Gino Alva Olivera

El ciudadano surcoreano Byoungchan Park cruzó el arco de seguridad del aeropuerto Jorge Chávez sin activar ninguna alerta: parecía un turista cualquiera. Pero cuando los agentes palparon su torso durante la inspección personal de rutina, advirtieron algo extraño, un sonido similar al de empaques plásticos. “Llevaba algo dentro de la polera, [por lo que] lo pusieron a un costado”, se relata en el parte policial del pasado 7 de noviembre, al que tuvo acceso El Comercio.