Abadon Fest II: un notable espectáculo del metal, que pocos podrán jactarse de haber visto
La noche del sábado 28 y el inicio de la madrugada del domingo 29 de abril, Lima fue testigo de uno de los más interesantes carteles del año. Abadon Fest II presentó como cabezas de cartel a los norteamericanos Atrophy y Nasty Savage, secundados por las bandas chilenas Massive Attack, Warpath e Inquisicion, además de los créditos nacionales Pesadilla, Maze Of Terror y Sepulcro. Se trata innegablemente de un conjunto de bandas de innegable atractivo que, sin embargo, no fue favorecido con la atención de la mayoría de la escena local.
Estas celebraciones metálicas que son los festivales comienzan en realidad antes de los conciertos en sí, la noche del viernes desde las 6:00 casi la totalidad de los integrantes de Atrophy y Nasty Savage estuvieron disponibles para un “Meet and Greet” con los que se apersonaran al lugar, el CC. Festiva, en el que sería también el concierto al día siguiente. Los pocos que fuimos pasamos unas dos horas entretenidas pudiendo conversar, tomar fotografías y recolectar autógrafos en nuestros discos, flyers y demás memorabilia. De los Atrophy originales quedan Tim Kelly, el baterista, James Gulotta, el bajista y Brian Zimmerman, el vocalista (quien no estuvo en la reunión). Fue interesante conversar con ellos y enterarse de muchas cosas que te cuentan con confianza tales como que en 30 años nunca han recibido ni un solo dólar de la venta de sus clásicos Socialized Hate (1988) y Violent by Nature (1990) y que las sucesivas reediciones hechas, entre otras, por Displeased o Metal Mind, se hacen sin conocimiento, consulta, y por supuesto sin beneficio alguno para ellos. Algo que pos supuesto les harta, aunque están agradecidos de que eso finalmente les permite ser conocidos y entrar en la vida de las personas. Hablé con Kelly sobre los temas de las canciones, su intereses sociales, recordemos que sus temas suelen ir en torno de los conflictos internacionales, la violencia institucionalizada, el control de las armas, el delirio bélico, la experimentación con animales y otros semejantes, me comentó que ellos veían con preocupación el aumento de matanzas y violencia en los Estados Unidos pero que había grupos poderosos que se amparan en que un día el Estado podría ir contra ellos y necesitar las armas para defenderse, un excusa paranoica.
La gente de Nasty Savage original son David Austin en la guitarra y el mismo Nasty Ronnie, Ron Galetti conocido vocalista. También han recuperado a Richar Bateman quien tocara el bajo con ellos en el 89. A ellos se ha agregado el exBrutality James Coker en la batería, quien les apoyó en la reencarnación del 2002 de la banda, y Demian Gordon en la otra guitarra, el miembro más nuevo. Fueron los más solicitados de la noche y parecen ser las estrellas del show. Durante la cita aparecieron los Hadez al pleno luego de ensayar y se pudo realizar una foto histórica de las tres bandas reunidas, un detalle especial que no debería desaprovecharse en ocasiones como esta.
El show estrictamente hablando era el sábado, programado desde las 5:00 suele empezar bastante más tarde. Llegué en el momento en que todavía se andaba en prueba de sonido, y con el lugar tomado por las bandas chilenas de la noche. Pude conversar con varios de sus integrantes en particular con Marco Cusatto de Warpath y Manolo Schäfler y Freddy Alexis de Inquisición. Cusatto nos contó anécdotas de aquella primera vez en Lima en el 89, en el Reyes Rojos, con G3 y Curriculum Mortis. Fueron invitados por la gente de la primera banda y pese a que les dijeron que acá todo estaba en un nivel muy amateur, en realidad se encontró con algo muy sólido. 900 personas en el show, bandas entusiastas, equipos de sonido adecuados, solo que todo en menos cantidad de lo que había en Chile ya, pero nada más.
Schäfler por supuesto tiene más experiencia en nuestro país pues él ya estuvo, muy joven, en Lima con los Torturer de los que era primera guitarra, en 1992 como cabeza de cartel y en 1993 para el recordado concierto de Sarcofago. Hubo gente que llevó fotos de ese entonces para que las autografiara. Contó anécdotas de sus shows abriendo para Judas Priest y Mercyful Fate.
El concierto en sí comenzó con el poderoso acto de los renacidos Sepulcro, que están con disco nuevo, Vengeance, y que supongo fueron colocados al inicio para incitar a la gente a ir desde temprano. No funcionó, pero como el cantante dijo, “estamos los que importan”. La banda luce con un nivel muy alto e impresionó a Shäfler a quien les parecieron muy sólidos. Yo he escuchado opiniones contra este retorno, ningún argumento sólido me ha sido dado y a tenor de lo que vengo oyendo en sus presentaciones desde el año pasado, es fantástico para el metal nacional que estén de regreso.
