Mírame y no me toques
Mientras que el mundo entero empieza a danzar con la fiesta del fútbol en Sudáfrica, China se tortura con las mismas preguntas, una y otra vez, ¿por qué aquí nunca figuramos? ¿Será posible que entre 1.300 millones no existan once magníficos? ¿Qué está pasando con la fábrica del deporte? Y sufre, ya que a diferencia de lo que el mundo cree, China se apasiona por el fútbol.
Fotos:Xinhua
Subo a un taxi y vienen las mismas preguntas de siempre aunque con giro mundialista:
Taxista: ¿De dónde eres?
Yo: De Perú
Taxista: … (Silencio)…
Yo: … que está al costado de Brasil en Sudamérica (le ilustro su mapa futbolístico)
Taxista: ¡Sudamérica! ¡Brasil! ¡Argentina!, allí se juega buen fútbol, no como aquí que son tan malos que ni siquiera podemos clasificar. ¿Y Perú ha clasificado?
Yo: Esta vez no. Somos tan buenos que por exportar tantos jugadores nos hemos quedado sin nadie. (Desvío rápidamente el tema) Pero la selección femenina china es muy buena…
Taxista: Las mujeres valen la pena, a los hombres habrá que fusilarlos (y se ríe). Por eso soy hincha del Chelsea (club inglés).
Yo: Bajo en la esquina.
China cuenta con el mayor número de hinchas del mundo que demuestran una pasión casi desmedida por jugadores, clubes y selecciones extranjeras. Muchos hasta han adoptado otra nacionalidad futbolística renunciando al fútbol nacional.
El divorcio ocurrió hace ocho años. China clasificó por primera y única vez a la Copa Mundial del 2002 en Asia, de la mano del legendario entrenador Bora Milutinovic.
Miles y miles de aficionados chinos viajaron a Corea del Sur en una gran caravana con la bandera nacional. Pero la selección china fue eliminada en la primera ronda sin ganar ningún partido y sin anotar ningún gol. Cero puntos en tres juegos.
Entonces –cuenta la leyenda que difunden los taxistas- “los fans en la amargura de la derrota juraron nunca más ver fútbol chino y se volcaron a contemplar los partidos de la EuroCopa y de la Copa Mundial”.
Fue así como muchos se hicieron hinchas acérrimos de cualquier jugador, equipo o selección que destaque en el planeta. El diario El Pueblo subraya en una editorial que “la atención por la Copa tiene algo que ver con la desilusión por el fútbol nacional, tema que ha marcado por mucho tiempo el desarrollo del fútbol chino”.
El campeonato actual le recuerda al mayor ganador de medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 que todavía está bastante lejos de alcanzar un Mundial. Y es que si China va al Mundial no es para participar, sino para ganarlo. Así razona la competitiva fábrica mundial del deporte.
Pero el gigante del Asia nunca se ha coronado campeón ni siquiera de su región y tan solo ha participado en una Copa Mundial. En diez años, China ha tenido hasta siete entrenadores de sus equipos nacionales. La selección masculina ocupa el puesto 84 del ranking. Pero la femenina, las “Rosas de Acero”, se encuentra dentro de las 10 mejores del planeta.
¿Qué males afectan al fútbol chino?
1. Corrupción, dopaje y violencia
Los escandalosos arreglos de partidos y apuestas bajo la mesa obligaron al Ministerio de Seguridad Pública a lanzar una campaña para limpiar este deporte. Hasta el momento se encuentran detenidos más de 20 dirigentes, árbitros y jugadores, incluyendo al ex presidente de la Federación Nacional de Fútbol Nan Yong que podría afrontar pena de muerte. A esto se suma dopaje de jugadores y violencia de los hinchas.
2. Escasez de auspiciadores
Los auspiciadores llueven en los deportes estrellas del país. Pero en el fútbol, que por lo general produce lágrimas y desilusión, las empresas huyen. Entonces se crea un eterno círculo:
Empresas: “Si no hay resultados, no hay dinero”
Selección: “Si no hay dinero, no hay resultados”.
3. Políticas deportivas
La fábrica del deporte recluta a niños y los convierte en jóvenes que ganan medallas de oro. Pero el fútbol no se encuentra entre los deportes elegidos. Los gobiernos locales prefieren invertir en otras disciplinas que aseguren éxitos para incluirlos en los reportes anuales de logros alcanzados.
4. Falta de tradición futbolística
Un ancestro del fútbol actual ya se jugaba en China durante la Dinastía Han, 220 AC, según algunas pinturas y vasijas de la época. Pero ahora, los niños no juegan fútbol en los colegios ni en sus vecindarios. No existe el club de barrio y hay muy pocas canchas disponibles en la ciudad. La mayoría aprende a jugar en la universidad.
Pero este mismo cuadro del pasado podría volver en el futuro. China enviará a 500 jugadores juveniles a entrenar a varios de los principales clubes europeos en los próximos cinco años.
Según el plan de la federación, jóvenes entre 15 y 17 años con potencial pasarán dos o tres años en las ligas de España, Inglaterra, Alemania, Italia y Holanda, el último intento para producir futbolistas de elite.
El reciente triunfo sobre Francia en un amistoso previo al Mundial ha despertado esperanzas. China celebró la victoria de su equipo calificando el resultado de “momento histórico”. Francia no le ha dado importancia.
Por ahora, los hinchas chinos tendrán que contentarse con hacerle barra a Corea del Norte “que no puede alimentarse pero sí puede jugar fútbol”, reclaman los internautas en la red china.
Kim Jong-il ha regalado 1.000 entradas a los hinchas chinos para que alienten al equipo de Corea del Norte durante el Mundial. Los fans que se hacen llamar el “Ejército voluntario de hinchas” ya están en Sudáfrica con ambas banderas.