La lista negra necesita claridad
The Blacklist parece enredarse más de lo debido sin mostrar una línea clara a seguir
The Blacklist tiene mucho de muchas otras series y una que otra película. Primero, la referencia más obvia es la que cuenta la historia de un criminal, uno de los más buscados, que empieza a asesorar a una joven agente del FBI para que pueda capturar a otros criminales igual de peligrosos. ¿Quién dijo El silencio de los inocentes? ¿Quién dijo the rock? Bueno, hay muchas referencias.
La otra es, evidentemente ALIAS, una agente que duda de la lealtad de su esposo. Y lo que en verdad espero que no suceda, porque sería demasiado obvio, la joven agente es hija de un famoso criminal internacional. Realmente, tienen que darle otro giro, medio mundo piensa que Red es padre de Elisabeh Keen.
Dentro del reparto hay dos temas que se contraponen. Primero que James Spader es un gran peso pesado al lado de Megan Boone. Segundo, que Megan Boone parece no dar la talla para encarnar a un personaje tan complejo como como Elisabeh Keen, que de la noche a la mañana debe trabajar con un delincuente, enterarse de más de un secreto importante del gobierno y dudar del amor que le profesa su esposo.
The Blacklist se muestra como un gran vitral de historias recortadas, cada una con un maíz y una luz distinta. Cada apuesta puede ser buena, pero hay que saber cuál de ellas vale la pena. Hasta el momento lo que hemos podido ver es un intento de crear un mundo de dudas, de secretos y mentiras alrededor de una chica que parece tan inocente como una paloma. Ojalá la serie no se quede allí y empiece pronto a dar giros que despierten mayor interés.