Inspiración en la realidad
Hay una frase de Neruda que me orienta y así ha sido a lo largo de gran parte de mi vida: “Soy omnívoro de seres, libros, acontecimientos y batallas. Me comería toda la tierra, me tomaría todo el mar”. Vivo en una suerte de expansión o exploración vital y con mucha sed. Según L, eso me convierte en un ser extremadamente apasionado (incluso para las cosas pequeñas), que resiste y batalla contra la monotonía que invade lo cotidiano.
Esa es una condición esencial para escribir, la pasión vital, la voracidad (que no es vulgar ni pantagruelica), no hay literatura que se alimente de yermas. La narración crea la vida, la ensancha, abre terrazas y nuevos metros cuadrados en la casa que llamamos existencia, pero también tiene un correlato en la realidad.
Quizás no alcance unas líneas para desarrollar todas esas experiencias mágicas, trágicas, gozosas, peligrosas, extremas o simplemente curiosas que me sirvan de materia prima. L, que me acompaña en esta travesía, así como cualquiera que me observe leer y escribir como una máquina hecha solo para eso, creerá que mi existencia dista de la vida y que se reduce solo a eso, a existencia.
El profesor X hablaba sobre la verosimilitud en la novela, mientras yo me distraía apilando en la memoria aquello que podría servirme para narrar. Fue entonces cuando enumeré algunos de los acontecimientos más saltantes, aunque menos creíbles…