A continuación fue el turno de la primera banda invitada extranjera, los chilenos de Massive Attack, quienes desplegaron un thrash muy clásico estilo Bay Area, harto Vio-lence, Exodus, Forbidden y bandas de ese sonido. Se le podría emparentar con grupos como Violator de Brasil o Warbringer de Estados Unidos. Lucieron algo nerviosos al inicio (quizás nunca hayan tocado ante tan poca gente). Su guitarrista tenpia movimientos que recordaban a los de Testament en los 80. Dejaron una impresión energética aunque poco duradera debido sobre todo al esquematismo predecible de su propuesta. Es el thrash de siempre, ni más ni menos.
La noche continuó con los peruanos Pesadilla, una sorpresa total para mí. La agrupación me había pasado completamente debajo mi radar. Se trata de un grupo de fuerte tradición heavy metal, con una evidente influencia de Accept/Udo, Mercyful Fate y algo de AC/DC. Su vocalista tiene una buena actitud en el escenario y sabe captar la atención y las miradas. Las guitarras también están bien trabajadas. Yo creo sin temor a exagerar que luego de Cobra y Blizzard Hunter, Pesadilla debería ser la siguiente next thing en el heavy metal local. Oí que acaban de sacar un demo.
En seguida tocaron los locales Maze of Terror, un grupo que sobre la base de esfuerzos constantes ha sabido construir un nombre y un estilo cada vez más propio. En su set destacaron The Hunger, Hatred and Repression, Incubus y cerraron con Guerreros. El 2016 editaron sus primer larga duración, Ready to Kill. Espero seguir sabiendo más de ellos dentro de no demasiado tiempo.
A partir de este momento comenzó la parte más importante del show y la razón principal para apersonarse esa noche a la cita musical: las bandas extranjeras más relevantes. La primera fue Inquisición y la verdad es que rápidamente se alcanzó el ápice musical de la noche. Lo exhibido por el combo liderado por el guitarrista Manolo Schäfler es de primerísimo nivel. Una pena que tan pocos hayan podido gozar de su exhibición. Ataviado con una ortodoxa correa de balas ejecutó los solos más elaborados de la noche mientras todo el conjunto profería aquellos extraordinarios temas como Dragonslayer, Innocent Sinner, Burning Metal y Pagan Rites, entre otros . Ahora se encuentra con ellos el retornado Freddy Alexis quien cantara en los dos discos iniciales, Steel Vengeance y Black Leather From Hell y enriqueció con sus estilo, versatilidad y talento todos los temas. La “química” entre los integrantes es evidente, como evidente fue también que en el escenario jugaron para ganar desde el principio. Al menos yo me quedé con ganas de más, ojalá alguien se anime a traerlos como cabezas de cartel en algún momento del año. O quizás como acto de apertura para Judas Priest quedarían muy bien.
Los siguientes en montarse en el escenario fueron uno de los clásicos del thrash austral, me refiero a los Warpath la banda de Marco Cusatto que fuera la primera agrupación extranjera de alguna forma de metal (no, Raf no era metal) en tocar en el Perú en el 89. Solo él queda de aquella alineación y nos ofreció esa suerte de power thrash metal técnico tan original y novedosa que ha signado el sonido de la banda, que, recordemos, fue en realidad de corta vida. Canciones del Mental Acceleration y del Torture, como In War o Never Betrayed. Lo malo es que pocos estuvimos presentes para esa noche de valiente metal, y me había contado antes que tocó en el 89 ante 900 en el Reyes Rojos, ¿qué pensará ahora? Durante su presentación, integrantes de Atrophy y Nasty Savage caminaban por entre el público y disfrutaban de la ejecución. Particularmente Tim Kelly de Atrophy gozaba de la percusión. En general, los estadounidenses se llevaron una buena impresión de las bandas chilenas (las peruanas no parecen haberles llamado la atención).
Al terminar ese grupo subieron los Atrophy y comenzó el clímax de la noche. El set fue largo, iniciaron con un tema un tanto inesperado, Urban Decay, que cerraba su debut de 1988, Socialized Hate, para continuar con el In their eyes, uno de sus grandes clásicos. Siguieron Preacher Preacher, la genial Right to Die, Chemical Dependency, Socialized Hate, Rest in Pieces, Product of the Past, la genial e himno de la noche Violent by nature, Killing machine, el himno animalista Puppies and Friends y cerraron una estupenda presentación con Beer Bong.
Durante su performance todos estuvieron muy bien, pero sorprendió especialmente la pareja de guitarristas, que son las novedades de la banda, en particular la primera guitarra, Casper Garret, quien acompañó unos años a Kelly en la banda Parasite, pues ofreció un despliegue técnico envidiable, en mi opinión el único de la noche que pudo acercarse a la ejecución con la que deslumbro Schäfler de Inquisición unas horas antes. Un detalle es que en el show estaba presente la hija de Brian Zimmermman, vocalista de Atrophy, y era la primera vez que ella lo veía en vivo en persona cantando. Se le veía orgullosa. Bonito detalle.
