Panamericanos sí, ¡no somos una aldea!
Tengo el televisor apagado dos días, no sé cuántos más tarde en encenderlo. Además, con los años, la música cada vez más, me toma mayores tiempos. No toco instrumentos, vale decirlo, solo la oigo. Estoy aburrido de ver a tanto político oportunista pidiendo hoy lo de moda: que renunciemos a los Panamericanos. Y solo para ser portada en los diarios o que la nota con su cara sea la más leída en las webs, un masaje al ego, palabra. Y los sientan ahí en la televisión como invitados para que se despachen con el valor que presta la ignorancia o la mediocridad. Eso es como cuando algunos otros -políticos también- cada vez que la selección de fútbol pierde, salen a exigir que no participemos más en las Eliminatorias, que nos retiremos por un tiempo para no pasar roche.
Lo primero que debo decir es que los Panamericanos los pedimos nosotros , los peruanos (en mala hora, por cierto, eso jamás debió ocurrir). No nos vinieron a tocar la puerta para decirnos, jalándonos de la solapa: “Por favorcito, no sean malos, háganlos ustedes, los ‘jaguares de América’, vamos, digan que sí”. Nosotros fuimos a rogarles a los de la Odepa para que nos los cedan, se los sacamos de las manos a los chilenos, y encima, luego les sacamos la lengua. Si inclusive, a un dirigente prominente de la organización hasta le regalaron un jarrón bien bonito que valía como 20 mil dólares solo para que nos mire con más cariño y se le ablande el corazón antes de la votación ¿Qué? ¿Y ahora nos vamos a bajar del micro? ¿vamos a decir: “Ya no podemos”? ¿Somos pobres, y si los hacemos, nuestros niños se quedan sin comer? Renunciar a los Juegos nos pondría al nivel de Haití, de Burkina Faso. Así ya ni los presidentes invitados a la APEC van a querer venir, nos mirarán con desconfianza, seguro creerán que deben traer su refrigerio en el avión junto a su bolsa de dormir para encerrarse y no ser devorado por pulgas y garrapatas.
El facilismo del: ·No se puede”
Queremos ser del primer mundo pero algunos pretenden decir: “No podemos hacer los Juegos porque los colegios y hospitales son primero”. Yo me pregunto: ¿Son excluyentes ambas cosas? ¿Es lo uno o lo otro? ¿Tan a las justas estamos? No parece. Mirando el despilfarro del Congreso, por ejemplo, palabra que no lo parece. El Perú tiene 200 años como república independiente esperando que se construyan esos hospitales y colegios en masa que hoy algunos sollozando añoran ver construidos. Y si no se hacen, ahora, ¿va a ser culpa de los Panamericanos? La sede se la dieron recién a Humala hace tres años, no es que se la entregaron a Ramón Castilla o a Nicolás de Piérola, por si acaso. Además, ¿qué garantiza que si renunciamos a los Panamericanos, por fin, los van a construir, por favor? Nada, el chiste se cuenta solo y la tentación del ‘pro-bolsillo’ siempre pudo más.
El gobierno actual se ha encontrado con un compromiso de honor y la soga en el cuello.No le permitamos zafar el cuerpo porque una vez que lo haga, actuará como los demás y se olvidará del deporte. ¿Prometió desarrollarlo antes de ganar las elecciones? No. ¿Lo hizo otro candidato? Tampoco. Si normalmente los políticos nunca cumplen lo que prometen, menos harán lo que no ofrecieron.No seamos ingenuos. Del Tren Eléctrico también se dijo durante 30 años que era imposible hacerlo, muy caro. Quedó bien, ¿no? ¿Sirve o me parece?
Todo es ahora: “Y si en vez de los Panamericanos hiciéramos esto?, ¿o esto otro? ¿Y esto de más acá?. Caray, cómo se le iluminó la mente de un momento a otro a la gente que nos gobierna, a los opositores, y a los periodistas que nunca se ocuparon del deporte. Porque ahora hay mil opones alternativas. Palabras fáciles. Para salir en televisión, para ser polémicos.
Me pregunto si la resistencia de un sector la clase política y de la prensa no sería menor si en vez de Panamericanos, habláramos de la sede de un mundial. Claro, ver en acción a Usaín Bolt y Phelps ya decadentes, no es tan atractivo. Si se tratara de imaginar un posible duelo: Cuevita-Cristiano o Paolo-Müller, ahí ya podríamos invertir un poquito más.
Ese llanto de quienes imploran no hacer los Juegos pensando en el futuro de nuestros hijos, me recuerda a aquellos que cuando la selección pierde salen y dicen: “Con esa plata que da el fútbol, los niños podrían tomar más leche”. Una paparruchada. Lo cierto es que con la infraestructura que deja un evento como los Panamericanos, quizá tomen la misma leche que ahora, pero serán más sanos luego, mejor formados cerebralmente porque el deporte aleja de todas las miserias que hoy disfrutamos, por ejemplo, gracias a nuestra ‘maravillosa’ televisión. Una mentalidad más desarrollada estará medianamente garantizada. Dicen otros que en Atenas la infraestructura olímpica quedó abandonada después. Eso es lógico.
A ellos les sobró, a nosotros nos falta….