Facebook, TV y tecnología
Un señor parece empecinado en lapidar la televisión. La califica de basura y todo aquel que la ve es un “bobo a la vela”. Discrepo. Peor que ampliar el mundo del observador adulto es reducirlo. La paranoia hace eco entre los sabios y un psicólogo deduce (intuye, más bien) que tras la televisión hay una maquinaria conspirativa destinada a conquistar la mente del televidente para esclavizarlo. Me pregunto si quienes lo escucharon fueron convencidos y se tornaron en eso, precisamente, en sus esclavos, esclavos de un concepto, de un miedo.
Claro que abunda la bazofia en la caja boba, pero más abunda en la calle y entre la gente. Solo que en el confort de un sillón y control remoto en mano podemos cambiar de canal. Lo que no podemos cambiar es el mundo ni a la gente. Soy de los que prefieren ver a taparse los ojos. Quizás sea mi propensión a decirle sí a todo, a explorar, experimentar, observar, lanzarme.
Según X, esa tendencia es una ventaja para quien pretenda escribir una novela. Es ampliar el mundo conocido y atravesar el temible mar de monstruos del medioevo. Es aprender y qué mejor que un narrador que devora y acumula imágenes, palabras, definiciones…
Lo mismo ocurre con Facebook. Un señor escribe que este es un monstruoso fenómeno que acrecienta la soledad y la frustración. Al decir verdad, tampoco me trago ese cuento. Siempre he sido un solitario opinante y llevo la contraria. Facebook suma la interacción, abre nuevas puertas a la comunicación entre extraños, amplia el círculo, intensifica lo que la distancia enfría, sostiene los viejos contactos perdidos, permite sondear la evolución de la vida en la biografía de los amigos que décadas atrás quedaron, es un salón de clases breves, una plañidera llena de consuelos, una salita de baile, un cinema, un goce, un vicio ¿Un vicio? Tal es el término que otro señor experto utiliza mientras se muere de ganas de volver a prender su cigarro que pareciera aún humear desde su boca.
¿Qué no son relaciones reales las de las redes? Bien ¿Y qué es lo real? Muchos pensamientos, algunos trazos virtuales, ideas lanzadas al viento y novedades culturales me han servido para nutrir la sesera y avivar la imaginación, lo que no hacen las cuatro paredes de una habitación sin ventanas. Una pequeña historia me sirvió para una de las tramas de mi novela.
¿Que suma a tu necesidad de aprobación? Quizás repare más bien en la necesidad de visitar a un psicólogo si tal necesidad se apropió de mi.
¿Y el twitter? 140 carácteres es un telegrama, dice otro señor. Desde luego que lo es, pero mejor fuera una sensata y sabia línea que cinco páginas de sandeces. La sabiduría tiene el acierto como contenido y el acierto, desde luego, es muy puntual. Usted será quien discrimine el mensaje, ejercicio que recomiendo para irrigar la razón.