La empatía sobre el algoritmo en el EMarketing
Ryan Kaji tiene 20 millones de suscriptores en youtube y sus videos han generado 30 billones de vistas. Es decir 30 millones de millones que si lo ponemos en ceros es un treinta seguido por 12 ceros. El año pasado el buen Ryan fue el número uno de la lista que hizo la prestigiosa revista Forbes sobre los youtubers mejor pagados del mundo a razón de los 22 millones de dólares que ganó a punta de clics y plays. Su éxito ha sido tal que ha hecho del hablar frente a una cámara un negocio tan rentable que en el julio de este año lanzó su propia pasta dental, modelos de cepillos, slime, muñecos y squishys.
El éxito de Ryan ha sido abrumador y una cachetada para toda la comunidad de youtubers dado que pese a su escasa experiencia previa y a ni siquiera haber culminado los estudios escolares primarios, este californiano puede jactarse de ganar al año más que el CEO de una transnacional. Golpazo. PUM, ZAP, POW y todos los golpes del Batman setentero. Ahora la sorpresa será mucho mayor cuando al terminar de leer esta oración se entere que Ryan Kaji este octubre cumplirá 9 años y en su canal solamente se la pasa abriendo juguetes y opinando sobre ellos. Y si… por eso ha ganado 22 millones de dólares el año pasado.
Superada la sorpresa lo que este caso nos deja en evidencia es que en estos tiempos el contenido está sobretodo. La empatía no se trata de algoritmos, de análisis y de sacarle raíz cuadrada a la hipótesis de la resultante del like, al final como todo proceso de comunicación (ese que nos enseñaron en el colegio de: emisor, receptor, mensaje, código y canal) se fundamenta en qué decimos. Luego, en la ideación de la viralización, podemos ponernos hablar de algoritmos. Como en toda comunicación lo importante es el mensaje: qué demonios queremos decir y por qué le debería interesar a los demás.
Una marca que solamente habla de sí y pontifica sobre lo importante es lo que hace para la sociedad es una marca egocéntrica y esquizofrénica. Imagínenos una persona que todo el día solamente habla de si mismo. Una persona que no escuche, no te pregunte nada y solamente se pase la vida diciendo cosas de si mismo es insoportable. ¿Por qué pensaría algo que si una marca lo hace funcionaría?
El caso de Ryan nos deja en claro que el contenido en estos tiempos se cotiza por encima de todo. Sus videos, dirigidos a padres e hijos, cumplen con la receta de éxito de Youtube: emociona, es auténtico, actual, honesto y testimonial. No hay más. Back to basics. Una comunicación siempre tendrá éxito cuando lo que se dice es interesante. Lo demás es parafernalia.
Pd. El éxito de Ryan es tal que hasta está inmerso en estos momentos en un proceso de investigación por parte de la Organización de Defensa del Consumidor de Estados Unidos. Pueden leer más al respecto aquí