Alejandro Granda, el Caruso peruano
El 8 de julio de 1932, el tenor peruano, Alejandro Granda (1898-1962), regresa de una exitosa gira por Europa. Huellas Digitales les brinda detalles sobre su exitoso retorno, además de facetas poco conocidas sobre su carrera.
“De una imponente y espontánea manifestación de simpatía ha sido objeto en la mañana de hoy el tenor chalaco Alejandro Granda, que regresa a su patria después de haber obtenido ruidosos triunfos en los teatros de Italia y otros países europeos.”
Así informó El Comercio en su publicación del 8 de julio de 1932. La nota destaca además las miles de personas que recibieron al tenor nacido en el Callao en el malecón Figueredo. Luego fue cargado en hombros hasta la prefectura, donde agradeció desde el balcón a la multitud.
Para entender la fascinación del público peruano por el tenor, debemos situarnos unos años atrás del hecho. Granda era un maquinista de la Compañía Peruana de Vapores hasta 1925, cuando su suerte cambió. El presidente del Perú, Augusto B. Leguía, lo escucha interpretar ‘A la orilla de un palmar’. Al terminar de escucharlo, Leguía dice: “El Perú tiene su Caruso”.
El mandatario le concede una beca para estudiar el bel canto en Italia, además de una pensión para su familia. Antes de partir, concede dos conciertos, uno en el teatro Forero y otro en el Alfonso XIII del Callao en 1924.
Granda llega a consolidar su carrera como tenor en Europa. Su debut se da en 1927, interpreta a Osaka de la ópera `Iris’ de Pietro Mascagni en el teatro italiano Sociale di Como. Luego de terminada la función, le ofrecen un contrato para realizar 60 presentaciones en Italia y 25 en Alemania. Su nombre se consolidó cuando pisó el teatro de La Scala de Milán.
Es considerado el tenor favorito del dictador italiano Benito Mussolini, quien lo condecoró con el título de “Caballero de la Corona de Italia” en 1939. El gobierno peruano haría lo propio en 1947 al otorgarle la “El Sol del Perú”. Luego de 25 años de carrera, se retira de los escenarios en 1952 por un mal en el oído.
En 1962 monta una academia de canto en Hollywood, donde tiene como alumno al gran tenor Mario Lanza. Después de ser maestro de canto del Instituto Nacional de Bellas Artes en México, regresa al Perú con el sueño de fundar una escuela de ópera lírica. Sin embargo, la idea no prospera y se dedica a ser maestro en el Conservatorio Nacional de Música. Muere en 1962, a los 63 años de edad.
Sin duda alguna, Alejandro Granda fue el primer gran tenor peruano. Su imponente voz no sólo fue reconocida en Sudamérica, sino que cautivó al público de Europa y otras partes del mundo. Es un personaje referente en la historia de la ópera en nuestro país, motivo por el que no debe ser olvidado por las futuras generaciones.
(Iván Gonzales Geldres)
Fotos: Archivo