A inicios del 2020, cuando el mundo empezaba a alarmarse por la propagación del COVID-19, el crucero Diamond Princess tuvo que esperar durante semanas frente a las costas de Japón antes de que sus pasajeros y tripulantes pudiesen desembarcar. Las autoridades niponas pusieron al navío en cuarentena a causa de un caso de coronavirus. Finalmente, 13 personas murieron. Casi dos años después, la industria de cruceros lucha por reactivarse, pero la variante ómicron amenaza con frenar sus intentos de volver a surcar el mar.
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En las últimas semanas algunos reportes de prensa daban cuenta de titulares como estos: “El crucero Carnival regresa a Miami con un ‘pequeño número’ de casos de coronavirus”, “Royal Caribbean informa de decenas de casos en un crucero que salió de Florida el sábado”, “Un crucero regresa a Miami con 48 casos de coronavirus”, “Un crucero regresa a Nueva Orleans con 17 casos de coronavirus a bordo”.
En medio de ese escenario, las autoridades sanitarias de Estados Unidos advirtieron a los ciudadanos esta semana que no viajen en cruceros, incluso si tienen sus dos o tres dosis de vacunas contra el COVID-19, debido a brotes de la variante ómicron en esos navíos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) investigan cerca de un centenar de contagios en cruceros en los últimos siete días y afirmaron que al menos 5.000 casos de COVID-19 se presentaron en cruceros entre el 15 y el 29 de diciembre. Por ese motivo aumentaron su advertencia de viaje para cruceros al más alto nivel.
“El virus que causa el COVID-19 se propaga fácilmente entre las personas en espacios cerrados a bordo de los barcos, y la probabilidad de adquirir el COVID-19 en los cruceros es muy alta”, incluso si la gente está totalmente vacunada y ha recibido un refuerzo, dijeron las autoridades.
En marzo del 2020, los CDC suspendieron todos los cruceros, período que se extendió 15 meses. En junio autorizaron que estos barcos volvieran a navegar bajo nuevas condiciones sanitarias estrictas, pero el aumento de casos a causa de ómicron volvió a poner el foco sobre estos navíos.
El avance de ómicron y las nuevas olas de la pandemia continúan frenando los planes de fin de año de muchos viajeros ya sea por decisión de las navieras, porque se contagiaron, por temor a contraer el virus o por las acciones de los gobiernos, que tienen la última palabra a la hora de permitir la llegada de las embarcaciones a sus países.
Falta de transparencia
En un comunicado, la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) calificó la decisión de los CDC de desconcertante y decepcionante, y señaló que los casos identificados en cruceros constituyen una minoría muy pequeña de la población total a bordo y mucho menos que en tierra. Agregó que la mayoría de esos casos son asintomáticos o de naturaleza leve.
“Ningún entorno puede ser inmune a este virus; sin embargo, también se da el caso de que el crucero proporciona uno de los niveles más altos de mitigación demostrada contra el virus. Los cruceros ofrecen un entorno altamente controlado con medidas respaldadas por la ciencia, pruebas conocidas y niveles de vacunación muy por encima de otros lugares o modos de transporte y viaje, y tasas de incidencia significativamente más bajas que en tierra”, señaló la organización.
En un artículo reciente, el diario “The New York Times” afirmó que si bien muchas líneas de crucero están reforzando sus reglas sanitarias también van en aumento las críticas sobre la falta de transparencia en la notificación de casos positivos de COVID-19 a los pasajeros y miembros de la tripulación.
El medio explica que desde que la industria de cruceros reinició sus operaciones en Estados Unidos en junio, la mayoría de las compañías de cruceros exigen vacunas completas para la tripulación y la mayoría de los pasajeros, y han implementado protocolos estrictos para identificar los casos y minimizar su propagación. Sin embargo, con el avance de las variantes esas medidas se han puesto a prueba.
Apunta también que la mayoría de las compañías de cruceros no anuncian públicamente la cantidad de casos de coronavirus identificados durante los viajes, pero todos los cruceros que operan desde y hacia puertos de EE. UU. deben enviar números diarios a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, que informan al público si el número de casos está por encima o por debajo del umbral óptimo según la agencia.
“Compartir estos datos es uno de los muchos requisitos del marco para la orden de navegación condicional, una serie de pautas de los CDC que las compañías de cruceros deben seguir para operar en aguas de EE.UU.”, explica el medio.
Recomendaciones
En su página web, la CDC brinda algunas recomendaciones para los pasajeros de cruceros, aunque su principal consejo es evitar viajar en ellos.
Entre sus indicaciones señala que si viaja en un crucero la persona debe asegurarse de estar completamente vacunada antes de iniciar el trayecto y de obtener una dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19 si es elegible.
Además, las personas que abordarán un crucero deben hacerse la prueba de descarte de coronavirus entre uno y tres días antes de su viaje y de tres a cinco días después de su viaje, independientemente del estado de vacunación o los síntomas.
También se recomienda que, además de las pruebas, los pasajeros que no estén completamente vacunados deben ponerse en cuarentena durante cinco días completos después del viaje en crucero.
Las personas que viajan en cruceros deben usar una mascarilla para cubrir la nariz y la boca cuando se encuentren en espacios compartidos.
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