eva y yo” era el programa por excelencia de los románticos, con la inconfundible voz de Iván Márquez, y “El show del ronco” en Radio Mar aplicaba una mixtura de música y humor a cargo de Román Gámez.
Pero si se trataba de la música en vivo, la Concha Acústica de Miraflores fue el sitio para que bandas como “Óxido” -pionera de heavy metal-, “Pax” y el mítico “Frágil” -con Piñín Folgado en la voz-, hicieron enronquecer las gargantas de los jóvenes de la época.
Mientras en la penumbra “subte” se empezaba a hacer visible “Leusemia”, que ese año lanzó un disco con el nombre de la banda.
Narcosis, por su parte, con Wicho García, Pelo Madueño y Cachorro Vial, sazonaba la movida musical local con el caset "Primera dosis", el documento sonoro más emblemático del rock subte nacional.
Ese 1985 fue clave para la corriente Punk, que toma fuerza con grupos como Vox Propia, de Miguel Angel Vidal, y Lima 13.
No existían los enormes Centros Comerciales, pero sí había supermercados (Monterrey, Oeschle, Galax y Tía, entre otros), donde no se iba a pasear, se iba a comprar.
La diversión estaba en el Parque de las Leyendas, Huampaní, Chaclacayo y en los cines como Roma, Ollanta, Orrantia, San Antonio y El Pacífico, que solo tenían una sala y solían mantener una buena película durante varias semanas. El VHS todavía era ficción.
Un futuro, pero diferente, esperaban los peruanos a inicios de julio de 1985. Había mucha esperanza en que el joven Alan García Pérez cambiaría las cosas. Faltaban pocos días para verlo jurar como presidente en el Congreso de la República, ante 180 diputados y 60 senadores.
Por esas fechas, estaba claro que la crisis económica que estaba dejando Fernando Belaunde no era menor. Dos días atrás las tarifas de energía eléctrica habían vuelto a subir.
En los periódicos de aquel año (La Crónica, La República, Ojo, Hoy, El Nacional, El Comercio, Expreso, etc.) se anunciaba la cita cumbre entre Reagan y Gorbachov. Además, el Inti empezaba a circular y la sonda Giotto era lanzada hacia el cometa Halley, que nos visitaría en 1986.
“En la cara, no”
Los programas políticos del momento eran Encuentro, Uno más Uno, Panorama y Pulso. Mientras que el boom entre las novelas lo dio la nacional “Carmín”, dirigida por Lucho Llosa. Y entre los programas concurso resaltaban el decano Trampolín a la Fama, Sábados con Belmont y Juego Real. En cuanto a los deportivos, Gigante Deportivo los fines de semana lideraba la sintonía.
Y Risas y Salsa ya era un “clásico” entre los programas cómicos con sketches como “Quién soy yo, papá” y “El jefecito”.
Así llegamos al final de este breve viaje al pasado. Es hora de decir adiós. Solo queda ponernos la mascarilla y retornar al 2020.