Tras las huellas de la década: año 2001
A solo unos días de empezar otra década, los invitamos a repasar los hitos y las grietas del derrotero noticioso de los últimos diez años. Pondremos bajo la lupa, en primer lugar, el 2001, que abrió la puerta del siglo XXI, y que nos trajo una sensación de conflicto global no percibida desde las aciagas jornadas de la Segunda Guerra Mundial. En el Perú, la institucionalidad democrática volvió a ver una luz al fondo del túnel con el retorno de un régimen legítimo, producto de un proceso electoral limpio. En estos como en otros hechos, El Comercio fue un informador acucioso y veraz, tanto en su plataforma escrita como virtual.
Atrapado SIN salida (23.06.2001)
El 23 de junio la operación “Jaque Mate” concluye con la captura en suelo venezolano del hombre más buscado por el gobierno del Perú. Demacrado y esposado, Vladimiro Montesinos Torres es entregado al ministro del Interior peruano Antonio Ketín Vidal Herrera. El ex mandamás del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) llegó a Lima el 25 de junio bajo extremas medidas de seguridad que montaron unos 2.000 policías y bajo un impresionante despliegue mediático. Su destino fue el Palacio de Justicia, donde brindó sus generales de ley, mientras Vidal Herrera, otra vez, se llevó los honores por su impecable labor de “sabueso”. (Ver 2001 MONTESINOS.pdf)
La democracia se fortalece (28.07.2001)
Con un país en crisis, Valentín Paniagua había emergido como un hálito de honestidad en medio de la corrupción generalizada, y llevó a nuevas elecciones generales, en las que Alejandro Toledo Manrique venció a un Alan García “recargado”, que estuvo más cerca del triunfo de lo que muchos imaginaron. “La separación de poderes será una realidad.
El Legislativo será respetado y el Judicial hará la justicia que demanda el Perú”, prometió Toledo Manrique el 28 de julio, en su primer discurso como presidente de la República. Tan solo un año antes Alberto Fujimori había jurado por tercera vez como presidente de un gobierno que se derrumbó en pocos meses.
(Ver 2001_TOLEDO.pdf)
Gigante golpeado (11.09.2001)
Ese martes 11 de setiembre el mundo se estremeció: 2.974 personas fueron las trágicas víctimas de un silencioso plan elaborado por uno de los más acérrimos enemigos de Estados Unidos, Osama Bin Laden. Un grupo de 19 comandos suicidas secuestraron y pilotaron cuatro aviones comerciales hacia sus objetivos, burlando los sistemas de seguridad de la primera potencia mundial. A las 8:45 a.m., hora peruana, los noticieros matutinos mostraron una enorme humareda que provenía de la Torre Norte del World Trade Center.
El Boeing 767 de American Airlines, con 92 personas a bordo, había impactado contra la inmensa mole de acero y cemento. Minutos después un segundo avión, de United Airlines, se estrelló contra la Torre Sur, desintegrándose en medio de una terrible explosión. Quedaron grabadas las tristes escenas de personas lanzándose de las alturas para no morir quemadas o asfixiadas.
Un tercer avión colisionó contra el Pentágono, corazón militar de los Estados Unidos. El último se estrelló en Pennsylvania, aparentemente ante un inesperado motín de los pasajeros. Las Torres Gemelas se derrumbaron formando una inmensa ola de humo que oscureció la mañana neoyorquina. Estados Unidos quedó absortó ante una vulnerabilidad que nadie sospechaba, salvo el autor intelectual del ataque. Nueve años después, a pesar de dos guerras -Afganistán e Irak- y una implacable persecución, el líder de Al-Qaeda aún no ha podido ser capturado. (Ver 2001_TORRES GEMELAS.pdf)
Odiado y amado (10.11.2001)
“La pelota no se mancha”. Esta íntima confesión pertenece a la despedida oficial del Dios de los argentinos, Diego Armando Maradona. Maestro del zigzag y el regateo, filoso en el pase final, eximio dribleador y genial armador, este peón y rey de las selecciones gauchas decidió colgar sus mágicos botines el 10 de noviembre, en el abarrotado coloso xeneise de La Bombonera, en un duelo entre Boca Juniors y los amigos de Maradona, incluido el “maestrito” Solano.
Un rechoncho “pibe” hizo lo que pudo, no mucho, pero más que suficiente para una divinidad. Entregó pases obvios, se quitó de encima marcas invisibles, y hasta anotó un penal bastante “conversado” con Higuita. Pero estos gestos, lejos de una afrenta al grande entre los grandes, fue un homenaje de sus amigos –Stoichkov, Valderrama, Suker, etc.- y de un pifiado Pelé, sentado en el palco de honor, con quien siempre disputará la corona de amo del balompié universal. (Ver 2001 MARADONA.pdf )
No voy en tren, voy en helicóptero… (20.12.2001)
Cuando el presidente Fernando de la Rúa subía al helicóptero que lo sacaba de la Casa Rosada, miles de manifestantes y piqueteros argentinos, entonados con la indignación de un pueblo empobrecido y la fiereza de una barra brava, golpeaban ya las puertas del Palacio de Gobierno.
Los justicialistas no aceptaron un gobierno de unidad nacional, y el Fondo Monetario Internacional ajustó la soga sobre el cuello de la economía argentina a niveles insostenibles. Simplemente, el Gobierno de De la Rúa no daba para más. La confiscación de los depósitos bancarios incendió la pradera y el desgobierno terminó por obligar al entonces presidente a salir volando.
(Ver 2001 DELA RUA.pdf )
¡Nunca más! (29.12.2001)
Un comerciante de Mesa Redonda enciende un juego pirotécnico para exhibir la calidad de su producto. De pronto, las chispas activan una incontenible cadena de explosiones en medio de las calles abarrotadas: la tragedia había empezado. La ausencia de extintores, las conexiones informales y la exposición de material pirotécnico permitieron que las llamas devoraran todo a su paso. “Esa noche no pude dormir”, comentó una curtida fotógrafa del diario El Comercio.
Su lente había capturado las crudas imágenes de los cuerpos calcinados en medio del agua y los amasijos que quedaron tras el siniestro. El incendio se llevó más de 300 vidas. Un general de la Policía y cuatro comerciantes condenados a cuatro años de prisión y 200 mil soles de reparación civil: esa fue la sentencia de la justicia peruana para los responsables de tan infausto acontecimiento. (Ver 2001 MESA REDONDA.pdf)
(Miguel García Medina)