Universitario: cinco razones de un fracaso
Invertir en un equipo para hacer una buena Libertadores y ganar el campeonato local. Eso fue lo que hizo la ‘U’ este 2017 y nada de eso consiguió. ¿Cómo se llama eso? Fracaso. Y con mayúsculas. Los errores no solo estuvieron en la cancha, sino, sobre todo, fuera de ella.
Aquí 5 razones que explican lo que sucedió este 2017:
1. La renovación del anterior cuerpo técnico.
Ya al final del torneo 2016, era evidente que el cuerpo técnico necesitaba un refresco. Sin embargo, bajo el pretexto de que el traspaso de funciones fue tardío, la administración Moreno decidió renovar contrato con el insólito cuarteto que integraban Chale, el Puma, Paolo y Cantoro. Un ex jugador de la ‘U’ me comentaba por esos días que “el futbolista necesita escuchar a una persona, no a cuatro”. El papelón en la Libertadores se debió, en gran medida, a esta extraña manera de dirigir a un equipo. Se perdió valiosísimo tiempo en un elenco que además de ofrecer pocas respuestas en lo futbolístico, no disimuló sus fisuras internas. A la dirigencia le faltó muñeca y decisión.
2. Un plantel limitado.
Si bien se acertó con las contrataciones (Corzo, Rodríguez, Vásquez, Quintero, Figuera y Tejada cumplieron, unos más que otros), la ‘U’, aunque parezca contradictorio, tuvo un plantel limitado. Las diferencias entre titulares y suplentes fueron abismales (el rendimiento de Estrada, Galliquio, Romero, Huamantica, Aguirre, Tito, entre otros, dejó mucho que desear), varios puestos no estuvieron cubiertos adecuadamente (el segundo zaguero, los volantes centrales, el extremo izquierdo) y ciertos jugadores no estuvieron a la altura de lo que se esperaba (Guastavino y Manicero).
Vargas, el más aplaudido durante la noche crema, fue una abultada sombra del buen jugador que alguna vez tanto nos entusiasmó.
3. Los problemas institucionales.
Informalidad. Esa es la palabra que mejor define la gestión de los Leguía. Ante eso, Gremco –el nuevo acreedor mayoritario- ofreció eficiencia. Lo real fue una administración sin liderazgo, abrumada por los problemas. Pero el gran problema fue otro: se armó el plantel en función a ingresos que nunca llegaron y la crisis institucional se agudizó. Las decisiones de la Comisión de Licencias pueden ser discutibles, pero no olvidemos que no salieron del aire. Si el club no hubiera incumplido sus compromisos, no habría habido razón para ser sancionado. La prohibición de contratar vislumbra un 2018 sombrío.
4. Troglio sin plan B
El arranque del argentino fue esperanzador. Presión asfixiante para recuperar el balón y salida rápida para atacar. El resultado del primer clásico bajo el mando de Pedro Troglio fue demasiado corto para lo que se vio en la cancha. La crema volaba, era un relojito. Lamentablemente, no pasó mucho para que nos despertáramos del sueño. La falta de variantes hizo que los rivales le tomaron la mano rápidamente y en el banco no hubo reacción. Pelear con un equipo que no había elegido y jugadores que no eran de su paladar (Guastavino, Manicero, Balbín, Galliquio, Ugarriza, Tito y Rengifo) complicó su labor. Recién sobre el final del Clausura encontró -casi casi- el equipo ideal. ¿Grandes errores? Al margen de lo táctico, dejar partir a Rengifo y Ugarriza fue contraproducente. Ambos, pese a sus limitaciones, tenían peso ofensivo, se mataban la cancha, eran muchísimo más que Daniel Chávez, quien llegó como refuerzo en la parte final del campeonato.
Una pregunta sin respuesta fue su empecinamiento con Vargas. Pasó de ser casi expectorado a la condición de insustituible, sin haber mostrado méritos futbolísticos para un cambio tan radical. ¿Qué razón hubo detrás? ¿Acaso su ascendencia sobre el resto del plantel? ¿La esperanza de que en algún momento se pusiera en forma? ¿Lo que podía ofrecer su zurda con la pelota parada, ante las limitaciones de sus compañeros?
5. Gremco vs. Sunat: la guerra interminable
La inestabilidad institucional también juega y se hace más evidente cuando los resultados no aparecen. No creo que haya un solo hincha de la ‘U’ que confíe en Gremco o la Sunat, percepción que ambas han contribuido a acrecentar gracias a la guerra abierta que sostienen. Si alguno de ustedes quisiera invertir su dinero en el fútbol, ¿lo haría en un club que además de una deuda descomunal, tiene en batalla permanente a sus principales acreedores? Universitario necesita paz para solucionar sus problemas. Ni Gremco ni la Sunat se la dan.
¿Saben quién define lo que ha sido la ‘U’ este 2017?
Alexi Gómez. Tiene todo para ser un gran jugador, pero sus demonios internos lo traicionan.
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