
La inocuidad de los alimentos
Resumen generado por Inteligencia ArtificialEn el contexto actual de crisis alimentaria global, donde más de 700 millones de personas padecen hambre según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), es indispensable comprender que la seguridad alimentaria no puede analizarse únicamente desde la disponibilidad o el acceso a los alimentos. Un componente esencial, y muchas veces ignorado, es la inocuidad: la garantía de que los alimentos no representan un riesgo para la salud humana.
En el Perú, más del 50% de la población vive en condición de inseguridad alimentaria moderada o severa. Esta realidad se traduce en millones de personas que, incluso cuando acceden a algún tipo de alimento, lo hacen sin la certeza de que sea inocuo, es decir, libre de contaminantes biológicos, químicos o físicos. El consumo de alimentos contaminados tiene consecuencias graves, desde enfermedades gastrointestinales hasta problemas de desarrollo en niños.
La inocuidad alimentaria debe ser entendida como un eje técnico y transversal en toda la cadena agroalimentaria: desde la producción primaria hasta el consumo final. Requiere la implementación de buenas prácticas agrícolas, una logística de transporte y almacenamiento bajo control, protocolos de manipulación en centros de distribución, y una estrategia de educación alimentaria para los consumidores. No se trata solo de evitar enfermedades, sino de construir un sistema alimentario sostenible, justo y resiliente.
Desde el Banco de Alimentos Perú, sabemos que rescatar alimentos no es únicamente una acción contra el desperdicio: es también un compromiso con la salud pública. En el 2024, logramos rescatar más de 50.000 toneladas de alimentos aptos para el consumo, que se transformaron en más de 200 millones de raciones distribuidas en 23 regiones del país. Esta labor exige una evaluación rigurosa de cada producto, criterios técnicos de clasificación y personal capacitado.
Nuestro compromiso con la inocuidad va más allá del cumplimiento normativo, ya que contamos con una red que involucra a más de 1.500 organizaciones sociales, entre ollas comunes, comedores populares, albergues y asentamientos humanos, garantizar que los alimentos lleguen en condiciones seguras es un principio ético y operativo. Porque en contextos de alta vulnerabilidad, un alimento contaminado puede tener consecuencias más graves que en contextos formales o con acceso a atención médica inmediata.
Es importante promover la inocuidad alimentaria mediante capacitaciones continuas sobre selección, manipulación, conservación y cocción segura de alimentos. Asimismo, supervisar que las donaciones cumplan estándares de calidad y brindar recomendaciones sobre transporte y uso, asegurando que los productos lleguen en óptimas condiciones a las mesas de las organizaciones beneficiarias. Cuando los productos se conservan, transportan y manipulan adecuadamente, su vida útil se extiende y su valor nutricional se preserva. Esto no solo optimiza recursos; también permite que más personas accedan a alimentos seguros.
Combatir la inseguridad alimentaria exige un enfoque integral. La inocuidad no es un lujo técnico: es un derecho básico y un pilar estratégico para la salud pública, la justicia alimentaria y la sostenibilidad. En el Banco de Alimentos Perú estamos convencidos de que, solo asegurando estos estándares, podremos avanzar hacia un país donde ningún alimento se desperdicie y ninguna vida se ponga en riesgo por falta de acceso a comida segura.

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