El tío más recordado del Perú
El 11 de marzo de 1997 dejó de existir Juan Salim, más conocido como el Tío Johnny, dos días después durante el sepelio sus ‘sobrinos’, cuyas edades superaban la barrera de los 30 años, le dieron el último adiós entonando ante sus restos mortales las canciones que marcaron a más de una generación que tuvo su infancia entre fines de los años 60 y durante toda la década de 1970. Pero, quién fue este carismático animador, qué lo había hecho especial y cómo llegó a convertirse en la estrella de los niños de varias generaciones. Su historia en el siguiente post de Huellas Digitales
Antes de imaginar siquiera ser el Tío Jhonny, Juan Salim trabajó en radio América como locutor, junto a Antonio Tineo, con quien tuvo la tarea de crear los Domingos de Nestlé en 1958, un maratónico contenido radial para el que tenían todo listo menos el espacio infantil, es así que improvisando una voz paternal Salim dio vida a su personaje inmortal. Después de 5 años de su creación, el 3 de junio de 1963 se inauguró su programa infantil ‘Buenas Tardes, Tío Johnny’, en el canal 4.
El programa que empezaba a las 6 de la tarde con un estruendoso coro de voces infantiles que decía: ¡Buenas tardes, Tío Johnny!, era el reino de este maestro de la diversión ataviado con un traje de rayas amarillas y negras y un sombrero crema.
El escenario intentaba recrear un bosque de fantasía en el que habitaba la señora vaca, y era justo buscando a este tierno personaje que el Tío se las ingeniaba para dar la voz de partida y beber el acostumbrado vaso de leche al son de una melodía de trompetas que estimulaba a sus ‘sobrinos’ a tomar el nutritivo lácteo.
Dicho espacio también tenía otro gran atractivo para los pequeños del hogar: los dibujos animados. Fueron Súper Car, Tiro Loco, y Aladino y su lámpara maravillosa, los personajes que alternaban con la presentación de Johnny y sus títeres, juegos y concursos.
Sin embargo, el Tío conocía muy bien a su fanaticada y sabía que los fines de semana el formato debía variar un poco, así que inventó para los viernes ‘El Tío Johnny a Go Gó’, una versión musical del programa, con las chichi-chicas en el ballet.
Los viernes no había dibujos animados solo musicales que empezaban con un estribillo que decía: “Acomódense muchachos, la fiesta ya está aquí, ahí viene el Tío Johnny, con sus bailes y canciones…¡El Tío Johnny a Go Gó, el tío Johnny a Go Gó!”.
Cambio de espacio televisivo
En 1968, se mudó de casa televisiva. Llevó con éxito su programa a Panamericana Televisión; sin embargo, con la fusión de América y Panamericana Televisión en 1974, por órdenes del Gobierno militar, el entrañable personaje fue duramente presionado para cambiar muchos de los elementos de su programa, su traje a rayas y el sombrerito que recordarían al Tío Sam, emblemático símbolo estadounidense, por lo que se le sugirió que lo cambiara, además el Tío a Go Gó, tenía que desaparecer por utilizar música que no era nacional.
Todas estas medidas acabaron con el programa en 1978, cuando las sugerencias del Gobierno militar se volvieron órdenes, por tal motivo el Tío tomó sus maletas y se trasladó a Ecuador, país en el que tuvo el mismo éxito que en Perú manteniendo las mismas secuencias y su inigualable carisma.
No obstante, su amor por el Perú lo trajo de vuelta en 1981. América Televisión lo esperaba con los brazos abiertos, su permanencia en la televisión no fue muy larga, manteniéndose en el aíre solo hasta 1983.
Aún con la cancelación de su programa, Juan Salim nunca dejó de ser el Tío Jhonny, sus sobrinos se fueron haciendo adultos recordando su paciencia en las audiciones que hacía con los niños para su programa, o lo didáctico que era cuando llegaban algunos de sus sobrinos a exhibir sus juguetes; hay quienes dicen que al verlo por la calle y ser abordado por sus seguidores ya adultos, el no dudaba en detenerse y saludar derrochando esa gracia que lo hizo una estrella.
(Dick Cáceres Navarro)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio