
Una madre y su hijo, ambos ciudadanos de Nueva Zelanda, creyeron que no tendrían inconvenientes para reingresar a Estados Unidos, pues tenían una solicitud de Green Card pendiente. Sin embargo, un detalle que la mujer no tomó en cuenta provocó que sean detenidos por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Actualmente, permanecen en el Centro de Detención de Dilley, en Texas.
Este es el caso de Sarah Shaw, una empleada estatal que vive en Everett, perteneciente al Condado de Snohomish, Washington. Según información de Fox 13 Seattle, ella viajó a su país natal para dejar a sus dos hijos mayores con sus abuelos, pero tuvo en mente retornar al país estadounidense, donde pasó gran parte de su vida.
Por esa razón, intentó reingresar a este país desde Vancouver, Columbia Británica, junto a su último hijo. Sin embargo, ambos fueron detenidos porque no renovaron su permiso de viaje. En un principio, Sarah consideraba que su autorización de trabajo y viaje se extendieron debido a los avisos de recibo que se le habían notificado, pero dicho aplazamiento solo cubría el ámbito laboral.

Se trataría de un error administrativo
Ante esta situación, su abogada Minda Thorward consideró que esto se debe a un error administrativo y que este no era motivo suficiente para que su clienta fuera arrestada junto a su hijo. Además, señaló que ambos tenían toda la facultad para reingresar sin ningún inconveniente.
Durante su estancia en Estados Unidos, Shaw se ha caracterizado por ser un inmigrante ejemplar, pues no cuenta con antecedentes penales. Además, laboraba en el Departamento de Niños, Jóvenes y Familias del Estado de Washington, asesorando a menores de edad que estaban recluidos en un centro de detención juvenil.
Su representante legal considera que el arresto de estas dos personas es “innecesaria y cruel”, especialmente por el menor, cuya documentación estaba en regla.

Pidió la libertad de su hijo
Victoria Besancon, una amiga cerca de Sarah, contó lo que esta última está atravesando mientras se encuentra recluida. Dice que es la primera vez que la ha escuchado llorar; además, la propia Shaw jamás imaginó que viviría esta situación y, a causa de esto, se siente como una “delincuente”.
Estar recluida en este centro de detención ha provocado que Sarah se encuentre estresada, pero está tratando de ser fuerte ante esta situación y sigue teniendo esa esperanza de que esta pesadilla llegue a su fin.
Según la abogada Thorward, la madre está solicitando de manera reiterada que su último hijo sea puesto en libertad, pero el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) no aceptó esta petición. La situación se agrava, pues Sarah está en riesgo de ser deportada.

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