Felipe VI y la monarquía
España celebra a un nuevo monarca, Felipe VI. No será el lujo lo que caracterice a esta ceremonia laica en la que el nuevo rey jurará ante la Constitución española sino la moderación que demandan los nuevos tiempos, ganados por el espíritu republicano.
Poca relación tiene el asunto con un blog cultural, filósofico, literario, dirán ustedes. Sin embargo, durante mucho tiempo asumí que la forma como se concibe el poder en una sociedad es parte de su cultura. Mientras que en Europa y Estados Unidos los modelos se originaban en la necesidad (unidad, separación y control de órganos, etc), en América Latina y el Perú, el modelo era calco y copia y ni sabíamos por qué. Creíamos que la independencia era una gesta liberal, cuando no era más que separación, a secas. Pero en fin.
La monarquía, allí donde es tradición (ya no es posible pensar en los absolutismos de antaño) es un símbolo que provee de unidad, porque el rey no es rey de partido y está por encima del bien y el mal, por decir, de los antagonismos de la vida política.
En el Perú el Rey, digo, el Presidente (me ahorro la frase de Víctor Andrés Belaunde) es un monarca con partido, por tanto, no neutral. En una crisis mayor, el conjunto es lo que cae, porque quien gobierna es jefe de Estado a la vez. Embrollos de nuestro modelo.
Este bloguero es republicano y liberal, pero definirte no supone negar las otras opciones.
España congratulada!