De pesca en tierra firme
Una de las cosas que quería hacer en mis vacaciones era conocer el terminal pesquero de Villa María del Triunfo. Tenía que ser un miércoles, así que fui esta madrugada.

Se suponía que debía coincidir con la visita de los ocho chefs vascos que llegaron el martes a Lima, en un viaje de familiarización con nuestra cocina que durará dos semanas. Ellos han llegado después de vivir una experiencia similar en Japón, y la idea de su visita es conocer las diferentes cocinas del Perú, repartiéndose por restaurantes como Sonia, La Mar y Chez Wong del buen Javier Wong, El Rincón que no Conoces, Fiesta y otros más.Ayer miércoles fueron al terminal pesquero, pero madrugaron mucho más que yo. Debía encontrarlos entre 5:30 y 7 de la mañana, pero ellos llegaron una hora antes y parece que el recorrido fue más rápido de lo que pensé, porque yo llegué a las 6 y ya se estaban yendo con el chef y especialista en panes creativos Renato Peralta, que está asesorando a Promperú en temas gastronómicos. En fin, igual entré y conocí, claro, con mi hermana y mi cuñado como guías.
El terminal está en la Av. Pachacútec (es la continuación de Av. Los Héroes, que antes también se llamaba Pachacútec), y la verdad que pasan por ahí muchos micros y taxis como para quien no se anime a ir en auto. Yo fui en carro, y felizmente a la hora que entré el tráfico no era terrible; eso sí, es mejor ser rápido y emprender la retirada antes de las 7, si es posible.

Después de estacionar (medio caótica esta etapa), entramos pisando charcos. Donde uno pone el pie encuentra agua, así que unas botas plásticas vienen perfecto (si no tiene, unas zapatillas viejitas, que deberá lavar inmediatamente después, van bien); cuídense también de los carretilleros, que rozan a todo el que se descuida, dejándole el olor a pescado en la ropa (ya es bastante llevárselo en los pies).
Continuamos y nos vamos directo a los pescados. Hay por todos lados, de todo tipo y tamaño, dentro de los camiones cubiertos de hielo (casi techo a piso) y en jabas, por montón. Pensé que iban a haber muchísimos “jaladores”, pero creo que son más madrugadores que yo. Había uno que otro por ahí… ofrecían sobre todo el perico, que había bastante. Vi también mucha corvina, regular cantidad de lenguado, igual de pejerrey, chiarela, también vi señorita y unos cachemas que compré. Ni bien me lo pesaron, una fileteadora se ofreció a limpiarlo todo por 2 soles.

La cosa es así: compras tu pescado (yo llevé tres cachemas, que pesaron algo de 2.800 kg, a 12 soles el kilo), y si quieres llevarlo limpio, pasas a la zona de fileteo, que la verdad me pareció bastante grande, limpia y ordenada. Filetean todo y te dan todo, te lo trozan como quieras y son recontra rápidos.
Cerca de allí está la zona de mariscos. En jabas hay cangrejos bien vivos, por ahí vi un poquito de conchas negras (en enero anunciaron que la veda empezaría el 15 de febrero, ¿será?), tentadoras almejas, mejillones, choros, harto langostino, calamar y más.




Pensé que el olor iba a ser mucho más intenso, la verdad. También que iba a encontrar muchísimo más pescado y también más gente (quizá la hora… más temprano hay más movimiento). En cuanto a limpieza, lo vi bastante bien, especialmente noté que habían barrenderos atentos a recoger papeles y demás, todos los fileteadores llevaban mandiles, gorros para el cabello y así.
Se impone otra visita, porque esta fue más de familiarización (cómo llegar, dónde estacionar, cómo moverse ahí dentro, cómo abordar a los vendedores, etc). Además, un poco más programada. Es decir, si uno va hasta allá, tiene que comprar, y para hacerlo tiene que tener un número importante de comensales listos para saborear en casa un mero fresco, que estaba entre 15 y 17 soles el kilo, pero imposible llevarme un merazo entero en ese momento.
¿Alguna vez han ido? ¿Cómo les fue?

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