Tarzán, el hombre mono
!Kriiga! !Bundolo! A pesar de que nunca he escuchado esos dos gritos de lucha, puedo asegurar que resuenan en mi cabeza desde muy chico. Dichas palabras, cuyo significado desconozco, acompañaron mis primeras incursiones en la lectura y eran pronunciadas por un personaje que luego vería en películas y series de televisión: Tarzán, el hombre mono.
En la Navidad pasada no recibí un Wii, pero sí algo mucho mejor: un grupo de aproximadamente treinta chistes. Entre esas historietas del recuerdo habían ejemplares de “Tarzán” de la Editora Cinco y para mi suerte varias habían estado en mis manos cuando era niño. Casi grité: !Kriiga! !Bundolo! de alegría.
Como muchos saben Tarzán es un personaje creado por el escritor británico Edgar Rice Burroughs en 1912. Nace en la novela “Tarzan of the Apes” (Tarzán de los monos”) que primero fue publicada por partes en la revista para luego dos años después transformarse en novela. Tras la publicación se han realizado decenas de publicaciones, películas y series que han seguido al personaje.
Al pensar en el hombre mono la primera imagen que se me viene a la mente es la de Johnny Weissmuller dando un alarido capaz de remover a toda la selva. Sus aventuras en blanco y negro junto a Jane, Boy, Chita y Tambor eran un clásico de los sábados en la tarde del canal 2. Así como un clásico era el: “Yo Tarzán, tú Jane”. Luego, el misma canal lanzaría una serie más actual en donde un más estilizado y rubio Tarzán mantiene una relación más platónica con una Jane francesa, sin hijos y sin problemas lingüísticos. Sin embargo, a pesar de las diferencias las dos apariciones en la pantalla tenían algo en común: un excesivo realismo que no me llegaba a convencer del todo. Y esa impresión tenían una razón de ser.
Al releer las viejas historias de Tarzán publicadas por la editorial Cinco recordé lo surrealistas que podían ser muchas de sus aventuras. En ellas no era raro ver al Hombre Mono recordando a su madre adoptiva la gorila Kala y venciendo a feroces leones como Numa. En otras era capaz de luchar contra hombre reptil al estilo de Conán el bárbaro. Y en unas cuantas resolver un misterio al puro estilo de un detective como Batman.
Esa versatilidad que ahora reconozco es para mí lo que ha permitido que el personaje de Tarzán siga tan vigente y tan presente en la mente de los que leíamos en sus cómics. Siempre había acción, pero la aventura nunca era la misma. Por eso es que aún mantenemos el grito en la cabeza: ¡¡Kriiga!! ¡¡¡Bundolo!!!
Pregunta de la semana: ¿Leias los chistes de Tarzán?
Trivia: La primera incursión de Tarzán en el cómic fue en 1929 cuando la novela fue transformada en una tira cómica.