Mundo de juguete
YO AÚN CONSERVO MI COLECCIÓN DE G.I. JOE ¿Y TÚ?
El Comandante Duke resistió el dolor y soportó una suerte de intervención quirúrgica que duró más de dos horas. Había caído desde alturas inmanejables y había perdido el brazo derecho. Era urgente buscar una prótesis y proceder con la reconstrucción. ¿Cómo así mi comandante? Fue un paracaídas improvisado con bolsas de plástico, un experimento inútil de mi hermano mayor, quien por alguna macabra razón, en esos tiempos quiso darle proyecciones aéreas a todos mis objetos favoritos. Sus perversas alucinaciones adolescentes afectaron mi mundo de juguete. Duke tuvo la valentía para ponerse de pie y así encabezar por siempre mi colección de G.I. Joe. Por eso es, y será, mi juguete favorito. Porque siendo un soldado de plástico cumplió con un deber humano: sacarle la vuelta a todas las mutilaciones.Todos alguna vez nos unimos a alguna banda de destructores y le disparamos en el centro del corazón a lo más querido. Yo, en ese insano deporte, gocé de estimulación temprana: casi todos mis juguetes favoritos sufrieron accidentes mortales pero, como su desnaturalizado dueño, practicaron con devoción las improbables artes de la resurrección.
A Leon-O tuve que devolverle una pierna izquierda en una operación sin anestesia luego de que lo convertí en un hombre bala; a He-Man lo resigné con la mirada de costado porque quise retarlo a que se convierta en Linda Blair del Exorcista. A Mum-Ra lo dejé con una penosa cabeza de rodilla permanente porque perdí en un taxi su diabólica melena. Ninguno se fue limpio. Cada uno desfiló por pasillos dolorosos para hacer de sus cicatrices signos distintivos de mi propiedad privada.
Tuve juguetes reinventados como el resistente y temerario Comandante Duke, tuve otros exhibicionistas como aquel Daniel Sam (sí, de Karate Kid) que perdió su bata roja en mi salón de segundo grado. También tuve un impostor, un clon a quien reconocí como hijo sin saber que era adoptado: cuando tenía 7 años perdí a mi Skeletor en un taxi que paseaba a mi familia en Trujillo. Lloré mucho, aún no había asimilado el sentimiento de pérdida hacia lo más querido. Lloré pero mi padre me sorprendió en la noche diciéndome que el chofer había traído de vuelta a Skeletor.
En ese momento, papá fue un héroe y el chofer casi un agente de lo divino; pero años más tarde descubrí que ese Skeletor no era aquel que se perdió. Mi viejo había buscado por toda la ciudad hasta que encontró uno, lo compró y lo hizo pasar por el extraviado. Me enteré ya siendo adolescente, cuando en plena mudanza encontré dos armaduras del enemigo de He-Man. Ante las pruebas, papá se autoculpó como un científico de vanguardia que quiso experimentar los beneficios de la clonación.
Nunca quise buscar herederos para mis colecciones de muñecos. Guardé con devoción a mis Thundercats de tamaño normal y a los pequeños mutantes que vendían en Polvos Rosados. Cada fin de mes mi madre me llevaba a esa galería para acumular mis Thundercats Juniors y después de cada compra íbamos por unas buenas hamburguesas al legendario Pop’s, ese efímero rival del sideral Lucianos Burger.
Tengo sobrinos a quienes he preferido comprarles los juguetes más exclusivos (sin importarme la crisis financiera y otros números) antes de cederles ese tesoro personal que si cobrara vida haría de mi pequeño departamento de soltero una sucursal de fantasía para las crónicas de Narnia. Son muchos y a pesar de los golpes y descuido, lucen intactos. Porque esos juguetes, como su despreocupado dueño, también llevan la procesión por dentro.
Algunos de estos juguetes llegaron de manera muy extraña, no sé cómo conservo a un Ninja enorme y sin nombre o a un Vikingo del cual no tengo muchas referencias. Seguro fueron regalos de padrinos o tíos, esos a quienes nunca les pides pero que siempre debes agradecer. Con mis padres nunca dejé de usar el discurso crudo y explícito. Ya siendo adulto confirmé que eso también funciona en las citas.
Hace diez meses me mudé y recién hace una semana mi madre me entregó algunas bolsas negras con objetos que dejé, pequeñas cosas que uno (a veces sin querer) deja sin intención a manera de rastros oportunos, como si fueran huellas de cemento que te indicarán por los siglos de los siglos cómo volver.
En esas bolsas descansaban algunos muñecos de mi colección de G.I. Joe. Volverlos a desempolvar era como interrumpir el merecido reposo del guerrero.
Me han ofrecido mucho dinero por mis colecciones: en Polvos Azules, en Quilca, coleccionistas de primer orden pero jamás. Hace unos cinco años mandé más de 30 cartas a papeleras de reciclaje, regalé a un Hogar de niñas los pocos peluches que en algún lejano y oscuro tiempo me obsequiaron, regresé a viejos estantes aquellas camisas y pantalones que ni siquiera estrené. Pero mis soldados y camaradas no.
