Carlos Calderón Fajardo y yo
Hace unos pocos años mantuve una correspondencia amable e intimista con Carlos Calderón Fajardo (cuya pérdida irreparable siento tanto o más que muchos escritores actuales). Al margen de la diferencias de edades, había una identidad literaria, ambos nos sentíamos igual. Más allá de la infidencia, sostuvimos diálogos, el escritor me solía decir que sentía que había jugado un partido de fútbol en un estadio vacío durante cincuenta años. Yo lo animaba. No es que aspirara a esas grandes presentaciones de libros repletas de curiosos, sino al reconocimiento de la Historia.
La verdad es que muchos escritores son olvidados en el tiempo, convertidos en niebla difuminada aunque sean rodeados, seguidos y aplaudidos, quizás no. Otros son de culto, pero talentosos y grandes. Esos pocos sufren. Yo, poeta, me sentí identificado con él, trataba de animarlo, le transcribía fragmentos memorables de sus obras tratando de convencerlo a él mismo de su grandeza. Pero él, como quien esto escribe, pertenecía a la raza de los escritores humildes, que no se vanaglorian, que cargan su cruz. “No necesitas que te pidan autógrafos o que te reconozcan en la calle”, le decía, a sabiendas que no lograba persuadir a ese corazón bueno y humilde que, sin embargo, sí tenía calidad y sabía escribir como pocos.
Para darlo a conocer apelé a la generosidad y lucidez del editor de Posdata (de El Comercio) y gran amigo, digno y valioso nieto de Aurelio Miró Quesada Sosa y él me dio la luz verde para entrevistarlo. Aquí la entrevista:
Carlos Calderón Fajardo. Escritor
Estudié la primaria en el Colegio Marista San Luis de Barranco, y la media en diferentes colegios del Perú por el trabajo de mi padre Hice estudios de filosofía en Viena. Estudié sociología en la PUCP, y estudios de postgrado en Paris. Toda mi vida he sido profesor jubilado. Estoy jubilado actualmente—-
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Calderón Fajardo es uno de los más grandes escritores peruanos. En 1974 ganó el concurso de cuento José María Arguedas y en 1981 el Unanue de novela. En 1984 obtuvo el premio Gaviota Roja; en 1985, el premio Hispamérica y en el 2006 fue finalista del Premio Tusquets de novela. Su primer cuento “Casi un caballo” se publicó en El Dominical (El Comercio) en 1971.
1) ¿Cómo fue el encuentro de tu vocación de escritor?
En un sanatorio en Viena, muy joven. Cuando creí que mi vida se había acabado, a los 18 años, la literatura me permitió un segundo nacimiento.
2) Como factor inspirador, conociste a otros escritores desde muy joven
Si en Europa pude conocer a Arguedas, que estaba de visita en Viena en los 60. Yo era muy joven y en Paris, a través de Ribeyro, conocí a Cortázar. Adoum así como a los escritores peruanos del 50, a Scorza, Rose, César Miro, Paco Bendezú. A mi regreso a Lima conocí a escritores de mi generación, con muchos de ellos estuve en Paris en los 70. Y en la actualidad conozco a muchos escritores jóvenes que me enriquecen con su amistad.
3) ¿Establecisteamistad con Arguedas?
Lo conocí cuando él hizo una visita a Viena donde yo estudiaba. No fui muy cercano a él, pero lo vi varias veces hasta el final de su vida, de quien fui muy amigo fue de Julio Ramón Ribeyro.
4)¿Qué recuerdos tienes de Ribeyro?
Fue el modelo de escritor al que quise parecerme. Tuvo mucha influencia en mi formación, sobre todo como ser humano, como el mismo lo dice en “La tentación del fracaso”, su Diario.
5) ¿Es dificil ser escritor en el Perú?
Ah sí. Es heroico serlo. El maltrato es generalizado, muy pocos se salvan, de envidias, hasta de odios empecinados, de inquinas gratuitas que pueden durar décadas o toda la vida, sin que uno sepa cuál es el motivo. El maltrato viene a veces de instituciones que deberían más bien alentar a los escritores y hasta de la misma familia que considera que uno es un idiota por dedicarse a un oficio tan poco productivo.
6) ¿En particular de qué te sientes insatisfecho?
De lo que he escrito, esperaba más de mi mismo como escritor. Pero lo he hecho toda la vida y no sé hacer otra cosa, así que lo voy a seguir haciendo hasta cuando pueda.
7) Algunos escritores son comerciales y pescan muy fácil entre editoriales y lectoría…
No pienso mucho en eso cuando escribo. Pero soy consciente de que el criterio comercial pesa mucho en editores y libreros. Son empresas comerciales ¿no? Empresas que no pueden perder su capital por más amor que tengan por la literatura. Sobre eso hay que realista.
8) ¿Crees que la perecedera fama literaria interesa a la mayoría de los escritores y la gloria a muy pocos?
Que el fin del mundo está cerca, el fin del mundo siempre está, estará cerca. Cuando uno se muere, se acaba el mundo. La fama hace perder la cabeza.
9) Tu narrativa es de tal factura literaria que debería estar publicada en editoriales grandes ¿Cuál es la dificultad?
Habría que preguntárselo a las editoriales grandes, ¿no te parece? Me imagino que piensan que no van a vender mis libros, lo curioso es que me publican pequeñas editoriales que venden muchos libros míos. Es un misterio.
10) Sabemos que publicas mucho, especialmente en los últimos años.
Como te dije, en las llamadas editoriales alternativas. Si fuera porque esas pequeñas editoriales de jóvenes entusiastas me publican, hace muchos años que habría desaparecido del mundo literario.
11) Dijiste hace poco que sentías haber jugado un partido de 50 años en un estadio vacio ¿Por qué lo asumes así?
Puedo hacer una descripción del estadio, del público, de los críticos y comentaristas, de los medios, pero no vale. Nada va a cambiar. Pero para ilustrar lo que he dicho, te contaré que hace poco se tradujo una novela mía al francés y se publicó en Francia, está en todas las librerías francesas, suizas, belgas, canadienses, y en España y en Portugal, pero si un lector busca libros míos en librerías limeñas los encuentra con mucha dificultad. Ese es el partido
en un estadio vacío al que me he referido siempre.
12) Se sabe que eres un referente para los jóvenes escritores ¿Qué les aconsejarías?
Bueno, cada uno tiene su camino, hay que encontrarlo. Hay escritores para quienes solo es importante escribir y leer, a otros les gusta, además, la vida de escritor: los congresos, los viajes, las presentaciones, ser reconocidos y hasta famosos. Bastante tiempo creí que ambas formas de ser escritor estaban enemistadas. Ahora, amigo, soy más compresivo, e indulgente, conmigo mismo sobre todo. Creo que uno debe aceptarse como es, porque si se trata de ser el escritor para el que no se está dotado, se sufre y de lo que se trata es de sentirse bien y no sufrir, de gozar escribiendo.