La infertilidad es uno de los principales problemas de salud, pues de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 17.5% de los adultos, es decir, uno de cada seis personas, presenta este trastorno del aparato reproductor. Sin embargo, esta condición va mucho más allá de la incapacidad biológica para poder concebir, ya que implica una compleja red de emociones, expectativas y decisiones difíciles para quienes la padecen.
Para muchas parejas y personas que anhelan alcanzar el sueño de la maternidad o paternidad, el proceso para lograrlo puede suponer un verdadero desafío. Las tasas de éxito no siempre están garantizadas, pueden surgir complicaciones físicas y, sobre todo, se produce un enorme desgaste emocional, el cual suele ser el principal obstáculo para continuar con el tratamiento.
En definitiva, los tratamientos de fertilidad, ya sean de baja o alta complejidad, están envueltos en una montaña rusa emocional, ya que cada ciclo puede ser una prueba de paciencia y resiliencia, donde la espera de resultados se entrelaza con una mezcla de ansiedad, esperanza y, en ocasiones, desilusión. Sin duda, el deseo de formar una familia, además de ser un anhelo natural, puede convertirse en una fuente de estrés, incertidumbre y frustración. En algunos casos, la infertilidad incluso se percibe como una pérdida profunda, que no solo afecta a la persona que se somete al tratamiento, sino también a la pareja y el entorno cercano.
¿Por qué los tratamientos de fertilidad generan una carga mental y emocional en las personas?
Según explicó Marco Antonio Muñoz Chávez, psicoterapeuta especializado en psicología de familia y pareja a Hogar y Familia, existen tanto factores emocionales como psicológicos que generan una gran carga mental durante los tratamientos de fertilidad. Uno de los principales es la ansiedad, que surge de la incertidumbre inherente a cada ciclo del tratamiento. Básicamente, cada etapa trae consigo nuevas expectativas, pero también mucha ansiedad debido a la falta de control sobre los resultados. Además, el estrés constante provocado por los procedimientos médico, las citas frecuentes y los tratamientos en sí, aumenta la tensión en quienes lo experimentan.
Otro aspecto clave es la frustración, que aparece cuando no se logra el objetivo, especialmente tras ciclos fallidos, lo cual puede llevar a un duelo por la pérdida de un embarazo o la imposibilidad de concebir, generando sentimientos de culpa. Estas emociones a menudo pueden conducir al aislamiento social, ya que muchas veces, los amigos o familiares no logran entender la complejidad y el dolor de esta experiencia.
En cuanto a los factores psicológicos, tras varios intentos fallidos, las personas pueden sentir que han perdido el control sobre su cuerpo y su vida, lo que impacta su autoestima y les genera culpa. Asimismo, la relación de pareja puede verse afectada por las tensiones y conflictos que surgen en medio de este proceso. Como destacó el experto, la presión social también puede ser un factor muy influyente, especialmente cuando las personas ven que otros a su alrededor tienen hijos, lo que intensifica la dificultad para quienes están en la búsqueda de la paternidad o maternidad.
“El impacto en la salud mental es innegable, pues todo gira en torno al éxito del tratamiento, lo cual puede derivar en altos niveles de ansiedad y estrés. La depresión y los cambios de humor asociados a estos procedimientos también son muy comunes, al igual que los trastornos del sueño y los trastornos alimenticios, provocados por la preocupación constante de si el embarazo resultará positivo o si habrá complicaciones o pérdidas, lo que a su vez puede desencadenar emociones, como el miedo, la rabia, la tristeza, entre otras”.
¿Qué tipo de expectativos suelen tener las personas al inicio de un tratamiento de fertilidad?
Inicialmente, como refirió Patricia Cortijo, neuropsicóloga de la Clínica Internacional, muchas personas esperan que el tratamiento sea rápido y exitoso; sin embargo, si se produce lo contrario, esto puede aumentar el estrés emocional y la sensación de fracaso. Por su parte, Paola Chávez Ochoa, miembro del Comité de Psicología Perinatal del Colegio de Psicólogos del Perú indicó que, las expectativas ante estos procedimientos de fertilidad son altas, ya que se toma como eje principal, la consolidación de una familia, por lo que al no alcanzar este punto máximo de autorrealización, puede conllevar a una insatisfacción dentro de los ideales de pareja, desencadenando una serie de problemas de salud mental.
