¿La mala suerte está relacionada con el cáncer?
Hace muy poco, investigadores del Centro de Cáncer Kimmel del John Hopkins atribuyen dos tercios del riesgo de desarrollar cáncer a la “mala suerte” de adquirir nuevas mutaciones durante el proceso de división celular.
Al parecer tan solo un tercio de este riesgo se debe a factores ambientales como la dieta o el consumo de tabaco, o predisposiciones heredadas de los padres, abuelos, bisabuelos, etc. Tomasetti y Volgestein diseñaron un modelo matemático que mide la proporción de la incidencia de cáncer, en diferentes tipos de tejidos, causada principalmente por mutaciones genéticas ocurridas al azar durante la división celular. Estos hallazgos fueron reportados en la publicación de este mes en revista “Science”.
El concepto de este proyecto se basa en la idea de que muchos cambios en nuestro código genético ocurren mayormente por azar durante la división celular, antes que por factores cancerígenos preexistentes. Tomasetti y Volgestein identificaron 31 tipos de tejidos en los cuales el número y la dinámica de las células madre eran conocidos. Ellos mostraron que el número total de divisiones de las células madre de un tejido en particular durante la vida promedio del individuo correlacionaba de una manera robusta y positiva con el riesgo de desarrollar cáncer en ese tejido durante toda su vida.
En otras palabras, a mayor número de divisiones celulares, mayor era el riesgo de desarrollar cáncer en dicho tejido.
Sus cálculos mostraron que 65% de la diferencia en el riesgo de cáncer entre los diferentes tejidos podía explicarse por el número total de divisiones de las células madre en dichos tejidos.
Entre los 31 tipos de cáncer que estudiaron, Tomasetti y Volgestein identificaron 22 cuya incidencia podía ser explicada por el factor suerte. El cáncer de intestino delgado y duodeno pertenecen a este grupo. Nueve tipos de cáncer tenían sin embargo, una incidencia mucho mayor a la esperada por azar, probablemente como resultado de una combinación de mala suerte y factores ambientales o heredados. En este último grupo se ubican el adenocarcinoma colorrectal y el cáncer de pulmón. Cabe resaltar que cánceres tan frecuentes como el de mama y próstata no fueron parte de este estudio por falta de información referente a la tasa de división celular de las células madre en estos tejidos.
Aun cuando queda mucho por descubrir en el campo del cáncer, estos hallazgos resaltan una vez más la necesidad de un diagnóstico y tratamiento temprano en la mayoría de los casos.