Jacques Custer alzó la mirada y vio una Lima distinta. Había regresado de Nueva York, ciudad que, en cierta forma, lo inspiró. “La primera vez que fui [para trabajar como asistente de fotografía de moda], me pareció muy dura. No me gustó la experiencia”, comenta. “Pero la segunda vez todo fue distinto. Salía a caminar con mi cámara en mano y captaba todos los edificios. Es una ciudad emblemática y quería tenerla en imágenes”.
Custer empezó a tomar fotos a los 14 años y con el tiempo se enamoró de la moda y de los retratos. Tras estudiar publicidad y luego fotografía, incluso se convirtió en uno de los fotógrafos más solicitados en las fiestas de Lima. La música sonaba alto, la gente bailaba y posaba para él. Sus noches eran largas, sí; pero dice que lo disfrutaba (“era como una adicción”). Sin embargo, un día viajó a Chicago y la arquitectura lo deslumbró. Así, su fotografía cambió. Las líneas y formas se tornaron en protagonistas y nacieron, por ejemplo, sus series “Identidad latente” (I y II).
LIMA QUERIDAHasta hace unos meses, lo que tenía en mente era armar una muestra sobre los edificios de la Gran Manzana, pero al retornar a nuestra capital cambió de opinión. “Pensé que no la había visto de verdad. A veces uno camina sin mirar hacia arriba y solo se ve... no sé, los zapatos”, cuenta. Caminó por Miraflores, por el Centro de Lima y también por la avenida Arenales. Su atención la fijó en edificios antiguos y con color, esos que podrían resaltar, pero debido al descuido o el tono gris del cielo, pasan desapercibidos. “Esos que poco a poco van desapareciendo... Es raro. Uno vive en un lugar, pero no necesariamente ve formas distintas”. Con el tiempo, concluyó su más reciente serie, “Metamorfosis de la ciudad”, que se expone hasta el 22 de agosto en La Galería, en San Isidro.
Sobre ella, el curador Nicolás Tarnawiecki Chávez dice: “Las ventanas de los edificios parecen hacer las veces de los ojos o espejos de la realidad. En ellas se deposita lo que la ciudad permite ver en su reflejo. En las mismas ventanas podemos ver un cambio y adaptación de lo que va pasando en el proceso urbano mayor. El aumento de carros, de gente, de nuevas construcciones y modificaciones a la imagen de la ciudad. Uno puede pensar que a pesar de los cambios en las ventanas, los edificios se mantienen como estructuras más sólidas, más consolidadas”.
REFLEXIONESSon once obras las que forman parte de la muestra. Algunos edificios son reconocibles a simple vista, pero hay otros que parecen extraídos de una realidad aparte. Y en realidad lo son, pues Custer aísla cada una de las fachadas de su entorno. “Así puedes ver su verdadera esencia: tienen color, tienen textura”.
La experiencia depara entonces una reflexión sobre nuestro espacio. De hecho, esa es una de las principales razones por las que aquel joven que alentaba el desvelo y las madrugadas con su cámara, sea hoy el artista que es capaz de encontrar en los edificios de una urbe, recuerdos y costumbres. “Cuando fotografío un espacio, hago que exista para mí”, dice. Desde entonces se convierte en su recuerdo.