Pasada la 1: 00 am subió al escenario Nasty Savage, la razón principal de la asistencia de la gente, y dio un show magistral tanto a nivel musical como de performance. Su set fue medianamente extenso. Los Savage, en particular su vocalista, siempre dieron shows bizarros, ya en los 80 eran conocidos por las extravagancias que hacían en el escenario y que incluían elementos del shock rock, algo que por supuesto no era sorprendente en esa década que vio a WASP y a Lizzy Borden, entre otros, pero los Nasty Savage siempre eran extremos y extraños. Esta noche no fue la excepción, la banda tomó sus posiciones y mientras comenzaban los acordes de No Sympathy de su primer disco, Ronnie se montó en el escenario con un andador de esos para ancianos con problemas en la cadera, se apoyaba en él pero luego comenzó a azotarlo contra el suelo, hasta romperlo, paulatinamente. Siendo en sí un acto extraño (¿qué rayos simboliza un andador?) no dejó de transmitir violencia y desconcierto.
Constantemente ponía rostro de desesperación, como si estuviera constatando una tragedia o sopesando un eventual suicidio, mientras se llevaba las manos a la frente y a la cabeza, sus movimientos eran, en general lentos. La música por supuesto seguía y así fueron pasando Gladiator, una de sus más agresivas composiciones, luego anunció Savage Desire, uno de los más coreados, siguieron Asmodeus, Witches Sabbath, Psycho Psyco (tema delirante), Unchained Angel y Abstract Reality. Ronnie se puso una máscara de calavera con guantes que tenían dibujos de huesos, mientras simulaba nuevamente el estado de desesperación. Luego de The Morgue empezó a azotar unos televisores viejos noventeros que habían acumulado ante él antes del show, con una cadena, hasta irlos reventando. Se terminó lanzando sobre sus pedazos. Aparentemente se cortó la frente con los vidrios (o tal vez lo simuló). El asunto es que empezó a sangrar profusamente, momento que aprovechó para empapar los set list con sangre y lanzarlos al público, incluso uno lo convirtió en avioncito perverso y lo arrojo.
El show llegó a su final como Snooze You Loose, Metal Knights y XXX, quizás su corte más aclamado y conocido (aunque no necesariamente el mejor). Terminó arrojando pedazos de televisor a la gente. Un show realmente bizarro. La banda cumplió con eficiencia la ejecución de los temas, algo que se agradece pues varios de ellos son bastante complejos. Sin ser demasiado tarde, algo que también se agradece, terminó el concierto.
Así llegó a su fin la edición II del Abadon Fest. Sin embargo no se puede dejar de llamar la atención sobre la escasez de público que padeció el evento. Si ya el Abadon I lució algo ralo de gente, para lo que se esperaba, tenía al menos la excusa de que las bandas eran conocidas solo en el under metálico, pero para esta edición se apeló a nombres de más impacto y trayectoria, obviamente no son Overkill ni Exodus, pero no eran unos desconocidos en los 80 y con el tiempo se ganó perspectiva sobre su obra musical. ¿Qué pues falló para que tan poca gente haya ido a un show, que gozó de excelente sonido, buen juego de iluminación, feria de discos muy interesante, comida a buen precio, cerveza y lo más importante de todo, un buen cartel de bandas? Los problemas de la edición pasada incluso se superaron en esta bastante bien. Todo estuvo mejor.
Y abordaremos en posteriores artículos este problema, pero apuntó ya dos elementos. El primero y obvio, la cantida de shows impacta en el bolsillo del público potencial y este tiene que elegir. Un concierto al mes parece ser la media de lo que puede permitir el metalero común, y no todos los meses. El segundo, es necesario trabajar la publicidad para conseguir las mejores asistencias a los conciertos que impliquen mayor interés, en ese sentido no es posible moverse solo en redes sociales, las redes, como comenté en estos días, nos enclaustran entre nuestros contactos, la gente que ya nos conoce es la que se entera de lo que hacemos, pero ellos ya lo saben desde antes. Es necesario llegar a más gente y convencer. Si no los shows seguirán agonizando hasta que simplemente se dejen de hacer.
No quiero terminar la nota sin agradecer a Rhino Colmena Producciones, y a Rhino en persona por su apoyo y facilidades para la realización de esta pequeña nota. Desde esta tribuna te felicitamos por tu esfuerzo y hacemos votos para que a través de un reexamen concienzudo de la situación se replanteen nuevos posibles shows que tengan más recepción, la calidad del espectáculo que ofreces lo merece.
Además deseo agredecer a mi compañero de conciertos, Ricardo Choy Kifox por las excelentes fotos tomadas a Inquisición, Warpath, Atrophy y Nasty Savage. Las anteriores las tomé yo y se nota. Gracias.