Que la bronca no nos derrote
En una noche que debía ser perfecta, se cometieron demasiados errores. Expulsiones tontas, un arquero inseguro y un planteamiento suicida constituyeron la explosiva fórmula que derivó en un resultado increíble. Sería fácil regodearme con la recatafila de horrores cometidos en Río, hacer de este papelón un pretexto para olvidar otros momentos felices. Pero no lo haré. Sin nada, este grupo hizo mucho. Llegó hasta donde se pudo. ¿Qué viene ahora? Es lo que debería preocuparnos.Vasco clasificó con justicia. Metió presión desde el principio, fue punzante por los extremos y aprovechó la falta de tranquilidad de la zaga para llenar el área de Llontop con pelotazos de miedo. Con Lucho flojo de manos y Galliquio prematuramente lesionado, la ‘U’ sufrió porque, además, Chemo retrasó en demasía sus líneas, cuando lo más recomendable hubiese sido defender en campo contrario. Rainer y Toño fueron fácilmente desbordados, el trajín de Vitti fue insuficiente. Un volante por izquierda con más marca -Ampuero- le habría dado más oxígeno a Rabanal. Flores resultó muy endeble y aunque mejoró un poco cuando cambió de punta, los costados siempre fueron pase libre para los brasileños.
La salida de Toñito fue el principio del fin. Faltó tranquilidad para ponerle candado al 2-1 y todo se terminó de desmoronar con el regalito de Llontop en el tercero. Aguantar la ventaja en el global con un hombre menos se hacía insostenible. Solito, Raúl peleó siempre contra tres brasileños. Esta vez no hubo milagro. Con suerte al final no fueron seis.
Por más dolorosa que sea, esta derrota no me va a hacer cambiar de opinión: este grupo hizo mucho más de lo que se esperaba. En estos momentos es fácil disparar contra Chemo, hacer trizas a Toñito o mandar a rodar a Llontop. No es complicado dejar ganarnos por la rabia y olvidar que la ‘U’ es un remedo de club, que no tiene dirigentes, dinero, recursos, que terminado el sueño de la Sudamericana, la realidad sin maquillajes nos grita que la posibilidad del descenso no es remota, que la propia sobrevivencia institucional es incierta.
El primer problema por resolver ahora es salvar la categoría, pero el más importante es empezar la reconstrucción del club. Pretender éxitos deportivos con una organización que se descascara a cada segundo es un absurdo gigantesco.
Dicen que Santo Domingo ya no invertirá más dinero, que varios grupos de socios se están organizando para exigir cuentas a Pacheco y lograr su destitución. Ojalá esta vez se tomen decisiones con inteligencia. No esperemos a reaccionar cuando ya sea demasiado tarde.
Espero sus comentarios. Un abrazo para todos.
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