Instrucciones para hacer reir
No se trata de ensayar una instrucción cortazariana. El objeto es mover las mandíbulas de tu contertulio sin mover las tuyas. La risa es algo demasiado serio para tomársela en serio y tanto que para hacer reír no hay que reír, hay que tener la cara de circunstancia. El ridículo es siempre una tragedia y lo comprendí aquella vez que me tocó contar un chiste en público. Eran decenas de ojos los que me miraban. Yo tan serio, tan crispado, tan nervioso, empecé, le di forma a la historia y culminé. Todos serios. Siguieron serios hasta el momento en que me senté. Solo en ese preciso instante las risas explotaron en la sala y en mi cara. Comprendí que el ridículo tiene relación con todo aquello que no puedes explicar y que tiene algo de trágico…desde entonces.
1. Para ser cómico hay que ser trágico.
2. Para ser trágico hay que cultivar el ridículo. La ridiculez tiene siempre un final infeliz que no tiene cómo explicarse.
3. El hombre llama a la amante por teléfono y le pregunta, susurrando si a esa hora tan temprana ya se fue su marido a trabajar. Del otro lado le dice una voz muy ronca: “Todavía no, aún me estoy afeitando”. Allí culmina toda explicación, para el amante y para la amada.
4. El ingeniero asiste al llamado de una señora que se queja de la mala estructura de la casa que le construyó. “Cada vez que pasa la 42, el piso debajo de mi cama se mueve”. El ingeniero opta por comprobarlo In Situ. Se monta sobre la cama matrimonial. El marido de la mujer llega de viaje sin avisar. El ingeniero explica lo inexplicable con una pregunta: “¿Creería si le digo que estoy esperando la 42?”. Hay algo de improbable en el ridículo. Recurre a lo improbable.
5. No busques explicación, pues allí se acaba el chiste. Mantente perplejo. No te rías. La seriedad en el ridículo es más que graciosa.
6. Aprende a reírte de ti mismo a solas, pero no tanto que te capture la risa caminando por la calle y que ella se apodere de ti precisamente en el momento que te encuentras con un amigo muy querido que ensaya sobre su cabeza un extrañísimo y ridículo corte de pelo. Me ha ocurrido.
7. Para hacer reír debes ser ingenuo ¿Has parado alguna vez un taxi y le has dicho al chófer que por fin pasa un taxi, ya que temías que en aquella calle oscura te podían robar la sustanciosa grati que cargas encima?
8. Para hacer reír hay que tener de genio y de idiota. El genio es el que pone el filo y el idiota la experiencia. Cuántas veces has contado que te parecía extraño que en aquel bus de la línea 7 hubiera tanto malandrín y prostituta. Para tu mala suerte la 7 y el bus de la batida tienen el mismo color. Risible también la fina actitud de la Policía que te lleva amablemente con todos a la comisaría.
9. Para hacer reír tienes que tener muy mala suerte ¿Te ha pasado en la adolescencia que el farmaceútico que te proveyó secretamente el preservativo era precisamente el padre de tu noviecita al que ibas a ser presentado aquella noche de sábado? Aún se le extraña a ella. En serio.
10. Para hacer reír debes tener algo de impúdico, pero no tanto. En la urgencia el súperyo freudiano baja sus armas. Largo viaje a Tacna en bus. Años lejanos. Camino a Moquegua la micción que viene en turba y el bus estacionado, casi en tregua. Se pierden los estribos y con los estribos la vergüenza. A la vista solo una casa familiar con la puerta abierta y dentro, desde luego, el baño acogedor de esa casa familiar. La vejiga no da para más. Felizmente hay extraños que se lo toman extrañamente a bien y más cuando el arrebato urinario y la invasión vienen sin permiso. Lo demás es historia…Claro que le pasó a otro…
11. Para hacer reír hay que tener una buena dosis de inconsciencia. Hay amigos que la hacen en las entrevistas de trabajo y cuando lo cuentan … ¿No te has reído cuando alguno te cuenta muy en serio que llevó a su madre a su entrevista de trabajo o que invitó a la entrevistadora a tomar un café o un trago o que le advirtió al entrevistador que apure la cosa porque tenía prisa?
11. Para hacer reír debes saber comulgar con tu autoestima al ras (del suelo, digo). Si son ya muchos “¡Trágame tierra!” acumulados tienes el perfil para ganar un bono al paraíso de la risa…y del ridículo, que, insisto, es siempre trágico.
PS. El 3 y el 7 (Don Sofo y la realidad de unos y otros), lo demás…