“Una pareja puede comenzar el tratamiento con la esperanza de quedar embarazada en el primer intento, por lo que, si esto no sucede, pueden desanimarse y empezar a dudar de la efectividad del tratamiento o de su propia capacidad para tener hijos. Además, las expectativas no realistas pueden agregar una presión adicional sobre la relación de pareja, ya que ambos pueden culparse mutuamente o a sí mismos por los resultados negativos”, expresó el doctor José Soza, docente de psicología en Continental University of Florida.
¿Cuáles son los principales factores de estrés emocional durante un proceso de fertilidad asistida?
Durante un proceso de fertilidad asistida pueden presentarse diversos factores estresantes que van más allá de la incertidumbre sobre el resultado, como la duración de los tratamientos, que suelen ser bastante largos y costosos, lo que añade una carga financiera significativa en la pareja.
De igual manera, como señaló el psicólogo, la carga física de estos tratamientos es importante a considerar pues, los efectos secundarios de los medicamentos hormonales pueden causar malestar y, por ende, afectar en la calidad de vida de las personas. Además, la presión de tener éxito y el miedo al juicio social son dos factores que pueden incrementar los niveles de estrés.
¿Cuáles suelen ser las razones emocionales por las que las personas abandonan los tratamientos?
Las razones emocionales que llevan a las personas a abandonar un tratamiento de fertilidad son complejas y variadas. Sin embargo, como mencionó el especialista en psicología de familia y pareja, entre las más comunes se encuentra el agotamiento emocional, ya que el proceso en sí es complicado y sacrificado, además de que las expectativas que tienen los pacientes no siempre se cumplen, lo que genera un desgaste emocional significativo.
Otro motivo es el miedo al fracaso, el cual suele ir acompañado de una pérdida de esperanza. Básicamente, cuando el sueño de ser padres parece cada vez más lejano, el impacto emocional se intensifica. Igualmente, el tratamiento puede afectar gravemente la relación de pareja, pues las tensiones y fricciones en la búsqueda de culpables pueden llegar a ser tan intensas que algunas parejas terminan separándose. En estos casos, asumir el costo emocional y económico de continuar un proceso de fertilidad asistida por cuenta propia ya no tiene sentido.
“En general, la carga emocional de los tratamientos de fertilidad suele ser más intensa que los efectos físicos. Muchos pacientes consideran que el impacto psicológico es uno de los mayores desafíos, debido a la falta de garantías sobre el éxito. La ansiedad constante y el miedo al fracaso generan una sensación de pérdida de control sobre el cuerpo y la vida, lo que lleva a cuidados extremos y al aislamiento social. Este aislamiento no solo responde al temor de preguntas incómodas, sino también a la necesidad de evitar riesgos físicos. Ciertamente, el desgaste emocional es tal que algunas personas experimentan un duelo anticipado, convencidas de que el tratamiento fallará incluso antes de recibir los resultados. Por ello, esta sensación de derrota desencadena un desánimo constante, lo que finalmente lleva a la pérdida de esperanza y al abandono del tratamiento”, sostuvo Muñoz.
¿Cuáles son las señales de alerta que indican que el desgaste emocional está poniendo en riesgo el tratamiento?
De acuerdo a la experta de la Clínica Internacional, entre las señales de alerta de un desgaste emocional durante un tratamiento de fertilidad se encuentran:
- Ansiedad constante por los resultados.
- Cambios en los patrones de sueño.
- Insomnio.
- Depresión o sentimientos de tristeza.
- Dificultad para concentrarse o prestar atención.
- Irritabilidad.
- Cambios de humor frecuentes.
- Aislamiento social
- Pensamientos negativos recurrentes, como pesimismo, culpa y obsesión por el tratamiento.
