El ciudadano surcoreano Byoungchan Park cruzó el arco de seguridad del aeropuerto Jorge Chávez sin activar ninguna alerta: parecía un turista cualquiera. Pero cuando los agentes palparon su torso durante la inspección personal de rutina, advirtieron algo extraño, un sonido similar al de empaques plásticos. “Llevaba algo dentro de la polera, [por lo que] lo pusieron a un costado”, se relata en el parte policial del pasado 7 de noviembre, al que tuvo acceso El Comercio.
Debajo de la ropa, el hombre de 28 años llevaba encajada una faja a la que había adherido decenas de bolsas herméticas, pequeños frascos y táperes. “Al parecer, el contenido era fauna silvestre”, se añade en el documento.
Uno a uno, Park –cuyo destino era París, la capital francesa– fue colocando los envoltorios sobre una bandeja de color anaranjado. Las sospechas de las autoridades no tardaron en confirmarse.
Los especialistas del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) comprobaron que Park pretendía llevar a Europa más de 400 animales invertebrados, todos vivos, sin ningún documento ni autorización.
Entre los ejemplares, el Serfor identificó 35 tarántulas adultas de la especie ‘Pamphobeteus antinous’, la cual está amenazada en el Perú, por lo que se prohíbe su venta.
Las ‘Pamphobeteus antinous’ “se encontraban en bolsas ‘ziploc’ de 8 cm por 12 cm”, contraídas y sin el mínimo espacio para moverse.
“Para que las embolsen así, deben haberlas sometido al frío. Mientras va bajando la temperatura, las tarántulas se encogen más y más”, explicó a El Comercio el médico veterinario Javier Jara, especialista en fauna silvestre del Serfor.
Al ser liberadas de los empaques, los arácnidos revelaron sus imponentes figuras. Un individuo adulto de esta especie –también conocida como tarántula de patas azul acero– puede medir entre 18 cm y 22 cm, el tamaño de una mano.
Park también entregó 285 tarántulas juveniles “en tubos de plástico de 6 cm de alto por 1 cm de diámetro”. En cada envase fueron hallados entre 22 y 31 ejemplares.
Asimismo, se le decomisaron 110 ciempiés “contenidos en bolsas ‘ziploc’ de 5 cm por 6 cm” y nueve hormigas bala (‘Paraponera clavata’) colocadas en táperes de plástico de 6 cm de diámetro.
Park fue detenido por el presunto delito ambiental de depredación de fauna silvestre. Fuentes de El Comercio informaron que posteriormente fue puesto en libertad.
Mercado en línea
Aún no se ha establecido cuál es la escala real del tráfico ilegal de estos animales en el Perú y el mundo.
“Camuflar un insecto u otro invertebrado es bien fácil. Por su tamaño, se pueden esconder hasta en un teléfono celular y son muy resistentes. Muchas veces, los escáneres no los detectan”, agrega Jara.
De lo que sí hay certeza es que existe un lucrativo mercado bien establecido, sobre todo en Estados Unidos, Europa y Asia.
Solo entre enero y noviembre del 2024, en el aeropuerto Jorge Chávez se incautaron 3.864 ejemplares, vivos y disecados, de animales invertebrados. En el 2023, se registraron 627 decomisos, la sexta parte. Lo más probable es que las cifras representen solo una pequeña parte del problema.
Entre los individuos que fueron hallados vivos, la gran mayoría eran tarántulas.
El valor comercial de estos arácnidos es alto, debido a su gran tamaño y sus colores encendidos e incluso iridiscentes y metalizados, en algunas especies. Con los cuidados adecuados pueden vivir entre 10 y 15 años, la misma edad que un perro.
En Internet, se ofrecen ‘Pamphobeteus antinous’ vivas por más de US$120. El precio puede ser mucho mayor si se trata de especies más raras o difíciles de encontrar.
Este ilícito negocio funciona como un complejo mecanismo en el cual se emplea personal capacitado y especializado. “La mayoría de animales invertebrados tiene una capacidad muy limitada para desplazarse a grandes distancias, por lo que su distribución se restringe a zonas muy específicas”, indica el “Libro rojo de la fauna silvestre amenazada del Perú”.
“Digamos que una persona quiere encontrar una especie de tarántula determinada en Cusco, Ayacucho o Junín. Él le paga a uno o varios cazadores y estos empiezan a buscar para sacarlos. Hay gente que ya tiene formado un equipo de trabajo. Estamos hablando de un negocio que ha ido formándose desde hace décadas”, detalla la bióloga Diana Silva Dávila, especialista en arañas neotropicales.
Por lo general, los compradores son coleccionistas, aficionados o curiosos que buscan especies exóticas como mascotas. No obstante, los invertebrados también son empleados –sobre todo en Asia– para actividades más extravagantes y crueles, tales como la ‘lucha libre’ de escarabajos.
También existe un mercado formal de invertebrados. En el Perú, por ejemplo, funcionan 16 criaderos autorizados para la reproducción de estos animales. Cuatro de ellos están en Lima. Uno de ellos es Artrotheca de San Isidro, donde se venden tarántulas de la especie ‘Trixiopelma blue’ por S/250.
“Son animales fáciles de criar, porque comen cada seis o inclusive 15 días, y pueden vivir entre seis y 12 años. Mantener limpio su terrario [el espacio donde viven] es sencillo. Lo importante es mantener siempre los parámetros de calor y humedad en el terrario”, comentaron a este Diario.
Un mundo desconocido
El “Libro rojo” indica que más de un millón y medio de especies de animales “han sido descritas a nivel mundial”. Los invertebrados terrestres representan el 80% del total.
“El conocimiento sobre la diversidad de los invertebrados terrestres es incompleto. [...] Los insectos son muy diversos y la mayoría de las especies se distribuyen principalmente en los bosques tropicales”, precisa el documento.
Precisamente, el Perú es el cuarto país del mundo con más bosques tropicales: el 60% de su territorio pertenece a ese ecosistema. Por esa razón, existe una amplia variedad de especies de invertebrados, muchas aún por descubrirse. Su estudio y categorización son un gran desafío.
Silva Dávila, también curadora de la colección de arácnidos del Museo de Historia Natural, destaca el rol fundamental que cumplen estos animales en la naturaleza.
“Algunos son depredadores y controladores de plagas. Además de ser indicadores biológicos sobre la salud de un ecosistema, pueden ser recicladores de nutrientes y polinizadores, también un alimento clave para muchos otros animales. Cumplen una función esencial”, indica la especialista en arañas neotropicales.
Los animales invertebrados son un vasto y complejo mundo en el que hay mucho por descubrir y aprender. “Sobre ellos sabemos un poquito más del 1%, pero definitivamente necesitamos más taxónomos para, en primer lugar, identificarlos correctamente. Y eso estamos intentando hacer aquí”, concluye Silva Dávila.