Con He-Man, con Leon-O a veces simulaba enfrentamientos titánicos en imposibles rings de box. Convertía a esos estelares de dibujos animados en campeones mundiales de la lucha libre, en personajes estelares de la WWF. Ahora permanecen embolsados porque en mi pequeño departamento aún no levanto estantes para que funcionen como vitrinas y así lucir a estos veteranos de batallas ochenteras.
Una vez decidí resetear mi máquina del tiempo y devolver todas mis pertenencias y recuerdos a algún extraño agujero negro. Y lo hice. Pero, tal cual lo hubiera hecho Yaga de los Thundercats o Jor El, padre de Superman, salvé a estos peleadores sin ley en cápsulas imaginarias para que puedan aterrizar en algún espacio de este tiempo. He-Man, Skeletor, Panthro, Duke y los demás sobrevivieron a esa bomba nuclear llamada autodestrucción. Ya no es temporada de cacería, ni de patos ni de conejos. Hoy la juguetería tendrá un espacio, será como la refundación de una patria nueva. Yo también aprendí y seré como el ex novio más suplicante y urgente: los invitaré a volver jurándoles que nunca más les haré daño.
¿Cuál es tu juguete favorito de todos los tiempos? ¿Cuántos guardas hasta ahora? ¿Play Mobil? ¿Colección de G.I. Joes? Y las chicas … ¿Barbies o Peloncitas? Este es el inicio de la etapa navideña del blog… VAMOS TODAVÍA
TRES FUNCIONES TRES
Se cumplió un aniversario más del fallecimiento del GRAN Freddy Mercury y en este blog donde todo es recuerdo queremos rendirle un humilde homenaje. Queen merece un post aparte pero ya será para más adelante. Aquí van mis tres favoritas de otro de mis grupos top. Escuchen y disfruten a estos genios ingleses.
[Rapsodia Bohemia: la canción ícono, la canción que alguna vez (exceso de tequilas) canté con los mejores amigos en un perdido Karaoke]
[Sé que sonará algo desubicado pero esta canción siempre la escucho después de jugar algún torneo de PS3 (léase Winning Eleven). Estoy en mi mejor momento ¿alguien quiere retarme? ]
[De esta canción solo puedo decir que es muy especial. “Don’t stop me now”. Escuchen y si quieren salgan corriendo a buscar lo que más quieran. Play]
AVISOS PARROQUIALES
(Respiren porque El Joven Nostálgico tiene algunos temas muy importantes para comentarles. Lean con atención)
1. Ya tenemos fecha de “Reunión Nostálgica”. Será el próximo sábado 12 de diciembre: el cierre del año de este pequeño blog. Como la idea es convocar a todos los que quieren pasar un rato entre “Nostálgicos” y unirse al grupo que se formó hace unos meses lo hemos planeado así (anoten): este blogger y algunos miembros fundadores del grupo “Los Nostálgicos” estaremos desde las 6:00 p.m. en el Starbucks del Ovalo Gutierrez. Allí será la preconcentración porque a partir de las 8:30 p.m. nos iremos a una fiesta realmente nostálgica, en una disco de música rockera nostálgica y por una causa nostálgica. Después de estar en Starbucks nos iremos a la discoteca Estigma (320 de la avenida Cantuarias en Miraflores) donde se ha organizado la fiesta #ProNavidad (profondos la Navidad de unos niños de San Juan de Lurigancho). Allí tendremos un espacio reservado para toda la gentita del blog. La entrada a Estigma vale 15 soles y será íntegro para los pequeños del Asentamiento Humano Los Portales. Si desean comprarlo en preventa el pase valdrá 10 soles (en el local de Freak Army – Calle Berlín 325 Miraflores) ¿Es un inmejorable pretexto no? Les doy más pretextos (habrá sorteos de premios para los asistentes). Pues si no pueden ir a Starbucks, nos vemos en Estigma de frente. Será la última reunión del año de EJN. ¿Quiénes se apuntan?
2. Como este post ha sido sobre juguetes y regalos navideños les tengo una buena noticia. El Bazar Chispita de Magdalena es una tienda amiga de este blogger y han decidido hacernos esta oferta: para todos los que digan que son lectores del blog tendrán un descuento especial en productos Mattel para niños (léase Barbies, muñecos de Toy Story, etc). Usted digan nomás que van por el blog y tendrán sorpresas. Para Navidad este establecimiento quizá les dé una sorpresa a los lectores de este espacio. ¿Cómo hacer? ¿Dónde queda? Les doy la dirección: Av. Libertad 1665, San Miguel, de lunes a domingo de 8:00 a.m. a 7:00 p.m. Me avisan cómo los atendieron.
3. Pueden seguir a este blogger en el Twitter (mi nick es @jovennostalgico). El otro espacio donde también podemos compartir temas y contacto es el grupo de EJN en el Facebook. Allí nos podemos encontrar seguido.
4. Perdonen mis ausentes respuestas en los dos últimos posts pero mis obligaciones periodísticas y de docencia me excedieron estas dos semanas. Ahora sí vuelvo con fuerza para cerrar bien esta temporada genial del blog. Gracias.
5. Al ganador del Tweet 10.000 (Splinter) le escribo en breve para coordinar lo del premio.