Por su parte, el psicoterapeuta indicó que, en la relación se pareja se puede observar un aumento de los conflictos y discusiones frecuentes sobre el tratamiento, dificultad de comunicación y sensación de distanciamiento, así como también disminución del deseo sexual, por miedo a interferir con el tratamiento o por pérdida de libido. Asimismo, las personas pueden presentar síntomas físicos, tales como cefaleas, problemas gastrointestinales, fatiga crónica, tensión muscular y pérdida de apetito.
“Detener un tratamiento de fertilidad es una decisión importante que debe tomarse cuando el bienestar emocional se ve gravemente afectado. Por consiguiente, es vital considerar estas señales que evidencian un impacto significativo en la vida personal y familiar. Es crucial tomar esta decisión con el apoyo de un profesional de salud mental y en conjunto con la pareja, entendiendo que detenerse no es un fracaso, sino una decisión informada basada en la protección del bienestar integral. Por ello, priorizar la salud mental es tan importante como la física, por lo que abrirse a nuevas opciones puede ser lo más saludable en cierto casos”, aseguró el doctor Soza.
¿De qué manera las personas pueden reducir la carga emocional y mental de los tratamientos de fertilidad?
Para prevenir la acumulación de carga mental y emocional durante un tratamiento de fertilidad, Marco Antonio Muñoz destacó algunas recomendaciones clave:
- Infórmate bien sobre el tratamiento: Cuanto más conozcas sobre el proceso, menos incertidumbre enfrentarás. Habla abiertamente con tu médico sobre las diferentes opciones, los posibles efectos secundarios y las tasas de éxito. Tener toda la información te ayudará a sentirte más preparado y con mayor control sobre el proceso.
- Busca redes de apoyo: Contar con el respaldo de la familia, amigos, tu pareja o incluso grupos de apoyo puede ser fundamental para llevar el peso emocional del tratamiento. Compartir tus experiencias con otros te permitirá sentirte acompañado y menos solo en este camino.
- Acompañamiento psicoterapéutico: La ayuda de un psicoterapeuta es esencial para afrontar las dificultades que puedan surgir. Este apoyo no solo proporciona contención emocional, sino que también te ayudará a mantener un equilibrio mental durante todo el proceso y a tomar decisiones informadas sobre continuar o detener el tratamiento.
- Prepárate para diferentes escenarios: Es importante estar preparado para cualquier resultado, ya sea de éxito, fracaso o la necesidad de intentar nuevamente. Un enfoque terapéutico te permitirá visualizar y gestionar estos escenarios de manera más clara, ayudándote a enfrentar los retos y las incertidumbres inherentes a los tratamientos de fertilidad.
- Fomentar la comunicación en pareja: La comunicación no solo implica hablar, sino también escuchar y empatizar. Por eso, crea un espacio tranquilo para que ambos puedan expresarse con comodidad. Escucha activamente y presta atención no solo a lo que dice tu pareja, sino también a cómo lo dice. Habla con claridad, evita generalizaciones y reconoce las emociones del otro, incluso si no coinciden con las tuyas.
- Practica el autocuidado: El autocuidado es clave para manejar la tensión emocional y física. Por ello, cuida tu cuerpo con ejercicio, buena alimentación, descanso y técnicas de relajación. Asimismo, expresa tus emociones, practica la gratitud y establece límites, así como también dedica tiempo a actividades que disfrutes para despejar tu mente y mantener el equilibrio emocional.
“Para manejar las expectativas sobre el éxito del tratamiento y evitar la autocrítica en caso de no lograr los resultados esperados, es fundamental que las personas expresen sus sentimientos y pensamientos. Esta autoexpresión les ayudará a tomar conciencia de sus emociones y a aceptarlas, lo que a su vez les permitirá manejar mejor su tolerancia a la frustración. Continuar perseverando en el logro de sus objetivos es clave, pero también utilizar frases de validación emocional que puedan reforzar la autoestima y ayudar a combatir pensamientos distorsionados”, sugirió Chávez Ochoa.
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