Un ejercicio de recopilación de los principales activos que conforman la riqueza de los peruanos revela que sus valores han caído a tasas de hasta doble dígito, a causa de la pandemia.
►Cómo ha afectado la pandemia la economía y contenidos del canal Latina
Desde que el coronavirus viajó por el mundo y llegó a nuestro país, la incertidumbre afectó la rentabilidad de los activos financieros y el costo de las medidas de confinamiento ha sido financiado, sobre todo, con el ahorro de las familias y el capital de las empresas.
Así, entre enero y mayo de este año, el monto de los fondos de pensiones se redujo en 11,6%, lo que representa una pérdida superior a los S/20.000 millones en ese período.
De similar forma, los depósitos por compensación de tiempo de servicios (CTS), que operan como un seguro de desempleo, disminuyeron en 7,2% o en S/1.616 millones entre enero y marzo (la última información disponible).
Más aún, el valor total de las acciones (la capitalización bursátil) de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) se contrajo en 18,6%, lo que equivale a una reducción de US$30.075 millones entre enero y mayo de este año.
Para Bruno Ghio, fundador de Allié Family Office y vicepresidente de CFA Society Perú, las propiedades –que forman parte de la canasta de riqueza de las personas– son otro de los activos que habrían perdido valor.
Si bien no hay cifras de mercado, a decir de Ghio, es muy difícil que con la pandemia se venda una propiedad, por lo que el metro cuadrado habría tenido una corrección de alrededor de 10%.
“Se presume que el mercado inmobiliario habría perdido liquidez y podríamos hablar de reducciones de doble dígito en su valor”, afirma Enrique Castellanos, profesor de la facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico.
Además, Castellanos menciona que, según cálculos de los bancos de inversión, el patrimonio de los peruanos en el exterior suma alrededor de US$50.000 millones y su valor puede haber disminuido entre 5% y 10% por la emergencia sanitaria.
VALOR DE EMPRESAS
Dado que las empresas son de propiedad de las familias, también forman parte de la riqueza de las personas.
De acuerdo con los especialistas, las empresas han perdido valor tanto por el endeudamiento que han tenido que tomar para evitar una ruptura en la cadena de pagos como por el deterioro que experimentarían sus ingresos futuros.
“Si una empresa generaba un flujo de caja operativo de 100 antes de la crisis, hoy día genera uno de 50”, explica Castellanos.
Ghio estima que las empresas han perdido valor en una magnitud similar a la deuda que han tomado –como, por ejemplo los S/18.861 millones de Reactiva–, debido a que ante una eventual venta, la deuda debe ser deducida de su valor.
DETERIORO DE LOS INGRESOS
Otras fuentes de financiamiento del consumo de las familias son los ingresos provenientes del trabajo y de las remesas, que también han sido afectadas por la pandemia.
En abril, por ejemplo, el empleo en Lima Metropolitana –según el INEI– cayó en 70,3%. Con ello, la tasa de desempleo en la capital pasó de 5,5% en abril del 2019 a 15% en abril de este año.
Asimismo, en el primer trimestre del año, las remesas del exterior cayeron en 37,8%, en comparación con el último trimestre del 2019. Es decir, al país llegaron por concepto de remesas US$300 millones menos que en el cuarto trimestre del año pasado.
Así, para los especialistas, la magnitud de la caída del empleo y de las remesas son una muestra de que la crisis de la pandemia es más severa que la del 2008.
IMPACTO EN EL CONSUMO FUTURO
Debido a que el consumo futuro depende de nuestro flujo de ingresos (del trabajo o de las remesas) y de la acumulación de riqueza, al deteriorarse ambas fuentes, los especialistas esperan una contracción de esta variable macroeconómica.
Para Castellanos, dicha contracción afectaría la demanda de la economía y podría ocasionar problemas deflacionarios (caída prolongada de los precios), toda vez que las personas podrían abstenerse a consumir ante la expectativa de que los precios de los bienes puedan bajar, perjudicando así a la economía.
Según Jorge Ramos, presidente ejecutivo de Sura Perú –que controla a la AFP Integra–, a este efecto se sumaría, la cantidad de personas que en el futuro se quedarían sin una pensión, debido a que han retirado el 100% de sus fondos.
“Hemos estimado que la gente que puede quedar con saldo cero en sus fondos podría llegar al 50% de nuestros afiliados”, anota.
Para Rafael Alcázar, socio de Rebaza, Alcázar & De Las Casas, por el lado de las empresas lo que terminará sucediendo es que refinanciarán sus deudas y se venderían antes de quebrar. “En el segundo semestre se apreciarán muchas transacciones”, afirma.
En el mismo sentido, Daniel Schemerler, socio del área concursal del estudio Diez Canseco, prevé que en los próximos meses habrá miles de solicitudes para procesos concursales a fin de negociar con sus acreedores.
Así, se requeriría una política de estímulo lo suficientemente efectiva para impulsar la demanda, concluyen los entrevistados.
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