Universitario: Más de una lágrima va a haber
El hincha puede soportar una hora en la cola del Metropolitano, pero no aguanta un lateral mal sacado. Su paciencia dura menos que un latido. En Santa Cruz, Fernández falló en una salida y ya pedían a Zubczuk. ¡Por una mala salida! La derrota multiplicó los ¡sáquenlos! ¡no sirven! El grito ¡que entre un juvenil! se viraliza por las redes. Y cuando alguien pregunta quién, la respuesta simplona sale de memoria: ¡Cualquiera… cualquier joven es mejor que [ponga aquí el nombre de su jugador más odiado]!
En el caso de la ‘U’ hay caseritos sin rival (Benincasa, Romero, Vargas, Chávez, está a punto de entrar al grupito Siucho), jueguen mal o bien. A Gómez lo mataron toda la temporada pasada, pero en cuanto levantó su juego se convirtió en intocable. A Tejada no lo salvaron ni sus goles, luego de que regresara de las eliminatorias algo golpeado. Al Loco se lo criticó –lo criticamos- con justicia por su sobrepeso, pero cuando tuvo partidos importantes (no fueron muchos, es cierto), casi nadie lo reconoció.
Otro puede dar un mal pase o tener un resbalón, pero basta que los caseritos lo hagan para que se conviertan en los más odiados de Tarantino. Es así y así será. Pasa con la ‘U’, Alianza, Cristal, Manchester o los hinchas del Binacional.
El 2018 va a ser uno de los años más difíciles de la historia de Universitario. Me ha tocado ver equipos realmente malos que, aunque quiera, no los voy a olvidar. La crema de finales de los setenta coqueteó con lo horroroso, pese al 6-3 del 79. El inicio de los 80 tampoco fue feliz. Incluso algunos equipos que lograron campeonatos jugaban feo (la ‘U’ del 87). Pero uno es hincha y no baja la cabeza. Sabe que la va a pasar mal, que va sufrir como un condenado, que maldecirá al técnico, los jugadores y a los dirigentes, pero igualito va a la cancha, enciende la tele o anda pendiente del Twitter. Ser hincha, amar un club, dejar todo por él no tiene explicación. Por eso es tan hermoso.
La ‘U’ de Troglio juega feo. Bueno, tampoco tiene muchos argumentos para jugar bonito. Ya el año pasado tenía un serio déficit de ideas. Sin Gómez -quiero leer a los que lo mataban- va a ser peor. Alexi, con su desorden, con sus pases sin sentido, era el único que aportaba cierta explosión en los últimos 35 metros. ¿Quién lo va a hacer esta temporada? Cargarle la mochila al chico De la Cruz es irresponsable.
Va a ser un año de requintadas, sufrimiento, dolores de cabeza. La medianía del torneo local, como tantas otras veces, permite abrigar cierta esperanza de eludir el desastre. El castigo de la federación impide contratar hasta nuevo aviso, así que tendremos que aguantar a quienes tanto detestamos hoy, pero que luego de un triunfo seguramente volveremos a querer.
Prepárense. Más de una lágrima va a haber.