MODELOS DE FREAKS
DIEZ MODELOS DE NOVIO PARA EVITAR
1. Los hijitos de mamá. Estos han sido la mayoría de mis novios. Dos anécdotas para graficar el prototipo. La primera vez que le puse un plato de comida que tenía un bistec (en ese momento, todavía no sabía cocinar tan bien como ahora), el novio de turno me puso cara de cubo mágico y me preguntó si le iba a cortar la carne en pedacitos como hacía su mami. Sin comentarios. Otra: Mi novio de la universidad y yo habíamos regresado de un campamento en Paracas. Estaba almorzando en su casa cuando la suegra du jour vino con un sostén en la mano y me preguntó si era mío, agitándolo cual bandera delante de toda la familia (felizmente era uno de cuadritos blancos y rosados, y no uno negro de encaje o algo así).2. Los machitos. Este modelo es muy popular, especialmente en momentos que involucran un trago o más. Esta mezcla de city cowboys con guayabera sucia, en camisita de cuadritos o rayas y jeans celestes, son los típicos cazadores. Son fanáticos de los viernes de patas y de cambiar de Juanes en el Friday’s por reggaeton en cualquier discoteca y con cualquier chica que les dé bola. Si eres mujer, es suficiente. Y sus exigencias al respecto varían dependiendo de la hora, lugar y número de tragos. No importa si es el Tequila o Aura, ellos van a matar, y si no lo logran, igual lo cuentan como si la cacería hubiese tenido éxito.
3. Los gay caleta. No pues, no sean así. Yo estuve enamorada del mismo chico dos veces hasta que él, porque yo no ataba pie con bola –soy un poco distraída para estas cosas–, me dijo que era gay. Lo bueno es que si el tipo es chévere, puede quedar una linda amistad.
4. Los acomplejados. Esta es una amplia variedad y puede ser por look, por plata, por cuestiones de tamaño de cuerpo y sexo, por personalidad o ausencia de ella, por inteligencia o absoluta falta de ella, por mal gusto, traumas de infancia, entre otros. En este rubro hay miles de variantes. Pero lo peor es que los hombres acomplejados, después de un tiempo, proyectan en la novia sus complejos y ellas terminan sintiéndose las acomplejadas o con la absoluta convicción de que deben darle al pobre lo que le ha faltado siempre para estar así de resentido. Para mí, estos son los peores y uno me basta para el resto de la vida. Están por todos lados.
5. Los metro-sexuales excesivos. ¡Ay por Dios!, hace poco un ex amante me dijo que estaba totalmente en shock por lo guapo que había visto a Christian Meier en el programa de Bayly; me decía que sus amigas no podían creer que hubiera en el Perú alguien más guapo que él. Horror. Si no era porque iba a tener sexo (del bueno) con él, me hubiera dado media vuelta. A veces para divertirse un poco hay que soplarse a un idiota. En fin, era una emergencia (es mi única justificación).
6. Los ego-sensibles. Estos primos hermanos de Narciso son peligrosos porque saben cómo manejar a las mujeres para hacerlas creer lo sensibles, únicos y especiales que son. Ellas se sentirán como princesas hasta que el lobo vestido de oveja se convierte en un lobo o sapo. Pero existe el antídoto: dénles por el ego y así destruirán su vanidad, después de eso, no les quedará nada. Esto es una recomendación de un amigo que sabe muy bien sobre el tema. Gracias Luigi.
7. Los reprimidos. Estos son difíciles de detectar porque por lo general se escudan en varias máscaras: la del mejor amigo, el amigo para salir, el súper buena gente, el tímido pero dulce, el bonachón. Cuidado, su otro yo puede aflorar en cualquier momento y podría convertirse en algo inesperado. Alerta.
8. Los maridos parrilleros. Estos son los que compran chela para ellos y unas piñas coladas con poquito ron para sus novias. Se quedan pegados a la parrilla cual fogata de hombre de las cavernas y nadie los saca de ahí hasta la chela número cincuenta o si les falta chimichurri. Les encantan los politos de marca visible y los relojazos. Desde que tuve un novio así no me gusta el pan con chorizo.
9. Los snobs de cantina. Si no has visto ninguna película de Bergman, no te gusta Mark Rothko o jamás has escuchado los B sides de Air, olvídate. Puro bla, bla, bla. Si insistes en estar con uno así y no sentirte una bruta, tienes que ser regia y muda.
10. Los típicos tarados. De los que terminamos enamorándonos como locas, y que sin problema pueden ser un milkshake de los nueve modelos anteriores o diez mil más. Y otra vez acabamos solas, pensando después de un tiempo en salir al ruedo otra vez.
Pero bueno, aquí estamos, no en el ruedo sino en la vida, y no a la espera de un príncipe azul que se convierta en un freak a la mínima provocación, sino a un chico con el cual poder sentirte cómoda, reír sin miedo y tanto prejuicio. Así que, a mantenerse lejos del circo (y de las jaulas).