¡Gracias Bolivia! Nunca te olvidaremos...
Camino por las calles y la gente luce con otro semblante. Veo más personas con la camiseta de la selección puesta. Pago en una tienda una galleta con billete de cien y el vendedor sonríe, ni siquiera lo mira a contraluz para ver si es falso. Pides la hora a alguien y te contesta así no tenga reloj. Los taxistas te llevan a cualquier parte, no solo adonde ellos quieren ir. Hay una felicidad implícita en las calles que no vi ni cuando declararon a Machu Picchu ‘maravilla del mundo’. Hemanos bolivianos: esto no se olvida, nadie, con un simple error de comprensión de lectura, había podido como ustedes darle a un pueblo ajeno tanta felicidad, la que nos quitan siempre nuestros rivales, miserables ellos, a la hora de jugar. Se hicieron una, amigos.
Y sí, “Justicia Divina”. Así definió Oviedo, el presidente de la FPF, la obtención ‘en mesa’ de esos tres puntos que han hecho más llevaderas nuestras vidas, esos puntos del partido que perdimos jugando horrible con Bolivia, 2-0, en La Paz. Claro, uno puede pensar al escucharlo -y saber que aparentemente desde el cielo decidieron poner las cosas en su sitio- que ese día los bolivianos compraron al árbitro, nos anularon tres goles, o nos envenenaron el agua rehidratante.
Pero hasta donde recuerdo, ellos nos ganaron bien, inscribieron mal, que es distinto, siempre en ese afán que tienen de hacer de su equipo una especie de ‘Resto del Mundo’, allí nacionalizan hasta a los turistas para que jueguen por su selección, a ver si les va mejor. Bueno, un alivio saber que desesperados por llegar a un mundial hay en todos lados. En la selección de Bolivia juegan paraguayos, brasileños, suecos, argentinos, todos ‘de quinta’. Tienen menos control de calidad que un hospital de Essalud. En fin, “la cosa es ganar”… Me suena eso, ¿dónde lo escuché antes?
Igual, ¡gracias Bolivia!, son tres puntos de oro, nos metemos en la pelea para muchos, y aunque no vayamos al mundial, es lindo saber que rompimos 12 años sin ganar de visita y encima goleando. Porque la resolución de la Fifa nos da una contundencia demoledora que ni con Pizarro tuvimos: 3-0, aplastante como todo ‘walk over’. Y eso, hay que estar atentos al vicepresidente de la FPF, el amigo Chuquizuta, de repente apela porque ya sabemos que gol de visita, en su pequeño mundo paralelo, vale doble. Entonces, 6-0 sería. Eso no lo logra en la altura ni Argentina con Messi, es un triunfo ‘histórico’ por donde se le mire: Tenemos 11 puntos en 10 partidos y muchos hinchas sienten que estamos rozando con el término: “campañón”. Es más, si es cierto que Gareca no tenia asegurados en un papel 4 años más, ya debe estar firmando ahorita, yo le aconsejaría que se apure.
Matemáticamente….
¿Que se necesitaría para clasificar teniendo 11 puntos? Ganar cinco partidos de los ocho que quedan. Suena fácil si se tiene fe, lo que acá tenemos hasta para regalar. Es mentira sí, eso de que se deben ganar los ocho encuentros, pero… a ver pues, quiénes podrían ser esas cinco víctimas, considerando que nos faltan dentro de esos ocho partidos Brasil y Argentina. Ir a Rusia siempre es posible, pero si es a pasear con la familia, se ve más fácil.
Lo curioso de todo esto, positivo para Perú (hay que decirlo porque la gente se enoja si cree que uno no celebra con ella), es que al darle también puntos a Chile, la Fifa está poniendo en riesgo la clasificación de Argentina, que ahora es sexto en la tabla de Eliminatorias. Oigan, no podrán negar que se nota que Grondona ya no está en este mundo, porque con él en actividad, ese documento de reclamo hubiese sido incinerado apenas puesto en la mesa de partes. Don Julio salía de su oficina, leía el papel, sacaba su encendedor y lo quemaba alli mismo.
¿Saben cuál es el único problema que veo en todo esto? Que los que piensan hoy más que nunca que Rusia 2018 es viable van a presionar a gritos para que regresen toditos, hasta el ‘Chorri’, si fuera posible. “¡Que recambio ni ocho cuartos! Eso es para la próxima”. Lo de siempre. Y en cuanto a Oviedo y su “Justicia Divina”, pues quizá, en medio de todo, se le pueda encontrar sentido a lo que dijo. Los bolivianos nunca llenan su estadio cuando van últimos, es justo que nosotros, que sí lo hacemos, tengamos al menos chance hasta el final.
Para intentar merecer algo, primero hay que quererlo, ¿verdad?